Después de darme una ducha, salí de la habitación para encontrarme con una sala-comedor moderna en tonos claros con un piso de madera, busqué a Alex para encontrarlo recostado en un gran sofá de color blanco comiendo dulces de colores que había servido en un plato de cristal mientras jugaba un video juego conectado a la pantalla como un niño de 10 años.
-¿Puedes venir un segundo?. Preguntó sin dejar de ver el televisor que proyectaba a un soldado disparando a matar contra una oleada de zombies, caminé hasta él y tomó mi muñeca dándole un tirón para que me acueste en un lado con él en el sofá.
Cruzó uno de sus brazos soteniendo el control del video juego por encima de mis hombros para poder seguir jugando mientras que el otro brazo abrazaba mi cintura
Ambos mirábamos el juego recostados de lado, estuvimos al menos veinte minutos así hasta que su mano libre empezó a subirme la blusa y me removí incómoda ante su tacto hasta que aparte su mano de mí de forma delicada y me puse de pie provocando que él pusiera el juego en pausa.
-¿Te molesta que te toqué?. Preguntó poniéndose de pie y tomándome nuevamente por la cintura con un poco más de brusquedad.
-Es raro que todo siga así, como si el accidente no pasó nunca. Dije colocando mis manos sobre sus hombros para apartarlo un poco.
-¿Quieres saber lo que pasó? Tenías roto el pie y el hombro dislocado, además que quedaste en coma casi tres meses, desde entonces te estuve cuidando a ti y a el bebé preparando una papilla todos los días para que no te conectarán un tubo para que comieran, eso fue lo único que pasó. Deberías agradecer un poco todo lo que hice por ti. Dijo volviendo a recostarse en el sofá y continuar con el juego.
Notaba la molestia en su rostro.
-Me refiero a que pasó antes... ¿Cómo me encontraste?. No tenía identificación, ni celular, nada. Cuestioné cruzando me de brazos mientras el reía sin prestarme atención.
-Esto parece un interrogatorio. Dijo y me interpuse entre el televisor y Alex para que me prestará atención. -Quítate.
-Eras tú ¿verdad?. Dije a pesar que sabía la respuesta, yo sabía lo que paso ese día. -Tú fuiste el auto que provocó el accidente.
Alexander me miró a los ojos lanzando un suspiro dejando el control del juego a un lado.
-Tú me provocas te. Dijo bajo, presionando el puente de su nariz tratando de controlarse.
-Yo no hice nada.
-Te fuiste con ese imbécil ¿Cuántas veces te fugabas con él a mis espaldas?.
-¿Cómo te atreves?. Pregunté llena de indignación.
-¿Cómo te atreves tú a tratar de volver a lo que ya habíamos superado? ¿Por qué no olvidar todo y empezar de cero?
-¿Superar? No, tu lo que has tratado es hacer como si nada hubiera pasado ese día... ¿ Dónde está Sebastían?
-¿Por qué no te olvidas de él? ¿Tanto te gusta?. Cuestionó tratando de jalarme pero me moví rápido y no pudo tomarme.
-Me gustas tú pero necesito saber.
-¿Qué más da donde está? ¿Por qué te enfocas tanto en eso? Tú estás conmigo y eso es lo que importa, estás viva, sana y hermosa como antes, incluso mucho más hermosa que antes. Comentó apartando unos mechones de cabello de mi cara.
-Estas mal. Dije retrocediendo unos pasos para atrás antes que él volviera a tomarme por la cintura mientras que forcejeaba para liberarme inútilmente.
-Puedo estar mal pero tú... tú estás aún peor por estar conmigo cuando sabes que solo te hago daño. Pronunció quedito para luego robarme un beso brusco.
-Eres un imbécil.
-Y tú eres una ilusa.
-¡Suelta me!. Grité clavando le las uñas en los hombros tan fuerte como pude.
-No te hagas, no quieres que te suelte. Dijo besándome nuevamente mientras que ambos caminabamos al sillón y me dejaba tumbar en él.
-¿Dónde está?. Susurré contra sus labios.
-Si me das otro beso, te digo. Contestó volviendo a unir nuestros labios de manera brusca. -Hospital... pero no puedes verlo... estamos en Provincia. Dijo encima de mí. -Ya contesté tú pregunta ahora quiero mi recompensa. Dijo comenzando me a subir la blusa pero antes de poder hacer algo el timbre de la puerta sonó haciendo que Alexander soltará un gruñido de frustración al tener que pararse para abrir la puerta mientras que yo me acomodaba la camiseta.
Gracias al cielo se detuvo.
Aún no me sentía bien y tan solo pensar en estar con él me revolvía el estómago.
Por ahora no podía estar con él, al menos no hasta saber que fue lo que pasó y tener una idea clara de que pasará conmigo y con el bebé.
Sí él quiere que seas suya no podrás evitarlo y el bebé puede pagar las consecuencias, él te lo ha advertido así que cambia esa actitud. Se linda.
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RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETA
Literatura FaktuNuestros padres murieron hace ocho años. Él nunca me haria daño, porque soy su princesa. Él cuida de mi y nos mantiene a salvo. Él es un buen hermano. O por lo menos eso me obliga a decir. Si miras con atención tras la ventana de nuestra casa, sabrá...