CAPÍTULO 2

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Capítulo 2


Eliot

—¡Hey! ¿Qué demonios crees que haces? —la voz de Dave hace que me pare en seco.

—¡Joder, Eliot! Sabes que no puedes esforzarte tanto —Connor al igual que mi mejor amigo me regaña.

Dejo las pesas que estaba a punto de levantar en el piso y me giro hacia los dos hombres que me ven con sus ceños fruncidos y se los devuelvo. No estoy esforzarme. Claro que lo sé, pero me tiene harto el deber tener cuidado con cada maldita acción que hago.

Hace poco más de un año que estoy con esta mierda. Estaba en el ejército, teniente Eliot Harton, ese era yo, pero me vi involucrado en un cobarde ataque a una aldea en Irak donde mi tropa estaba desplegada y mientras muchos de mis compañeros terminaron muertos yo terminé con el hombro izquierdo completamente destrozado. Estuve a punto de perder el brazo completo, pero afortunadamente los médicos eran buenos en eso de armar puzles porque pudieron reconstruirlo, pero todavía estoy en recuperación, mi extremidad aún no está en un cien por ciento y la verdad ni siquiera sé si volverá a ser como era antes. Mi vida militar se terminó en el momento en el que esa bomba cayó.

Ser soldado es un honor, defender la soberanía, seguridad, integridad, libertad y paz de mi país son lo que llena mi corazón de satisfacción y felicidad. Llevar el uniforme con la bandera de mi país como una insignia pegada al pecho y mi arma a mi costado es mi orgullo. Habría preferido dar la vida por mi país en ese ataque tal como lo habían hecho aquellos compañeros de batalla a los que recuerdo con admiración, respeto y orgullo que verme aquí alejado de la vida que amo desde que era un niño teniendo que cuidar cada maldita acción que hago.

—Cuidarme, no esforzarme, no hacer movimientos bruscos. Es lo que vengo escuchando desde hace más de un año y ya estoy cansado de esa mierda —prácticamente gruño.

—Vamos hijo, solo debes esperar un poco más. Hasta que tu hombro sane por completo.

Connor Higgs. Es el encargado y uno de los dueños del gimnasio donde trabajo desde que regresé a casa, el mismo donde entrené por años bajo su guía cuando era un adolescente y entrar al ejército era mi sueño. Este hombre ha sido como un segundo padre para mí y para muchos de los chicos que soñábamos con ser grandes peleadores, pero él con su gran sabiduría y experiencia trató de guiarnos a lo que de verdad queríamos. Aconsejando para que no nos metiéramos en peleas ilegales porque ese mundo te absorbía tal como lo había hecho con él. Connor y el padre de Dave habían sido famosos en las peleas ilegales y pronto se vio rodeado de dinero, chicas y drogas logrando que se convirtiera en un despojo humano así que siempre trató de alejarnos de eso. Los que seguimos sus consejos podemos decir que hoy somos hombres de bien, los que no. Terminaron tal cual se los advirtió.

Por eso cuando le devuelvo la mirada y veo en su rostro las marcas de su visa de peleas asiento a lo que dice y palmea mi espalda en satisfacción. Frunzo un poco el ceño porque duele. Connor sigue siendo fornido y musculoso, eso sumado a su estatura solo unos centímetros menos que yo lo hace ser intimidante. Seguro puede patearnos el trasero cuando quiera.

—Tienes razón, señor Miyagi —me giro y salgo corriendo mientras me grita.

—¡No me llames así, mocoso insolente! —grita y Dave comienza a reír.


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—¡Saluden! —digo fuertemente y todos los chicos responden al unísono. Doy por terminada la clase y me despido chocando las manos de cada uno.

Better Than Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora