Capítulo 2 Realidad

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No puedo evitar abrir los ojos e inmeditamente los vuelvo a cerrar porque me quema la luz del sol y a tientas me pongo de pie para cerrar las persianas de mi habitación y aunque mi primer impulso es regresar a la cama, eso le vendría de maravilla a mi espalda adolorida pero me detengo en seco al ver la hora en el reloj de la alarma.

Es tardísimo.

Abrí el armario y busco cualquier prenda de ropa casual para dejar la pijama azul a cuadros negros que tengo puesta y me encuentro un jersey en color gris y me saco la camiseta blanca para ponermela pero justo cuando la tela esta entrando por mi cabeza escucho unas ruidosas carcajadas a mi espalda.

-¿Qué es lo gracioso?. Cuestioné  terminando de ponerme el jersey.
-¿Por qué aún no estás lista para ir a la iglesia?. Le pregunto y parece que ella a pasado una noche de maravilla aunque no dudo que tenga un poco de resaca por la borrachera que se ha pegado anoche, sin embargo su cara luce como de costumbre solo que esta vez tiene el cabello recogido en un moño mal hecho y tiene los pies sobre mi sofá favorito.

-Mamá y papá se han marchado hace un rato. Les he dicho que me he sentido mal y que prefería quedarme en casa y que tu me cuides. Dice mirando distraídamente sus uñas de color azul que desentonan con su pijama camuflajeada y su camiseta de tirantes verde militar. -Lamento lo de anoche. Dice bajando un poco más la voz.

-¿Comportarte como una tonta o vomitar en el auto?. Pregunto dejándome caer a su lado.

-Sabes que nada de lo que dices es cierto aunque me hubiera encantado vomitar te encima.

-Eso  es asquero. Digo revolviendo le el cabello porque sé que eso le molesta.

-¿Aún te duele?. Pregunta pasando su mano por mi espalda y no puedo evitar estremecerme ante su tacto. Había pasado 10 horas desde los golpes pero seguían doliendo un poco.

-No. Mentí y ella apreto la piel de mi espalda bajo la camiseta y me aparte de inmediato.

-Eres un mal mentiroso, supongo que ella te ha curado ya ¿no?. Pregunta y me pongo de pie mientras le doy un pequeño asentimiento, mamá siempre me ha curado después de las golpizas de papá. -Quizás debería ponerte un poco más de pomada para que ella dolor pase. Dice tomando el tubo de pomada de uno de los cajones de mi cómoda. -Date la vuelta.

-Puedo hacerlo solo. Digo tratando de quitarle el tubo de las manos.

-Date la vuelta y quitate la camiseta. Pide una vez más con las manos llenas de pomada verde y haciendo raros movimientos tratando de imitar el saludo de un alienígena.

-En verdad no es necesario.

-¿Tan malo se ve?. Pregunta y con la cabeza baja asiento levemente.

-He dicho algo y lo voy a llevar a cabo con tu consentimiento o sin el, así que es mejor hacer esto por las buenas. Dice de mal humor y levanto las manos en señal de rendición, sacándome el jersey gris y puedo escuchar como contiene la respiración al ver mi espalda con los moratones de la correa y ambos nos quedamos en silencio hasta que finalmente comienza a esparcir la pomada sobre mi espalda con mucho cuidado. -¿Quién te ha dicho?.

-No te pienso decir. Contesto para tratar de no meter en problemas a la chica que a delatado a mi hermana y me ha contado donde esta.

-Bien, entonces deja que personas inocentes sufran por mi mal humor para cubrir a esa perra. Dice y me lo pienso dos veces pero aún así prefiero no decir nada porque yo se perfectamente que si Sky descarga su enojo contra todos sus compañeros de clase es mucho mejor a que trate de asesinar a una de sus mejores amigas. -Anímate ¿Sabes que día es hoy?.

-Domingo. Respondo mientras ella aparta sus manos de mi espalda y se quita los residuos de la pomada en mi sobrecama. -No hagas eso.

-Sí y es el cumpleaños de Osvaldo, pero lo mejor de todo es que la tía Olivia no estará en casa y tendremos fiesta esta noche.

RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora