Capítulo 22
Eliot
—Mantén a esa mujer que usa a su hijo para seducirte alejada, y también a esa "hermana" tuya que lo único que quiere es hacerte caer en incesto —bajo la mirada y asiento para tratar de no explotar en carcajadas.
Nathan cada vez me hace sentir como un idiota, cada una de sus facciones y actitudes me parecen la cosa más tierna del mundo, hasta sus escenas de celos donde parece asesinar de las maneras más crueles a cualquiera que se me acerque me parecen excitantes y aunque no se lo he dicho, estar una semana sin verlo es algo que no sé si podré soportar.
El Señor Binder me dio una semana libre en compensación de los días que estuve en Miami "resguardando" a su nieto. Dijo que necesitaba descansar y estar con mi familia. Por un lado, me agrada la idea de estar con mi madre por una semana completa, desde que comencé a trabajar de guardaespaldas no tenemos más de dos días cada ocho para estar juntos, pero por otro lado eso significa no ver al niño bonito en todo ese tiempo, no es como su pudiésemos vernos cuando queramos.
—Ven —digo haciendo un gesto para que se siente en mis piernas, sonrío cuando frunce el ceño y se acerca de manera cautelosa, se sienta horcajadas sobre mí y rodea mi cuello con sus brazos mientras hago lo mismo con su cintura.
—Una semana es mucho tiempo —hace un puchero, me acerco y doy una ligera mordida a ese labio estirado y el quejido que se le escapa recorre toda mi columna vertebral.
—Demasiado —susurro dejando besos a lo largo de su cuello hasta su clavícula izquierda.
—Eliot, alguien puede entrar —dice cuando meto mi mano en el borde de su pantalón y acaricio su trasero sobre la tela de su bóxer.
—Solo hay una persona en esta casa que tiene el mal hábito de entrar sin tocar —respondo y el suave golpe correspondiente en mi hombro no se hace esperar.
Capturo sus labios con los míos antes de que pueda protestar. Mi niño bonito me corresponde deseoso, sus manos se entierran en mi cabello el que ya es hora de cortar y tira de el para acercarme más, meto mi lengua en su boca y la suya viene a mi encuentro sin pudor, ambas se sumergen en una danza sensual y erótica que es acompañada por la melodía de nuestras respiraciones agitadas y el suave crujido de la cama cuando mi niño bonito mueve sus caderas chocando su entrepierna a la mía la que ya comienza a reclamar atención.
Aún no puedo entender ni explicar bien en que momento fue que me comenzó a gustar un hombre, jamás he tenido nada en contra de la homosexualidad, pero nunca pensé que yo sería parte de ella, no es que ahora me interesen los hombres y por lo mismo es extraño. No me veo con otro chico que no sea Nathan y cuando veo una mujer guapa tampoco puedo dejar de admirar su belleza, mis preferencias siguen siendo las mujeres, pero, Nathan... Nathan es distinto, cada vez que lo beso quiero más de él y hacer el amor no calma mis ansias de su cuerpo ¿será que no solo me gusta? ¿será que estoy... enamorado?
—Eliot... nos van a oír... —susurra pegado a mis labios sacándome de mis pensamientos. Como puedo, me levanto alzando su cuerpo, Nathan enrolla sus piernas en mi cintura y se aferra a mí, camino hasta la puerta de mi habitación y paso el seguro para que nadie pueda entrar y me encamino hasta el baño, cierro la puerta y me giro para empotrar en ella a mi niño bonito que me mira con sus hermosos ojos verdes encendidos por la pasión.
—Aquí no nos podrán oír, aunque igual hay que tratar de no hacer mucho ruido —capturo sus labios con los míos y meto mi lengua en su boca, con mis manos masajeo su trasero y él comienza a levantar mi camiseta; empujo mis caderas hacia adelante para sostenerlo solo con ellas para poder soltar mis brazos y quitar mi camiseta y la suya, me lanzo a succionar sus rosados pezones y dejo ligeras mordidas por su pecho hasta su garganta, me detengo justo por donde pasa la vena de su cuello en la que amo sentir cómo su pulso de acelera por cada caricia de mi parte. Me separo solo un poco para volver a atacar su boca y lentamente dejo que sus pies toquen el suelo, con sus manos recorre mi pecho y mi propio pulso de acelera cada que estas descienden hacia el borde de mi pantalón el que ya hace que mi miembro duela. Yo mismo abro mi pantalón para dejar el camino libre para que sus manos sigan su recorrido hacia abajo, hago lo propio con el suyo y cuelo una de mis manos en su bóxer al mismo tiempo que él en el mío.
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Better Than Me.
Teen FictionJonas Binder, el presidente de la corte acaba de condenar a muerte a Adam Yamamoto el líder Yakuza más importante de Nueva York, un gran golpe para el crimen organizado de la ciudad. Meses después comienza a recibir amenazas de parte de la familia y...