CAPITULO 32

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Capítulo 32

Levanto mis brazos con cuidado de no dañar mi herida, aunque ya ni duele, suelo ser un tanto exagerado en cuanto a las heridas, pero ¿Quién puede culparme? Mi tolerancia al dolor no es tan fuerte. El sonido de los huesos de mi espalda acomodándose se escucha como un eco en la cocina de mi apartamento y el alivio a la tensión de las últimas horas me llena cuando los bajo, el fuerte pecho de Eliot se pega a mi espalda y sus brazos se cierran en mi cintura, su mentón se cierne sobre mi hombro izquierdo y siento su aliento suave en mi oído, echo mi cabeza hacia atrás descansando en su pecho y cierro los ojos para inundar mis pulmones con su olor.

Una sonrisa nerviosa se extiende en mi rostro de solo recordar, que hace solo unas horas le dije la verdad de cómo me hace sentir. Lo amo. Puede sonar lo más cliché del mundo, pero es mi realidad; jamás había sentido algo así por alguien. Esa necesidad de estar en los brazos de alguien, que todo, absolutamente todo lo que tu mente piensa te lleva a esa persona, que solo la idea de separarte de él o ella te deje en un estado de dolor emocional difícil de entender. Y es así, exactamente, como Eliot me hace sentir. Puede que para algunos es muy poco el tiempo que llevamos juntos, hace solo ocho meses que llegó a ser mi guardaespaldas y un poco más de tres de nuestra relación, pero eso no hace que mis sentimientos sean menos fuertes.

—Dilo —susurra en mi oído.

—Lo he dicho al menos unas diez veces en estas dos horas —este idiota.

—Si lo dices... yo lo digo —tira de mí ya desarreglada corbata y esta cae al suelo justo a mis pies.

—Te amo —susurro en su oído, la sensación de la piel de su cuello erizar con sólo mis palabras, me llena de los pies a la cabeza, de un sentimiento nuevo, es como cuando comes el más delicioso de los postres y tu cerebro dispara cargas eléctricas por todo el sistema sensorial de tu cuerpo.

—Creo que... le haré caso a Dave —sus manos vagan por mi pecho hasta mis hombros para sacar mi chaqueta la que termina acompañando a la corbata, en el piso —te voy a arrancar este feo traje.

—Con eso no te ganarás a mi madre... es un diseño de su tienda —me río.

—Pues, yo te prefiero... desnudo —sus manos quitan cada uno de los botones de mi camisa mientras besa todo el largo de mi cuello, mi cuerpo tiembla con la sola expectativa, las manos de Eliot se pasean por mi pecho desnudo y su lengua recorre el canal de mi oreja.

—No lo dijiste —me quejo, Eliot me hace girar en sus brazos y toma mis mejillas en sus grandes manos, me mira de una manera que hace que mi estómago se haga chiquito. Puro amor, deseo y pasión desbordando por esas orbes más oscuras que la noche misma.

—Te amo. Te amo Nathan Binder —sus labios chocan con los míos con una pasión demoledora, y no es que el beso sea fuerte, al contrario, es suave, tierno, delicado, sus labios se mueven con tanta paciencia, como si los míos fueran una deliciosa fruta que hay que saborear, pero la pasión que demuestra en cada movimiento de sus labios y lengua traspasan lo recién dicho; me ama.

Siento que mi piel arde y quema, la necesidad de fundirme con Eliot, recorre a una velocidad vertiginosa cada rincón de mi cuerpo y me eleva a las nubes, mi mente no logra hilar pensamientos coherentes, mis piernas se hacen pesadas y mis pulmones comienzan a reclamar el preciado oxígeno. Paso mis manos por el fuerte y marcado pecho de mi grandullón hasta sus hombros, tiro de su chaqueta, y el mismo es quien se la quita, vuelvo mis manos y alzo su camiseta arrastrando mis manos por la piel caliente de su abdomen, separamos nuestros labios solo para poder sacar la camiseta de su cabeza y en ese medio segundo recupero algo de aire, bajo dejando besos húmedos por la picosa piel de su barbilla y me detengo en la manzana de adán de su cuello que sube y baja al ritmo se su pesada respiración, la delineo con mi lengua y le doy una ligera mordida que le saca un gruñido. Me siento poderoso por las reacciones de ese enorme cuerpo pegado al mío; poco a poco nuestras ropas van saliendo y nos encontramos desnudos en medio de mi cocina.

Better Than Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora