El camino trascurrió en silencio hasta que llegamos a las afueras de la ciudad, un estacionamiento con no más de diez autos en donde Alexander aparcó cerca de las puertas de la iglesia, un pequeño edificio de color arena con puertas de cristal, al entrar un par de señoras entradas en años y con falda larga nos saludaron con un rosario en sus manos.
Alexander caminó hasta una de las bancas principales del pequeño sitio, la capilla a pesar de ser chica tenía unos hermosos grabados en la pared y parte del techo, me absorbe tanto que no me di cuenta a quienes estaba saludando Alexander hasta que me di la vuelta.
Sebastían y su abuelo.
Ambos lucían impecables con sus camisetas de marca, mi corazón dio un vuelco cuando recordé la primera y última vez que había hablado con Sebastían, me giré para ver a Alex pero lucía de lo más cómodo compartiendo el lugar para sentarse con ellos, les sonreí a ambos al instante que el sacerdote entraba por las puertas de la capilla por lo que todos dentro guardamos silencio mientras empezaba a oficiar la misa.
Tenía muchas cosas por pensar, ¿esto era algún tipo de jugarreta de Alex?.
Quizás estaba soñando, sí es lo más probable, seguramente Alexander me golpeó y ahora estoy inconsciente en algún lugar de la casa.
El sacerdote relataba sobre el libro del Génesis, que explica como Dios creó al hombre y al universo para luego dar lugar a la mujer, su ayuda idónea. Siempre he tendio dudas sobre como se vivía en ese tiempo, me agrada la idea de pensar que antes todos los seres humanos con vida en paz, libres y sin temor alguno. Giré para ver a Alexander quien estaba enfocado en las palabras del hombre con la túnica, más allá de él se encontraba el abuelo de Sebastían, no recuerdo muy bien su nombre y una cabeza más allá se encuentra Sebastían, con una camiseta de color salmón y con el cabello revuelto quien al parecer sintió mi mirada, ya que giró levemente la cabeza y me sonrió como si realmente estuviera emocionado de ver me, sentí sonrojarme al ser pillada por su mirada y regresé mi vista al frente escuchando las palabras del sacerdote hasta que la misa llegó a su final y Alexander colocó su mano en mi hombro para encaminarme a la salida cuando una voz lo llamó por su nombre, ambos nos giramos para encontrar al abuelo de Sebastían a unos pasos de nosotros.
-¡Señor Estheban! Que gusto encontrarlo aquí. Contestó Alexander tendiendole la mano con una sonrisa.
-Lo mismo digo, justo estaba pensando en ti. ¿qué tal Paola?. Dijo el señor saludando me y yo le sonreí dudosa. -¿Qué les parece si vamos a comer?.
-No creo que sea lo ideal, debe tener muchos pendientes quizás en otra ocasión. Contestó Alex tratando de negarse y siendo amable.
-Insistó, tenemos muchos negocios sobre los cuales hablar Alex, mi nieto no debe de tardar en venir con la camioneta ¿qué dices?. Continuó el señor Wilson hasta que finalmente Alexander asintió.
Alexander y yo seguimos a Sebastían y a su abuelo a un restaurante cercano y elegante, no me atreví a hablar con Alexander quién tampoco se molesto en voltearme a ver ¿estaba enojado?
Cuando estacionamos el jeep y entramos al elegante restaurante de color púrpura, nos sentarnos en una mesa para cuatro personas, Sebastían frente de a mí, al lado de su abuelo mientras que Alexander reposaba a mi izquierda.
-La comida en este lugar es deliciosa, en especial los platillos con mariscos. Dijo Estheban sonriente. Sebastían parecía fijar su vista en un punto inexistente de la mesa, con un aspecto muy diferente, ya no había más del chico prepotente y atrevido que conocí. Justo cuando creí que iba a hablar, la camarera interrumpió ofreciéndonos las cartas con los diferentes platillos y altos precios.
Alexander y el señor Estheban ordenaron pollo a la crema acompañado de sopa de vegetales, Sebastían a su vez pidió albóndigas y spaghetti mientras que yo me quedé como una idiota sin saber que ordenar, así que Alexander eligió por mi una ensalada.
Para Alexander no eres más que "algo".
Como una mascota que no puede decidir que comer y siempre es fiel a su dueño.
Comentó una vocecita molesta dentro de mi cabeza pero decidí ignorarla.Ambos charlaban sobre cifras y siglas que para mí eran una locura pero estoy segura que significaban algo importante, tanto que durante la comida Alexander y el señor Wilson comenzaron a hablar en otro idioma, según lo que había aprendido en clases de lengua solo podía entender algunas frases vacías como:
《mal negocio》 《en la ciudad...》 《retiro》La conversación tomó un tono más brusco ambos comenzaron a hablar muy rápido hasta que guardaron silencio al ver que atraían la atención de algunos otros clientes.
-¿Por qué no van a ver la mesa de postres?. Sugirió el señor Wilson con delicadeza y de inmediato giré para ver a Alexander tenía el rostro rojo probablemente del enojo pero de todas formas asintió arrugando el pañuelo de tela con sus manos.
Sebastían y yo caminamos un par de metros entre las mesas para ir a la zona de postres, había una gran variedad de tartas, helados, malteadas, todo lo que se puede desear, Sebastían tomó un pequeño cup cake y le dio un mordisco.
-¿Sabes lo que están diciendo?. Pregunté señalando a nuestra mesa mientras que tomaba una fresa cubierta de chocolate blanco.
-Claro, hablan acerca de un negocio que salió mal y trajó consecuencias a la asociación de ambos, tu hermano cree que es hora de vender sus derechos de la empresa pero mi abuelo quiere retenerlo, solamente están pasando una mala racha y honestamente no entiendo la actitud de tu hermano pero le debe muchos favores a mi abuelo y él se lo echa en cara para atraparlo.
-¿Qué favores?. Pregunté y el se encogió de hombros en señal que no tenía la más mínima idea. -Lamento lo que sucedió el otro día. Dije tomando una rebanada de flan.
-No te preocupes, no es la primera vez que Alex se comporta así, lo he visto en varias ocasiones en la asociación, es muy... Temperamental. Pronunció como si fuera lo más normal del mundo.
-¿Por qué hace eso?. Cuestioné y él examinó el lugar con la mirada.
-No es un buen momento para hablar de eso.
-No creo que Alexander me dejé volver a verte. Dije en un tono de suplica. Cuando el tomó mi antebrazo cruzándolo con el suyo para caminar de vuelta hacía la mesa en donde Alexander se estaba poniendo de pie con cara de fastidio. -Por favor, necesito saber.
-Encontraré una forma para poder volvernos a ver. Susurró fingiendo una sonrisa. -Lo prometo.
No pude decir nada ya que estabamos de frente a nuestra mesa.
-Vamos, tenemos que irnos. Dijo Alexander tomando mi mano mientras que Sebastían me miraba de reojo sentándose al lado de su abuelo quien tenía sus manos sobre su cabeza como si estuviera a punto de estallar.
-Alexander, por lo menos piensa en lo que te dije. Comentó el señor Wilson mientras nosotros nos dabamos la vuelta para marcharnos.
-Mi decisión esta tomada y es irrevocable, así que por favor no insista, no me haga cuestionar nuestra amistad. Sentenció Alex jalando me para salir del restaurante.
Creo que a final de cuentas, sí era un mal negocio.
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RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETA
Non-FictionNuestros padres murieron hace ocho años. Él nunca me haria daño, porque soy su princesa. Él cuida de mi y nos mantiene a salvo. Él es un buen hermano. O por lo menos eso me obliga a decir. Si miras con atención tras la ventana de nuestra casa, sabrá...