CAPÍTULO 14

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Capítulo 14

Odio al grandulón.

Detesto al grandulón.

No me gusta nada el grandulón.

Pateo las cobijas de la cama para destaparme y de un tirón salgo de la cama, salgo de mi habitación y camino por el pasillo hasta la habitación del abuelo y entro sin tocar. El abuelo está acostado leyendo un libro de la segunda enmienda. Aburrido, pero él y las leyes son uno. Me mira con una ceja alzada cuando abro las cobijas del lado contrario al que él está y me pego a su cuerpo.

—¿Cuándo vas a cambiar ese mal hábito de entrar sin tocar? —dice en un tono serio.

—Quiero saber lo que hablaron. Eliot no me quiere decir —mis intentos por que el grandulón hable no han surtido efecto y eso que no lo he dejado ponerme ni un dedo encima ya hace una semana, su fuerza de voluntad sigue intacta pero la mía está comenzando a flaquear.

—Y ¿qué te hace pensar que yo te lo diré? —pregunta en tono sarcástico.

—Sé que tiene que ver con el ataque y no entiendo por qué no quieren decirme si aquí la víctima soy yo —me quejo. Tengo derecho a saber, es a mí a quien ese hombre quería llevar.

—Porque no quiero alimentar tu miedo, ni tus pesadillas —no hay posibilidad que sepa de eso a no ser que Eliot se lo dijera y eso no es posible. Parece ver mi confusión porque lo aclara—. Ronald entró a tu habitación hace unas noches porque te escuchó gritar y se dio cuenta de ellas. Dice que son bastante frecuentes.

—Estos días no he tenido —no mintiendo, desde que Eliot regresó no he tenido pesadillas porque, aunque esté en otra casa me siento seguro al saber que está cerca y ya no he pensado en ese hombre como antes, aunque de igual manera me aterra volver a encontrarlo.

—¿Por qué no me dijiste de ellas? —mi abuelo me abraza y hace que descanse mi cabeza en su pecho.

—No quería preocuparte, ya estabas lo suficiente.

—Preocuparme por ti nunca será suficiente, eres mi nieto y te amo.

—Y yo te amo a ti.

Cierro los ojos y trato de dormirme mientras mi abuelo acaricia mi cabello, ya estoy por hacerlo cuando alguien toca la puerta y entra.

— Ronald... —susurra mi abuelo y siento que se mueve tal vez haciendo un gesto a mi papá para que no haga ruido.

—¿Alguna vez irá a refugiarse conmigo? —el tono de voz de mi padre me confunde, es un tono se angustia.

—Hijo...

—Es mi culpa, lo sé.

—Tu eterna guerra con Janine no solo los daña a ustedes sino también a su hijo.

—Escuché cuando dijo que te ama. Papá... ¿alguna vez podré escuchar esas palabras dirigidas a mí? —siento mi garganta apretada y un gran nudo en el pecho, tengo que aguantar las ganas que tengo de saltar de la cama y correr hasta mi padre y decirle que lo amo, pero todas esas veces que pedí hablar con él, cuando quise que me ayudara con mi tarea o que jugara conmigo y recibí negativas de su parte aludiendo que estaba ocupado o simplemente pasaba de largo ignorándome me impiden hacerlo. En cuanto sale de la habitación el sollozo que estaba conteniendo se me escapa.

—Oh por Dios Nathan —mi abuelo me envuelve en sus brazos.

Dejo que mis lágrimas salgan a voluntad y no contengo ninguno de los sollozos que se ahogan en el hombro de mi abuelo. La opresión en mi pecho solo se hace más grande y ni siquiera sé por qué estoy llorando de esta manera, las palabras dolidas de mi padre retumban en mi cabeza, la angustia en ellas me ha herido aún más que todas las veces en que me despreció e ignoró. Ronald desea que le diga que lo amo y yo me muero por decirle, pero... no puedo.

Better Than Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora