Alexander
No sé quién soy, tengo mucho miedo de quién soy realmente. Me aterra pensar en cuanta oscuridad llevo dentro. Ojalá pudiera regresar el tiempo atrás y ser ese crío que daba puertazos sin motivo. Quizás mi vida siempre estuvo destinada a ser lo que es. No me justificó, se qué he hecho cosas horribles que yo mismo quisiera dejar atrás. No estoy tratando de justificarme.
A veces me gustaba imaginar como sería mi futuro, me reprimía a mi mismo y me sentía tonto ante mis ideas pero después una parte de mi yo interior me motivaba, era como si en el fondo mi imaginación no tuviera límites y a pesar que no era real siempre tenía mil historias sin final, modificando un poco cada escenario cada vez que lo memorizaba una y otra vez como si se tratará de una película. Para mi, eso era vida. Pero después llegaba esa parte oscura, aquella que me hundía como peso muerto en medio de mis pesadillas más profundas. A veces me esforzaba tanto en ver más allá de mis propios límites que terminaba contemplando un oscuro vacío. No sabía porque pero muchas veces no podía imaginar mi futuro.
Es horrible vivir en un limbo constante, pero es mucho más desesperanzador cuando sabes que la poca humanidad dentro de ti se va agotando, cuando poco a poco vas perdiendo un poco más los estribos.
Supongo que todo el tiempo me engañé a mi mismo. No existen los finales felices, las personas son tontas a pensar en eso, sí tan solo pudiera enseñarle a la humanidad lo insípidos e irracionales que somos, entenderían que la vida no es cruel, las personas lo son.
Encendí otro cigarillo a pesar que estoy a punto de terminarme la segunda cajetilla, desearía que todos los problemas fueran como un cigarro que al poco tiempo con ayuda del fuego se convierte en cenizas. Pero es todo más complicado, yo soy el cigarillo; el fuego son mis problemas y me consumen cada vez más por cada segundo que pasa.
Ojalá las cosas hubieran sido distintas.
Pero no lo son, esto es lo que hay. Lo que soy, lo que queda dentro de mí. Suelto una risa amarga captando la atención de mi acompañante. De cierto modo es gracioso, represento todo lo que jamás llegué a querer ser.
Ella se sienta sobre mis piernas con sus jeans ajustados y me da un pequeño manotazo para apartarme el cigarrillo. No le gusta que fumé delante de ella pero necesito relajarme así que solo suelto el humo de la última calada en su rostro y ella hace una mueca de asco pero aún así no se aparta al contrario, su expresión se trasforma en una cara burlona.
-¿Qué has hecho Alexander?. Pregunta divertida aunque tan solo la miro fijamente como si se tratará de un espejismo aunque se que no es así, ella está aquí frente a mí o mejor dicho sobre mí.
-¿Cómo está?. Pregunto interesado y ella solo se encoge de hombros. -Herido, culpable. A decir verdad ella esta mucho mejor que él. Me enteré que están tratando de llevar una relación sana otra vez. Poco a poco ya verás que todo estará bien. Murmuró dándome a entender que era el punto final del tema y me sentí melancólico. -Escuché que hoy irán al hospital psiquiátrico, espero y que tengan suerte de encontrar en un momento de lúcidez a esa mujer. ¿Te conté que lo confunde a él contigo?. Pobre trastornada, supongo que nunca te va a superar.
Guardé silencio ante su comentario y esto pareció despertar una alerta en ella quién ladeó su cabeza y me miró como si estuviera conteniendo su odio, a lo que yo sonreí con cautela.
-Dime lo que te gusta de mí.
-Todo. Afirmé a pesar que estaba mintiendo. No me gustaba cuando actuaba de esta manera, tampoco cuando me hacía repetir una y otra vez las mismas cosas. Siempre me llevaba la contraria. Para ser sincero no sabía que estaba haciendo aquí, es decir me fascina pero al mismo tiempo me aborrece. -Me gusta cuando te pones celosa, tu rostro, tu cuerpo. Eres grandiosa y cuando te sientas sobre mis piernas me haces recordar cuando eras una niña. Sonreí relamiendo mis labios como si pudiera volver a vivir aquel momento. -Me fascinas, eres como un sueño. El día que te perdí me quería morir, te busqué por todos lados. Incluso contraté a varios detectives para que dieran contigo pero jamás te encontré y poco a poco todo se fue complicando más, es como si mi amuleto de la suerte hubiera sido robado.
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RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETA
Non-FictionNuestros padres murieron hace ocho años. Él nunca me haria daño, porque soy su princesa. Él cuida de mi y nos mantiene a salvo. Él es un buen hermano. O por lo menos eso me obliga a decir. Si miras con atención tras la ventana de nuestra casa, sabrá...