-Buenos días Lucy, espero que tuvieras una linda noche. Comento desatando la después de haber me duchado, tardó unos segundos en quitar le por completo las sogas hasta dejar la completamente libre y ella sale corriendo de la habitación.
Me quedó para guardar las sogas y mover la silla al comedor, salgo en busca de Lucy quién a entrado en el sanitario, supongo que han sido demasiadas horas para ella estar inmóvil.
-Tengo que ir me, recuerda que debes seguir las reglas de la casa, regresaré para cenar, te he dejado comida en la mesa. Digo avanzando hacía la salida de la casa para montar me en el coche.
Creo que el no dormir anoche me ha sentado de maravilla, me siento con más energía aunque he tenido un pequeño mareo al levantar me pero fuera de eso, el día ha comenzado maravilloso aunque tengo que aceptar que la idea de ver al abogado de mi padre no me hace tanta gracia.
Gracias al cielo no tendré que conducir hasta el otro lado de la ciudad ya que para mi suerte la notaria queda a un par de avenidas al sur de la casa, aunque no dejó de preguntar me ¿por qué el viejo conducía hasta acá para ver el asunto de un testamento y jamás se dedicó a visitar me para saber por lo menos sí seguía vivo?.
Maldito egoísta.
Una pequeña agencia de abogados de color gris se cruza en mí camino, miró la hora 7:45 a.m. he llegado más temprano de lo acordado pero al mal paso dar le prisa ¿no?. Me he estacionado para bajar y entrar en la notaria en donde de inmediato me recibe una señorita tras un escritorio usando una computadora.
-Buenos días, soy Alexander Dinnar y tengo una cita con el abogado Gerardo Figueroa.
-Claro, me permite un segundo. Dice para avisar por el teléfono mi llegada y después guiarme hasta el despacho del dichoso abogado al cual saludo por educación, es un tipo mayor y un poco obeso que usa traje y una corbata impecable, me pide que tome asiento en una de sus sillas de piel, miró su oficina para dar me cuenta que la persona responsable del diseño tiene buen gusto.
-¿Podemos tratar el asunto lo más rápido posible, por favor? Tengo cosas que hacer y no me gustaría llegar tarde.
-Lo entiendo señor Dinnar pero créame que este asunto le interesará más de lo que se pueda imaginar.
-Bueno, lo escucho. Dije viendo la placa dorada sobre su escritorio con su nombre en letra cursiva.
-Primero que nada quiero ofrecer le mi más sentido pésame respecto a su padre, era un gran hombre aunque había cometido muchos errores pero creo que al final realmente sabía que había hecho mal, así que trato de compensar lo un poco con un testamento. Menciona sacando una carpeta con varias hojas.
-Podemos omitir la lectura, supongo que usted sabe de que trata. Digo en un tono descortés.
-Bueno si así lo desea estoy a sus órdenes, su padre pensó que usted y su difunta madrastra de alguna manera tendrían un vínculo más estrecho sí tuvieran un fin común, y vio esto cómo una solución en caso de que el llegará a fallecer así que decidió nombrar lo como su albacea, según los términos acordados la herencia de su padre que por cierto es una considerable suma, se debería de dividir entre sus tres hijos, pero desgraciadamente su padre, su madrastra y una de sus hermanas fallecieron dejando como únicos herederos a su hermana y a usted.
-Pero ella es menor de edad y desapareció tras el incidente. Agregó rápidamente.
-Ese es un buen punto señor y consultando con la ley usted puede asumir el monto total de la herencia siempre y cuando tenga presente que la mitad de todo le pertenece a su hermana que mientras no sea mayor de edad no puede reclamar absolutamente nada pero si ella llegará a aparecer puede asumir el 50% de la herencia, en cambio en el peor de los casos para una pobre niña desaparecida que puede ser declarada muerta por la autoridades correspondientes, usted podrá asumir y usar con libertad el total de todo.
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RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETA
Non-FictionNuestros padres murieron hace ocho años. Él nunca me haria daño, porque soy su princesa. Él cuida de mi y nos mantiene a salvo. Él es un buen hermano. O por lo menos eso me obliga a decir. Si miras con atención tras la ventana de nuestra casa, sabrá...