Skyler
“Dicen que las personas que son malas irán al infierno pero yo creo que lo que la gente no sabe es, que para ser malo tienes que haber sobrevivido a un infierno”. Escribo aunque realmente parece que solo he me he dedicado a garabatear algo incomprensible pero no puedo hacer gran cosa en el comunitario, al parecer una tormenta se adelantó y todas las personas han abordado el mismo bus que yo, aunque por suerte he tomado un asiento junto a un niño de algunos diez años, no tengo idea de donde esta su mamá o si viaja con alguien pero no le prestó mucha importancia y vuelvo a leer lo que acabo de escribir en una de mis libretas con tinta rosa mientras que dejo el pensamiento flotando en mi mente a la vez que guardo la libreta en mi mochila y abrazo esta contra mi pecho para recargar mi cabeza en la ventanilla y respirar hondo mirando las gotas de lluvia deslizando se por el cristal y el cual hace que adopten cierto brillo en medio de la noche, como si fuera un verdadero concierto de perfectas gotas de lluvia estrellándose desde el cielo hasta perderse en un charco en medio de la calle.
Cierro mis ojos tratando de imaginar me fuera del colectivo en medio de la lluvia con los pies descalzos y una sonrisa en el rostro mientras mis sentidos se amplian y puedo oler el delicioso aroma de café recién hecho que el señor detrás de mí bebe, sujetando un pequeño maletín de color gris. Y la visión es hermosa, me hace sonreír pero de un momento algo cambia.
La noche está en su plenitud y sigue lloviendo con más intensidad un rayo azota en una ventana de cristal con persianas y hay una niña en la cama, no puede tener más de ocho años y abraza con fervor a un oso de peluche con un lazo azul contra su pecho mientras que un horroroso estruendo la hace saltar de la cama y correr por el pasillo a toda velocidad en medio de la oscuridad hasta detenerse frente a una puerta entreabierta que deja al descubierto un rayo de luz y por primera vez la niña de ojos grandes sonríe mientras entra a hurtadillas a la habitación de sus padres pero no quiere sentirse tonta por dormir con ellos y al mirar la cama vacía con la luz del sanitario encendido le parece una excelente idea esconderse en el armario junto a su oso de peluche, así que sin perder tiempo se mete dentro antes de que sus padres desocupen el sanitario y la vean.
No pasa más de un minuto para que la niña vuelva a sentir sueño pero se mantiene alerta en cuanto ve por un orificio del armario la sombra negra de una pareja abrazándose y riendo tanto que ni se molestan en apagar la electricidad del baño, así que la niña se queda en la oscuridad a excepción de la luz que entra hasta los orificios del armario.
-¡Shh! Nos pueden escuchar. Murmura una voz femenina que la niña reconoce pero no puedo localizarla debido a la oscuridad. -Será mejor que me vaya.
-¿Irte? Para nada, te quedarás conmigo toda la noche.
-Ya hablamos de esto, no me parece correcto tu sabes que...
-¡Sé que no estás aquí para dar me lecciones de moral!. Dice nuevamente una voz pero en un tono más elevado y molesto por el comentario de la primera voz.
-Ella no merece esto, es una porquería lo que tú y yo hacemos. Comenta con cautela la primera voz para luego soltar un pequeño grito que hace que la niña dentro del armario traté de mirar más por el orificio aunque solo ve un juego de sombras besándose.
-Una porquería que te fascina ¿no?. Se burla la segunda voz y de repente las sombras se separan por completo.
-No es gracioso, ya te he dicho que mejor no. Dice la sombra más baja y con cabello largo que ha empujado a la otra sombra más alta y al principio le pareció gracioso que dos sombras se estuvieran peleando, su hermano no le iba a creer pero justo cuando una sonrisa se formo en sus labios la sombra número dos le pegó a la sombra número uno y la niña ahoga un pequeño grito y se tapa la boca con ambas manos mientras sus ojos se abren como platos justo después que la sombra número uno le devolviera la cachetada a la sombra número dos diciendo algo que la niña no logro comprender.
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RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETA
Non-FictionNuestros padres murieron hace ocho años. Él nunca me haria daño, porque soy su princesa. Él cuida de mi y nos mantiene a salvo. Él es un buen hermano. O por lo menos eso me obliga a decir. Si miras con atención tras la ventana de nuestra casa, sabrá...