Capítulo 8
Ronald está sentado en la sala leyendo el diario cuando entro en ella, Laura le sirve café, la miro con una ceja alzada y la muy descarada se abotona el uniforme el que lleva más corto y escotado de lo normal. Sacudo la cabeza y me encamino a las escaleras para ir a mi habitación, extrañamente estoy de buen humor y no quiero estropearlo, eso se debe a que dormí extraordinariamente bien anoche. Bueno de hecho siempre duermo bien en mi apartamento, pero anoche lo hice aún mejor y no quiero pensar que el causante de eso sea el frágil hombre al que estuve a punto de matar por una insolación y durmió a mi lado. Aunque tal vez si lo sea, nunca duermo hasta tarde y hoy desperté a las once y un cuarto, cuando me levanté Eliot tenía preparado el desayuno y me sentí aún más culpable, estuve a punto de matarlo y además abuso de su día libre.
—Laura, necesito hablar con Eliot. Dile que venga —me paro en seco, me giro hacia él y veo que Laurita no pierde el tiempo y sale casi corriendo a buscar a mi guardaespaldas.
—¿De qué? —pregunto.
—No es asunto tuyo.
—Es mí guardaespaldas así que sí es asunto mío.
—No tiene nada que ver contigo —Eliot entra en la sala y mi papá se levanta—. Sígueme —le habla a mi guardaespaldas y se va camino al estudio.
Eliot me mira con cara de interrogación y yo solo me encojo de hombros, se va tras mi papá y me debato entre ir y no ir a escuchar. Me decido por lo primero porque eso de que no tiene nada que ver conmigo no me lo creo. Miro hacia todos lados y cual ninja me escondo en cada espacio hasta que estoy frente a la puerta del estudio, pego la oreja para tratar de escuchar.
—Voy a preguntar solo una vez Eliot ¿dónde pasaron la noche? —mi papá pone su tono de voz duro. Me rio internamente, sabía que si tenía que ver conmigo y solo espero que Eliot cumpla su promesa y no diga nada sobre mi apartamento.
—Tengo entendido que el joven Nathan avisó al señor Binder ayer por la noche —responde.
—Sí, y dijo que se quedarían en casa de Dianne. Pero llamé a Jack y resulta que mi hijo y tú se fueron antes de la playa y no se quedaron en su casa —¡jodida mierda! Creo que debí decirle a Dianne que me apoyara en la mentira.
Realmente no entiendo a mi papá, ¿desde cuándo hace eso? Jamás le ha importado lo que hago o dejo de hacer, he pasado muchas veces la noche en mi apartamento y él no se da ni cuenta ¿por qué ahora le importa tanto?
—Es mejor que eso se lo pregunte a su hijo señor.
—Te lo estoy preguntando a ti, exijo que me digas donde se quedaron.
—Lo siento señor, pero prometí que no diría nada.
—¿Lo prometiste? ¡Soy tu jefe, debes respóndeme!
—No deseo ofenderlo señor, pero... mi jefe es el Señor Binder, fue él quien me contrató —desearía ver la cara de mi papá. El gran Ronald no está acostumbrado a que le nieguen algo.
—¿Cómo te atreves? ¡responde!
Pego un salto cuando alguien toca mi hombro, me giro asustado y el abuelo me mira con una ceja alzada, está a punto de regañarme, pero logramos escuchar como mi padre amenaza a mi guardaespaldas con despedirlo, el abuelo me hace moverme de la puerta y entra al estudio y yo lo hago detrás de él.
—Pierdes tu tiempo hijo, Eliot fue entrenado para soportar fuertes interrogatorios y tortura ¿crees que le importa que lo amenaces con despedirlo? dice mi abuelo y mi padre me mira furioso.
—¿Dónde te quedaste anoche, Nathan?
—Qué te importa.
Mi padre se acerca a mí molesto y veo como levanta la mano para golpearme, cierro los ojos fuertemente pero el golpe nunca llega. Cuando los abro la mirada furiosa de mi progenitor ya no está dirigida a mi si no al chico de dos metros que agarra con fuerza su muñeca a centímetros de mi mejilla.
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Better Than Me.
Teen FictionJonas Binder, el presidente de la corte acaba de condenar a muerte a Adam Yamamoto el líder Yakuza más importante de Nueva York, un gran golpe para el crimen organizado de la ciudad. Meses después comienza a recibir amenazas de parte de la familia y...