CAPÍTULO 26

4.4K 382 31
                                    

Capítulo 26

Mi pecho se siente oprimido, es como si el oxígeno no llegara libremente a mis pulmones, el aire es pesado a pesar que mi ventana está completamente abierta.

Solo quiero salir de aquí.

Todo ha vuelto a ser como antes, esta gran casa me asfixia, la oscuridad y frialdad que ronda por cada rincón me oprime y cae sobre mi dejándome aplastado; miserable.

Hace solo un día que Eliot se fue y lo extraño como un condenado, necesito de él, de sus miradas serias y su rostro inexpresivo, de sus sermones de que todo es peligroso y sobre todo de sus palabras susurradas en mi oído, de sus fuertes brazos y sus besos desesperados.

¡Demonios!

Todo, absolutamente todo se siente tan distinto. Cuando antes de él amaba estar solo ahora siento que el silencio me asfixia, cuando odiaba las películas de acción ahora me he visto todas las protagonizadas por Jean-Claude Bandame. Dormir en esta casa antes de Eliot siempre fue difícil, pero mientras él estuvo aquí –aunque fuera a varios metros– era mucho más fácil, pero ahora, aunque muero de sueño, no puedo cerrar los ojos.

¿Qué estará haciendo?

¿Estará dormido?

¿Estará viendo películas con Dave?

¿O, hablando con su madre?

Son las preguntas que rondan una y otra vez por mi cabeza. Y la señora Arianna ¿me odia? ¿Qué pensará sobre que Eliot y yo estemos juntos?

Me giro en la cama y busco mi teléfono que está sobre la mesa de noche. Las tres y cuarenta de la madrugada y que yo concilie el sueño parece algo imposible. Me levanto y con cuidado me pongo el cabestrillo para sostener mi brazo, salgo de mi habitación y camino por el pasillo hasta bajar las escaleras, las luces nunca se apagan por completo así que está bastante iluminada con una luz tenue, pero se siente el ambiente frío que siempre es achacado al tamaño de la mansión, pero sé, que ese ambiente es más por la casi nula relación entre las personas que vivimos aquí. No puedo decir que el que nadie me aceptara como soy me duele porque eso es algo que sabía iba a pasar, pero en lo más recóndito de mi tenía la esperanza que si lo hiciesen. Bueno, sí hubo alguien que me aceptó; mi papá, pero, es tan difícil creer que esa actitud sea real, la duda de si hay algo que quiera obtener a cambio es algo que no puedo sacar de mi mente.

Sin darme cuenta llego a la que era la habitación de Eliot, me recuesto en su cama y dejo que la tristeza me inunde al igual que el olor de su perfume impregnado en la almohada.

Eres un tonto Nathan, me digo a mí mismo. No es como si no voy a volver a ver al grandullón –de hecho, nos veremos mañana–, estoy actuando como si esto fuese el fin del mundo. Limpio la estúpida lágrima que se escapa de uno de mis ojos y me giro para dormir.


___________________________________


—¿Dónde crees que vas? —me paró a mitad de las escaleras al escuchar el dulce tono de voz de mi amada progenitora.

—¿Desde cuándo te importa?

—Desde que se te ocurrió la peor de las ideas para fastidiarme ¿gay? Era lo único que te faltaba.

—¿Crees que salgo con un hombre para fastidiarte? Que egocéntrica eres madre. Soy gay desde que tengo uso de razón.

—Jamás voy a aceptar eso Nathan; nunca. Y más te vale no hacer pública esa estúpida relación.

Better Than Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora