Han pasado dos días desde que Alexander se dignó a dirigirme la palabra, incluso a dejado de insultarme.
Quizás solo está jugando o está planeando algo, esta es la tercera mañana en que se va muy temprano y no regresa hasta el anochecer.
Bajé de saltitos las escaleras para no lastimar mi tobillo vendado, voy a la cocina y preparó un gran plato de cereal con leche.
No es que me importe que Alexander se vaya pero... no me gusta desayunar sola. Creo que empezaré a volverme loca, la vida ya era difícil viviendo con Alexander pero estar en cama con un tobillo lastimado y sola, es deprimente.
Tomé el plato de cereal entre mis manos y traté de subir las escaleras, para mi mala suerte el maldito plato se deslizó entre mis dedos provocando un desastre.
-¡Mierda!. Solté sin preocuparme de que alguien me escuchará, estaba completamente sola.
Tomé una toalla para limpiar la leche y el cereal en el suelo mientras reunía los pedazos del plato roto, se habían distribuido por todo el pasillo, me estiré un poco más para alcanzar un pequeño vidrio que había caído cerca de una puerta y como si fuera obra del destino un aire frío me tocó proveniente de la habitación tras la puerta, estaba sin seguro.
Alexander no me dejaba entrar a su habitación o en su oficina, pero esta era mi oportunidad.
Empujé la puerta, la cual hizo un sonido chirriante al abrirse, revelando una oficina elegante con muebles de color negro y con decoraciones de color rojo.
Me deslicé hasta una silla giratoria negra y me senté en ella, tenía ruedas lo que me facilitaría moverme, a mi derecha se encontraban unos estantes con libros enormes de diferentes colores, tomé el primero que estuvo a mi alcancé ¨Psicología del engaño¨ era el título, lo volví a colocar en su lugar y me impulse hasta el otro extremo de la habitación.
Archiveros, todos marcados con distintas letras del abecedario, abrí uno marcado con la letra ¨F ¨ y saqué una carpeta con un sello extraño de color blanco, parecía tener el dibujo de un edificio con un patio en donde un niño sostenía un globo y encima una especie de ave o dragón con unas siglas. ¨CPIAT¨
Abrí la carpeta de color gris, dentro estaba el expediente de una chica castaña. ¨Riamy Folls, 12 años, Nuevo México, ingresada el 06 de marzo, transferida 16 de octubre del mismo año, autorizada por D.C: Alexander Dinnar S. ¨No tenía sentido, cerré la carpeta y abrí otra, distintas chicas, distintas fechas pero el mismo sello y la misma firma de Alex, ¿Transferencias, fechas de ingreso? ¿Qué demonios era CPIAT ?
Leí al menos 30 expedientes cuidando de devolverlos a su lugar, me moví tras el escritorio. A mi espalda había unos estantes con fotografías de Alexander en diferentes lugares con distintas chicas, ahí enmarcada una fotografía de Alexander en la playa usando solo un short azul, a pesar de que no era tan fornido en la foto se apreciaban sus tonificados bíceps y a su lado Ximena con un bikini rosa sosteniendo una malteada, sonriente, feliz... viva.
No entendía porque Alexander tenía todas esas fotografías con esas chicas pero en especial una llamó mi atención. La fotografía de una chica castaña que sonríe al lado de Alexander pero este tiene una mueca y no sonríe aunque la chica le aprieta una de sus mejillas para obligarlo a sonreír. La fotografía en sí, no es de las mejores pero alimenta mi curiosidad porque en todas las demás fotografías Alexander sonríe pero en esta tiene una mueca mientras que la chica tiene una espléndida sonrisa como si estuviera a punto de echarse a reír. Mire sus ojos en la fotografía, parecía más joven y con ojos más brillantes y vivos. No sombríos ni crueles.
Supongo que la fotografía debe de ser especial como para que la colgará en la pared a pesar que no tenía buena cara.
Me giré de frente a la computadora y la presione el botón de encendido pero no pude acceder a ella por falta de la contraseña, a un lado un pequeño reloj digital marcaba las tres de la tarde, aún tenía tiempo, intenté adivinar la clave pero todas las que ingresaba eran incorrectas.
Rebusqué entre los cajones para ver si la había anotado en alguna libreta, el pimer cajón estaba lleno de artículos de oficina, bolígrafos, carpetas, entre otras cosas. En el segundo encontré un arma de fuego que ni en broma toque, un juego de llaves y dinero en efectivo. Y el último estaba cerrado con llave.
Probé con el juego de llaves pero ninguna era la indicada para abrir ese cajón, ni la puerta principal de la casa, simplemente era un juego de llaves inservibles... a menos que... ¿eran las llaves de la habitación de Alexander?
Traté de correr hacía la puerta de la habitación y sonreí al ver que la llave encajaba perfectamente en la cerradura de la puerta y traté de girar. Nada. Intenté otra vez y escuché el ruido de una perilla girando, sin embargo la puerta seguía cerrada.
El sonido de una puerta abriéndose.
Alexander había regresado.
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RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETA
No FicciónNuestros padres murieron hace ocho años. Él nunca me haria daño, porque soy su princesa. Él cuida de mi y nos mantiene a salvo. Él es un buen hermano. O por lo menos eso me obliga a decir. Si miras con atención tras la ventana de nuestra casa, sabrá...