Capítulo 11 Mi nombre

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Me estremecí al sentir sus labios sobre los míos, un beso casto, una parte de ambos que sin palabras admite la existencia de más que un simple cariño, silencioso, que no se puede decir y tampoco quiere ser escuchado, sólo se debe sentir sin remordimiento.

Aunque nos terminé condenando a ambos.

Nuestras miradas se cruzaron al tiempo que él sacaba mi camiseta por mi cuerpo, un aire frío me recorrió al saber que era lo que ambos deseábamos, no me pude contener y salte sobre él, rodeando sus caderas con mis piernas y su cuello con mis brazos.

Un nuevo beso, esta vez más intenso dejaba ver sus ganas desesperadas de estar conmigo. Se inclinó en la cama para dejarme recostada mientras se sacaba la camiseta de la pijama, sus brazos estaban tensos y yo ansiosa porque me abrazaran.

Los latidos de mi corazón se aceleraron al sentir su cuerpo sobre el mío mientras que sus manos subían y bajaban en mi estómago, trataba de encontrar su mirada, pero estaba concentrada en mi cuerpo y no en mi rostro.

Sus labios tocaban mi cuello mientras que toqué su espalda con mis manos, pude sentir como él se detuvo un instante ante mi tacto, tal vez no debía de hacerlo, pero no pude evitar encajar mis uñas en su espalda al sentir un dolor en el cuello... un mordisco.

Una mordida juguetona que probablemente dejaría marca.

Lo dejé pasar al sentir como desabrochaba mi short y lo deslizaba por mis piernas para quitarlo completamente. Sus besos eran cada vez más feroces como si se hubiera reprimido durante años.

Mis ojos se dilataron al sentir sus dedos tocando mis piernas y dándoles un pequeño apretón, me mordí el labio inferior al sentirlo.

No sé cómo explicarlo.

Quería que continuará, pero estaba aterrada, a la vez quería que se detuviera.

Me sentía acorralada.

Comenzó jugando con sus manos rozando mis bragas y traté de contener un pequeño grito de sorpresa al experimentar como su mano se deslizaba dentro de ellas.

-Ale...Alexander. Dije en un leve murmulló que él pareció no escuchar, levanté la voz un poco más. -Alex... necesito que me digas algo.

-Lo que quieras, pero ahora no. Shhh. Déjame seguir, haré lo que quieras después. ¡Lo prometo!. Contestó besando mi estómago y no pude evitar sentir un cosquilleo.

¿Lo que quiera? ¿Realmente lo decía en serio?

-Es importante. Insistí nuevamente, pero él trataba de silenciar me con sus intrépidos besos.

-¡Joder! Ahora eres mi Zorra y no quiero que hables. Murmuró tomándome del cuello mientras que sus manos seguían jugando con mi piel.

No me gusta que me llamé "Zorra". Era posesivo y humillante.

-¿Cuál es mi nombre?. Pregunté sintiéndome estúpida al instante ¿Por qué iba a decírmelo ahora? Después de tantos años de ruego.

Él bajo el cierre de sus jeans mientras se abría paso entre mis piernas y sus labios volvían a enfocarse en mi cuello seguido por algunos mordiscos. Mis ojos están puestos en el techo color azul marino de la habitación.

No estaba lista para esto.

No quería que fuera de este modo.

-Detente. Solté sin más, él no se inmutó todo lo contrario parecía más agresivo. -¡Para! No quiero. Dije dándole un pequeño empujón y él de inmediato reaccionó dejándome de tocar y dedicándome una mirada atónita para luego ponerse de pie y subir el cierre de sus jeans para luego buscar su camiseta. También comencé a buscar mi ropa y a vestirme.

-Lo siento Lucy. Dijo en un murmulló casi inaudible.

-¿Lucy?. Repetí en forma de pregunta.

-Lucia, ese fue el nombre que mamá eligió. Contestó con una sonrisa que parecía más una pequeña mueca. -He sido un idiota contigo, pero eso se acabó... Te diré todo lo que quieras saber, sólo necesito que trates de entenderme ¿sí?

RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora