Capítulo 12
Lanzo otra bola de papel al piso se supone que tengo que hacer el modelo de una casa rústica pero mi mente me sigue traicionando y termino dibujando unos penetrantes ojos negros. Recuerdo ese momento en la clínica, la tarde en su casa y puedo sentir sus fuertes brazos alrededor de mi cintura y su aliento en mis labios, no puedo sacarme el recuerdo de su beso de la cabeza y lo peor es que lo extraño. Me levanto y me tumbo en la cama mirando el techo de mi habitación, no he podido salir en estos días todos están exaltados por lo que pasó y tratan de averiguar todo sobre esos hombres. Bueno, casi todos. Mi amada madre no estuvo cuando salí de la clínica y cuando llegué a casa solo dijo un: ¿estás bien?, ni siquiera un abrazo fingido obtuve de ella tal vez debí esperar por ella afuera donde los periodistas aún acampan para obtener alguna declaración de alguien de la familia.
—¡Pero qué mierda Janinne! —suspiro y miro la hora en mi despertador. Las dos de la mañana.
—¡A mí, no me hables así imbécil que no soy una de tus zorras!
—Pues te estas comportando como una.
Desde mi habitación puedo escuchar el sonido de la cachetada que mi amada madre le acaba de dar a Ronald.
—No me te atrevas a tocarme.
—Te lo dije cariño, no seré la cornuda. Lo que haces yo lo hago y mira que esta fue la primera, aún me falta mucho para alcanzar tu récord.
—Te lo advierto Janinne no te atrevas. Eres mi esposa y debes respetarme si esto sale a la luz no nos conviene a ninguno de los dos.
—¿Respeto? No me hagas reír. Dime ¿cuándo me has respetado tú a mí? Y no te preocupes no saldrá a la luz pública solo me interesa que tú y tus amigos esos que siempre se ríen de mi lo sepan.
Suspiro y ya no soporto más esto, me levanto y salgo de mi habitación paso por el lado de mis progenitores que se siguen gritando intimidades —estaban en la sala de estar del segundo piso, con razón la discusión tan nítida— ambos me observan, pero los ignoro, bajo las escaleras y salgo de la casa. Janinne cumplió su amenaza de la última vez y aparentemente encontró un amante para devolverle el favor a Ronald lo que en cierto modo es gracioso porque creo que él no la había tomado en serio. Pero tal vez debería ver el lado positivo, se ahorrará unos miles de dólares en joyas.
Entro en la casa de los empleados y no veo a ninguno deben estar descansando. Subo las escaleras y voy hasta la última habitación del pasillo, la de Eliot, entro y me voy directo a la cama, la almohada tiene impregnado el olor del perfume de mi guardaespaldas. Eliot aún no regresa, ya ha pasado un mes y medio desde el incidente en el que resultó herido y aunque no nos hemos visto muy seguido hablamos por teléfono todos los días, nuestra extraña relación está avanzando poco a poco, la verdad no sé dónde nos va a llevar, pero sí sé qué extraño tenerlo conmigo todos los días. Esa tarde en su casa nos la pasamos riendo y dándonos besos hasta que su madre regresó y por poco nos ve. Mi cuerpo vibraba en sus brazos era una sensación que jamás he sentido antes con ningún chico, bueno no es que tenga tanta experiencia tampoco, solo he tenido un novio y unos cuantos ligues de una noche de los que ninguno pasó a más de unos cuantos besos y algunos toqueteos, pero con el grandulón todo es diferente me siento ansioso de llegar más allá con él y no hablo solo de sexo, yo... quiero a Eliot. Pensando en eso inspiro su olor y me quedo dormido.
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Trato de alejarme, pero mis pies parecen estar pegados al suelo y mi cuerpo completo tiembla de miedo mientras ese hombre se acerca cada vez más. Sus ojos rasgados no se separan de los míos y su sonrisa siniestra me hiela la sangre, el aire comienza a faltarme cuando se detiene a solo dos pasos de mí y recorre mi cuerpo con la mirada, lo que siento ya no es miedo, es terror. Acaricia mi mejilla con su mano fría y mueve los labios diciéndome algo, pero no logro oír su voz, niego con la cabeza a lo que sea que está diciendo y sus ojos se llenan de ira, la misma mano que me acariciaba ahora me golpea fuertemente y caigo en el frío y mojado piso. De su espalda saca un arma y me apunta justo a la cabeza. Quiero gritar, pero la voz no me sale, estoy tan aterrado que no puedo articular ningún sonido y lo único que puedo mirar es el cañón del arma a centímetros de mi rostro. Eliot. ¿dónde está Eliot? Él dijo que no dejaría que nada me pasara ¿dónde está ahora?
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Better Than Me.
Teen FictionJonas Binder, el presidente de la corte acaba de condenar a muerte a Adam Yamamoto el líder Yakuza más importante de Nueva York, un gran golpe para el crimen organizado de la ciudad. Meses después comienza a recibir amenazas de parte de la familia y...