Capítulo 25
Miro a Inés con el ceño fruncido mientras me da las pastillas que me recetó el médico. Pienso en que Marta, las habría disuelto en el jugo y me las habría dado sin que me diera cuenta.
—Joven Nathan, lo esperan en el estudio —Clarissa entra en mi habitación y me mira con cara de pesar. Seguramente ella y todos los de la casa ya se enteraron del chisme.
—Nathan...
—Ahora no nana, la santa inquisición aguarda para comenzar el juicio en mi contra —me levanto con algo de dificultad porque parece que el hombro se me va a salir. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras lentamente, hoy me toca hacer mi mejor actuación de "todo me vale" si quiero que mi familia no me haga la vida imposible. Estoy más asustado por el grandullón, estoy seguro que mi madre querrá culparlo de todo y me preocupa que haga algo en su contra o de la señora Arianna.
Después de salir de la clínica llegamos a la mansión en el más absoluto silencio, todos venían centrados en sus pensamientos, el abuelo ni siquiera me miró y mi madre solo me lanzaba miradas indignadas, quien me pareció realmente extraño fue mi papá, es como si saber que su hijo es gay no fuese ninguna novedad, como si saber que Eliot y yo estamos en una relación no fuera una sorpresa.
—¡Tiene que despedirlo en este mismo instante! —desde el pasillo puedo escuchar los gritos desesperados de mi madre dentro del estudio del abuelo, me acerco hasta la puerta y puedo oír las voces de los demás.
—Eliot, no puedo tenerte trabajando en la seguridad de mi nieto, no de esta manera. Si te quieres quedar, su relación debe terminar —dice el abuelo con apacible voz, pero sé que está realmente molesto. El que Eliot fuese despedido era algo que ya teníamos en claro tanto él como yo, pero aun así me entristece el que no voy a ver al grandullón cada vez que yo quiera.
—Tú, estoy segura que fuiste tú quien arrastró a Nathan a esto, ¡eres un maldito pervertido!
—Te equivocas Janine, fue al revés —digo en cuanto entro al estudio. Giro a mirar al grandullón de pie frente a los que esta noche serán nuestros verdugos y al parecer ya ha sido interrogado, me mira con esa cara llena de seriedad que pone cuando está tratando un asunto de suma importancia, no hace nada, solo me mira, hago un puchero en su dirección y logró que las comisuras de sus labios se eleven en una minúscula, casi imperceptible sonrisa que estoy seguro solo yo puedo notar.
—Siéntate Nathan —la gruesa voz del abuelo hace que desvíe la mirada de mi sexy novio.
La santa inquisición compuesta por el serio juez que preside la corte; el gran Jonás Binder, la parte acusatoria compuesta por la indignada y totalmente escandalizada Janine Binder y el jurado –con expresión nula en su rostro mientras me mira fijamente– Ronald Binder, aguarda para dar comienzo al juicio del que estoy seguro saldré declarado absoluta y rotundamente culpable.
—Mejor dejen el burdo teatro, soy gay y salgo con Eliot fin del cuento —realmente esto es demasiado tedioso, aburrido e incómodo, espero que digan que soy un enfermo, que no lo permitirán y que me enviarán al mejor psiquiatra del país para poder salir de aquí, y lo más importante, sacar a Eliot de aquí.
—No es tan sencillo Nathan, esto es importante— dice el abuelo.
—¡¿Sabes que es lo que dirán de nosotros si esto se sabe?! ¡Nos dejarás en el más absoluto ridículo! ¡En este mismo instante quiero que cortes toda relación con este hombre, no lo volverás a ver en tu vida!
—Ah porque el dejar en ridículo a la familia Binder es lo que más te preocupa. El que hace unas horas estuviesen a punto de matarme te vale mierda ¿verdad, Janine?
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Better Than Me.
Teen FictionJonas Binder, el presidente de la corte acaba de condenar a muerte a Adam Yamamoto el líder Yakuza más importante de Nueva York, un gran golpe para el crimen organizado de la ciudad. Meses después comienza a recibir amenazas de parte de la familia y...