CAPÍTULO 18

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Capítulo 18

¿Qué pasaría si abro la puerta de emergencia y lanzo a la estúpida sobre cargo que no deja de mirar a mi guardaespaldas por detrás de la cortina azul que nos separa de la cocina del avión?

Puedo fingir que fue un accidente.

Tal vez podría sacar el arma de Eliot y que casualmente se dispare en la cabeza de la odiosa rubia que se abre el botón de su blusa antes de empujar el carrito y ofrecernos algo de beber con esa fea sonrisa de comercial de pasta dental.

—¿Desea algo de beber señor? —la voz aterciopelada cargada de hormonas con la que se dirige al grandulón llega como aullidos de zorra en celo a mis oídos. Más le vale a Eliot que no levante la mirada porque la muy estúpida tiene sus senos justo frente a su cara.

—Un... jugo... de... naranja —y el tarado lo hace. Pasa la mirada desde sus tetas a su rostro una y otra vez y creo que no será solo a ella a quien terminaré asesinando lenta y dolorosamente.

¡Ay por Dios! Cada vez me convierto en alguien más celoso. Mis instintos asesinos se agudizan con cada mujerzuela ofrecida que se cruza en el camino de mi guardaespaldas.

—¿Podrías cerrar tu blusa? Ver tus tetas no es una vista agradable —la chica me mira avergonzada, vuelve a su postura y arregla su blusa.

—¿Desea algo de beber joven?

—No, gracias.

Le entrega al grandullón su pedido y se va, puedo sentir la mirada de Eliot fija en mí, pero me rehúso a mirarlo. ¿No estaba tan interesado en la vista? pues que siga mirándole las tetas. Busco música y me pongo los auriculares, cierro los ojos y trato de concentrarme en la música. Mi cuerpo se tensa cuando siento la mano del idiota en mi vientre y su respiración en mi cuello, trató por todos los medios parecer calmado y sereno pero mi tonto corazón comienza a latir cada vez más rápido, sube su mano y tira uno de los audífonos.

—Me encanta cuando te pones celoso —susurra en mi oído—. Quiero besarte ahora mismo.

—Oh, creí que seguías admirando el paisaje —digo sin abrir los ojos y el muy idiota se ríe—. Anda y besa a esa mujer, estará feliz de recibirte —me pongo el auricular, cierro los ojos y me cruzo de brazos.

La mano de Eliot acaricia mi barbilla y me alejo soltando un bufido. Idiota, imbécil, tarado, estúpido, quiero soltarle todo el diccionario de insultos en la cara. Pero el muy tonto me atrae hasta él haciendo que gire mi rostro, y cuando siento sus labios sobre los míos la sorpresa me hace jadear.

¿¡Me está besando!? Muevo mis ojos en todas direcciones para ver si alguien nos está mirando, pero no hay moros en la costa, lo bueno de viajar en primera clase es que las personas están tan concentradas en sus egocéntricos mundos que nadie se percata lo que hace el resto. Los labios de Eliot se mueven sobre los míos y aunque trato de resistirme terminó cediendo, no hay mucho que hacer ante la necesidad de estar en sus brazos, cada vez me siento más atrapado por mi guardaespaldas, lo que le dije ayer es cierto, lo quiero más de lo que debería.

Abro mi boca y cuela su ansiosa lengua en busca de la mía, lo recibo más que gustoso, respondo su beso igual de deseoso y el enojo que sentía comienza a ser reemplazado por necesidad. Quiero poder abrazarlo y fundirme en su cuerpo; el beso va subiendo de tono es como si ambos quisiéramos devorarnos en el proceso, mis pulmones reclaman el necesario oxígeno y mi mente necesita disipar la neblina que se instala y no me deja pensar con claridad, estamos en un avión donde varios empresarios viajan, más de alguno debe conocer a Ronald y al abuelo, si me reconocen estoy perdido, aún es muy pronto para separarme del grandulón, él podría olvidarme y no quiero eso, antes de decirle al mundo sobre nosotros quiero que el grandulón me ame y así luche conmigo contra mi familia para que podamos estar juntos.

Better Than Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora