Capítulo Extra: Demasiado tarde.

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La oscuridad es un vacío, aliado del silencio.

No entiendo que es lo que hice, por que él me odia, me lástima y tortura hasta dejarme sin nada, pensé que no tenía esperanza hasta que ella me ayudó a escapar, con el único propósito de destruir todo lo que Alexander ama.

Alexander, años atrás...


Camino por las calles con paso firme y sin detenerme un solo instante, mientras jugueteo con un encendedor completamente convencido de que estoy haciendo lo correcto, ese maldito idiota se lo merece, todo es su culpa y tiene que pagar por ello.

Apresuro el paso hasta detenerme bajo una farola que ilumina la calle en penumbra y mirojeo la hermosa casa de par en par, para rodearla hasta encontrar el hueco que había hecho hace unos días en la cerca, me pongo de cuclillas y me cuelo dentro, tratando de no hacer ningún ruido para no alertar a nadie.

Se siente tan bien.

Cuando comienzas a planear algo a escondidas de los demás, tú vida se llena de adrenalina combinada con una paz interior, cada minuto a cualquier hora, llega a tu mente tu pequeño recuerdo y sonríes al saber eso que tu mente tanto anhela y cuando estas a punto de llevar a cabo, la obra final. Existe una gran euforia creciendo dentro de ti y a la vez te sientes orgulloso de cada uno de los pequeños detalles que imaginaste durante días, meses e incluso años para poder deshacerte de una carga, son exactamente iguales y tontamente evidentes para cometer tu gran acto.

Camino a hurtadillas por el jardín trasero, tomando el tiempo necesario de observar la sombra de cada uno de los pétalos de las flores hasta que finalmente alzó mi mirada para observar la puerta sin seguro con una gran accesibilidad de entrar a la casa.

Los pequeños detalles que parecen ser
invisibles para algunos , suelen ser grandes ventajas para otros.

¿Quién podría decir que llevaba meses merodeando la casa hasta conocer el más mínimo rincón? Muy pocas personas pueden apreciar los pequeños descuidos que cometen los profanadores.

Se hablan muchas cosas, esas cosas suceden todos los días, a cualquier hora y a cualquier familia, pero a la tuya no. Por que siempre le sucede a otra desafortunada, a ti nunca, al menos con ese pensamiento te mantienes tranquilo.

Giré la perilla de la puerta sin ningún problema ya que no esta bien cerrada gracias a un trozo de papel colocado dentro del hueco del seguro impidiendo que este se engaché totalmente para entrar y cerrar.

Entró a la cocina inhalando el naúseabundo olor de una casa llena de hipocresía y cierro la puerta tras de mí, a la vez que recuento todo lo que tengo que hacer y cuidando todos los detalles que pueden provocar que me atrapen. Subó el cierre de mi suéter negro asegurando la gorra y cubriendo mi rostro a excepción de mis ojos, palmeo mis manos entre sí para asegurarme de llevar los guantes puestos y no dejar ninguna huella.

Todo es tan jodidamente fácil.

Abrir la pequeña alacena de la cocina para sacar un frasco repleto de aceite para cocinar y subir las escaleras hasta el segundo piso para encontrarne de camino con una tediosa foto enmarcada en la pared de una familia feliz, sonriendo ante el lente de la cámara, sin imaginar que las niñas de la fotografía son producto del pecado entre una cualquiera y el maldito que se hace llamar mi padre, paso de largo y terminó de subir las escaleras hasta posicionarme frente a una puerta, giro la perilla para dar un pequeño vistazo de la habitación poco iluminada debido a la escasez de la electricidad y solo el pequeño destello de la luz de la luna entrando por la ventana para dejar al descubierto dos pequeños bultos cubiertos por edredones y durmiendo plácidamente, dejo la puerta entre abierta para entrar en la siguiente habitación, mi objetivo.

RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora