CAPÍTULO 35

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Capítulo 35

—¿De verdad le dijiste lo de querer todo el dinero? —levanto mi cabeza y observo al grandullón.

—Tú me dijiste —se encoje de hombros. No puedo evitar reír, como me habría gustado ver la cara de Janine, hubiese sido épico, aunque lo más probable sea que cuando llegue a la mansión mi adorada madre esté parada sobre el techo.

—Nathan... ¿Te suena el nombre de Bruce Jones? —Eliot pregunta con cuidado.

—¿Eh? No, ¿Quién es?

—Aún no sé muy bien, solo que es un empresario con negocios no muy limpios, lo que me preocupa es que... ayer, tu madre escuchó ese nombre y se comportó realmente extraña, creo que ella, conoce a ese hombre.

Bruce Jones, ese nombre no me suena de nada, si es empresario tal vez Ronald lo conozca, pero si es cierto que no tiene negocios muy limpios no creo que tenga alguno con mi padre, él puede no ser el mejor padre del mundo, pero es un hombre honesto, jamás se metería en negocios sucios y menos con gente que tuviera una reputación dudosa.

—Le preguntaré al abuelo.

—No, no te preocupes, tal vez fueron suposiciones mías, no pongas esa cara —pasa su mano por mi mejilla y deja suaves besos en mi mejilla hasta mis labios— ¿Qué es lo que me querías enseñar?

—¡Es cierto! —me levanto del sofá y corro hasta mi pequeño taller, tomo el cuadro sin quitarle la sabana que lo cubre y regreso a la sala.

Eliot me mira sonriendo, y me ayuda a acomodar el cuadro en el sofá. Estoy nervioso, lo terminé hace unos días, esta es la primera vez que alguien además de Dianne verá algo que he pintado, no es que tema la crítica del grandullón –porque él no sabe mucho de esto–, pero que lo vea me hace sentir nervioso, hace un tiempo prometí que se lo daría así que espero que le guste.

—Lo terminaste —aunque no es una pregunta de igual manera termino asintiendo—, y ahora es mío —asiento una vez más—, y estas nervioso —sonrío y vuelvo a asentir.

Levanta la sabana y descubre el cuadro, miro atentamente su cara y me alejo unos pasos dispuesto a correr y encerrarme en la habitación. Su cara es de asombro y desconcierto ¿no le gustó? Acerca su mano dispuesto a tocar la tela e inconscientemente golpeo su mano.

—No se toca —lo riño.

—Esto, lo comenzaste a hacer mucho antes de que tú y yo... —me mira intensamente— Nathan...

¡Mierda! Sabía que se daría cuenta.

—Lo comencé el primer día que llegaste a la mansión —vuelve a mirar el cuadro. Es la imagen de nuestro primer encuentro, el día que entré en su habitación y lo vi sin camisa, al día siguiente cuando me senté frente al lienzo ni siquiera me di cuenta cuando comencé a dibujar la silueta de mi entonces guardaespaldas, yo mismo me sorprendí de poder dibujarlo de memoria si solo lo vi por unos cuantos minutos, tal vez el grandullón me gustó en ese momento—. ¿Te gusta?

—Me encanta, niño bonito —me mira de esa forma intensa que hace que todo mi cuerpo tiemble de emoción, sus ojos negros, esos que fueron lo más difícil de pintar, recorren mi rostro, siento como mis mejillas se sonrojan y miro hacia otro lado para evitar la tensión que se comienza a formar en el aire, me giro y camino en dirección a la cocina pero el brazo de Eliot se enrolla en mi cintura y mi espalda se pega a su pecho, mi estómago se retuerce cuando las palma de su mano descansa en mi abdomen traspasando a través de la tela de mi camiseta el calor que emana su palma—. ¿Qué hago niño bonito?

Better Than Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora