Mis nervios habían incrementado y ya no podía pasar más tiempo sentada en aquella incómoda silla a la espera de mi padre. Estábamos a punto de lanzar una bomba y no teníamos ni idea de cómo detonaría al caer.
-No sé que estás tramando pero no resultará.- Anunció mi padre al verme fuera de la sala en la que Lauren aguardaba con su nuevo abogado.
-Papá. Podemos decirte la verdad.- Dije siguiéndolo de cerca hasta su oficina en la que me adentré rápidamente asegurándome de cerrar la puerta tras de mí.
-Camila debes entenderlo. Ella está siendo juzgada por un asesinato, y no por robar el cambio de las compras.- Ironizó dándose la vuelta para mirarme.
-Debes escucharme. Podemos hablar pero sólo para ti.- Frunció el ceño pero sin embargo me permitió continuar- Es algo que hace casi un año me parecía completamente imposible pero no.
-¿De que estás hablando?
-De....de algo sobrenatural.- Murmuré por lo bajo esperando una expresión por su parte- No tienes que entender mucho por ahora. Sólo acompáñanos y podrás saber la verdad.
Sus ojos se ablandaron y una sensación de alivio me recorrió el cuerpo mientras continuábamos inmersos en un silencio abrumador. Pasó una mano por su rostro evitando mi mirada y clavando la suya en un punto fijo de la sala.
-No sé que está pasando pero estoy dispuesto a escuchar.
-Eso es todo lo que necesito.
...
-Bien. Aquí estoy.- Le lancé una fugaz mirada a la ojiverde mientras pensaba en las palabras exactas para poder hablar- ¿Alguna de las dos dirá algo?
-No es nada fácil de explicar.- Comenzó Lauren haciéndole frente a mi padre desde su lugar- Pero creo que tendremos que mostrártelo.- Mis ojos se abrieron como platos y ella asintió.
-¿Qué es lo que deben mostrarme? ¿Qué puede ser tan extraño?
-Créeme no lo creerás cuando lo veas.- Murmuró antes de ponerse en pie y jalar de las cadenas que la mantenían esposada rompiéndolas casi sin esfuerzo.
Mi padre quedó sorprendido pero aún así no se movió de su lugar al otro lado de la habitación. Entonces dándome una última mirada, la Alpha cerró sus ojos por breves segundos antes de que en ellos resplandeciera aquel intenso color rojo mientras sus garras y colmillos salían a la luz acompañados de un gutural gruñido. Observé a mi padre quien tragó fuertemente y con manos temblorosas se apresuró a tomar el arma que descansaba en la funda de su cinturón.
-¡Aléjate!.- Murmuró sin dejar de apuntarla y quitando el seguro del arma.
-¡No papá! Debes estar tranquilo.- Me sitúe frente a Lauren estirando mis manos en un gesto de detención.
-¿De qué hablas Camila? ¡Aléjate de ella!
-Por favor debes bajar el arma. Llamarás la atención de los demás papá.- Supliqué sin tener éxito, estaba decidido a disparar.
Pero entonces luchando contra mi voluntad repetí el mismo procedimiento de Lauren sintiendo mi respiración irregular. En cuanto abrí mis ojos para observar a Alec aún más anonadado supe que ya estaba hecho. Sabía lo que éramos.