Capítulo 10
Los oídos me pitan y mi cerebro parece pelota de tenis de un lado a otro dentro de mi cabeza. Escucho los gritos de Eliot como si estuviera a kilómetros de distancia hasta que de uno solo me hace saltar del susto.
—¡Nathan!... ¿estás bien? —me mira preocupado.
—Estoy bien.
Miro a nuestro alrededor y jadeo. Eliot aún me hablaba cuando una de las camionetas nos chocó por detrás y otra se nos cruzó por delante, mi cuello hizo el efecto de látigo y me golpee la cabeza contra el cristal de enfrente. Estamos rodeados con un vehículo a cada lado, las personas en la calle solo corren asustadas cuando de las camionetas bajan varios hombres con armas. A través de la ventana de mi puerta veo a un tipo que se baja del elegante auto gris parece poder verme aún con los vidrios oscuros porque su mirada se queda fija en mis ojos, es alto, su piel es tostada y sus ojos son rasgados. Asiático —tal vez el abuelo no estaba siendo exagerado— va vestido con un elegante traje negro, jadeo cuando levanta la mano enguantada en la que tiene un arma y dispara justo hacia mí, me echo hacia a atrás chocando con el cuerpo de Eliot que me rodea con su brazo en el mismo momento que la bala choca con el vidrio —definitivamente el abuelo no estaba siendo exagerado ahora agradezco los vehículos blindados— centro mi mirada en el tipo de afuera que al parecer es el jefe y me sonríe de forma siniestra.
—Ponte esto —Eliot me da un chaleco antibalas que sabe de dónde sacó, me ayuda a ponerlo y lo ajusta.
Estas cosas solo pasan en las películas, esto no es real, esto no es real, esto no es real, estoy dormido mientras Eliot conduce felizmente cantando una canción. Solo estoy soñando. Repito en mi mente una y otra vez hasta que otro estruendo de una bala chocando esta vez en el vidrio de enfrente me hace abrir los ojos. No estoy soñando.
—¿Qué... vamos... a hacer? —pregunto asustado, realmente estoy asustado.
—Te vas a pasar al asiento de atrás y te vas a esconder en el piso —la voz de Eliot es dura y su ceño está fruncido, pero sé que es porque está preocupado.
Hago lo que me dice. Me siento en el piso entre ambos asientos y pego mi espalda al de adelante, Eliot se quita la chaqueta y veo una especie de arnés alrededor de su torso en el que hay dos armas —no tenía idea que estaba armado—. Se pone un chaleco antibalas, mete una de las armas en la espalda justo en el borde del pantalón y le quita el seguro a la otra. Meneo la cabeza en negación cuando se gira a verme, sé perfectamente lo que quiere hacer, lo puedo ver en sus ojos.
—Nathan...
—No. Eliot, no lo hagas —digo a punto de romper en llanto.
Nunca he estado tan asustado en mi vida. Siento que el aire está comenzando a faltarme, mis músculos arden, mi corazón late fuerte y mi cabeza duele tanto que creo que está a punto de explotar.
—¡Teniente! ¡Solo queremos al chico! —abro los ojos en sorpresa. Mi guardaespaldas gruñe, apuña el arma en una mano con la otra abre la puerta y en un movimiento rápido sale.
—¡Eliot! —grito cuando azota la puerta. Suena un fuerte pitido que me obliga a tapar mis oídos y las puertas de la camioneta se bloquean. Ahora estoy encerrado.
No puedo oír nada. Amo el silencio, disfrutar de un lugar tranquilo sin ningún ruido es uno de los placeres más preciados para mi sobre todo en una ciudad como esta. Pero ahora el absoluto silencio solo hace crecer mi ansiedad, estoy tentado a levantarme y ver lo que está pasando, pero a la vez estoy aterrado, tal vez esos tipos ya mataron a Eliot y ahora ven la manera de abrir la camioneta y sacarme de aquí. Sacudo la cabeza por la tonta idea Eliot prometió que estaría bien, el muy idiota debió esperar que David llegara no dárselas de héroe.
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Better Than Me.
Teen FictionJonas Binder, el presidente de la corte acaba de condenar a muerte a Adam Yamamoto el líder Yakuza más importante de Nueva York, un gran golpe para el crimen organizado de la ciudad. Meses después comienza a recibir amenazas de parte de la familia y...