Océano e infierno

Encuentros y reencuentro

Punto de vista de Percy.

Cuando se lo dije a mi hermano su cara cambió a una cara de felicidad digna de un niño pequeño y cuando estuvimos listos Annabeth y yo fuimos a montarnos al coche, Álvaro estaba muy ilusionado por ir al campamento mestizo ya que su sueño de la infancia era conocer a los dioses.

- Puede que veas a las cazadoras - dijo Annabeth con una sonrisa al ver como estaba mi hermano - no te ofendas si te odian.

- No pasa nada - dijo él muy alegre.

- Oye - dijo Annabeth - ¿según la mitología japonesa existe algún grupo como las cazadoras?.

Él fue a contestar pero le interrumpí.

- Por favor estoy conduciendo no me quiero dormir - dijo riendo - puede que luego más tarde.

- Te vas a llevar bien con mis hermanos - dijo Annabeth - ¿ha habido alguna guerra importante en la mitología japonesa o cual quier otra?.

- Annabeth - le dije mientras me aguantaba la risa.

- Vale vale - dijo ella - dentro de poco llegaremos, por cierto no te desilusiones con Dioniso.

Él levanto la vista un tanto confundido, normal, no le he hablado sobre Dioniso, solo de Apolo, Hermes, Poseidón y Atenea, los demás son un misterio para él.

Cuando llegamos a la frontera del campamento le indiqué a mi hermano que se quedara detrás de nosotros, el obedeció tranquilamente y tras darle permiso pudo pasar al campamento.

- ¿Este es Peleo? - nos pregunto Álvaro al ver el dragón que  descansaba en el árbol donde estaba vollocino de oro que conseguimos el año en que Thalia resucitó - ¿no debería estar defendiendo el lugar con uñas y dientes?.

- Si y debería - dijo Annabeth - pero debe pensar que eres de fiar.

Peleo se acercó a mi hermano, le olfateó un poco la parte baja del pantalón y rápidamente se subió al árbol, parecía que en sus ojos había miedo hacia mi hermano, confundido acompañe a mi hermano a la casa grande para que pudiera conocer a mi maestro.

Una vez entramos nos recibió Quirón en silla de ruedas y nos saludó a Annabeth y a mi con un abrazo y luego se dirigió a mi hermano.

- Hola joven - dijo Quirón - usted debe ser Álvaro ¿cierto?.

- Cierto pero prefiero Aru - dijo él.

- ¿Por qué? si se me permite preguntar - dijo el maestro.

- Claro que si - dijo él - mi nombre en japones es Aruvaro, el diminutivo es Aru, me gusta más además me dijeron que cuando mi madre estaba embarazada de mi y de mi hermana gemela me llamaba así.

- Yo no entiendo de nombres japoneses - dijo Quirón - ¿significa algo?.

- Significa "algunos" - le respondo - la verdad no se por qué me llamaba con ese nombre.

- A mi me gusta - le dije a mi hermano - es muy japones.

- Claro que si Perseo - dijo él con una sonrisa - bueno Quirón ¿me puedo hacer una foto con usted?.

El centauro asintió y le indicó que se la haría a fuera, una vez fuera el centauro tomo su forma completa, mi hermano me dio su móvil y se colocó junto a Quirón el cual le agarro el hombro derecho para la foto.

- Muchas gracias - dijo Aru una vez que saqué la foto.

- No hay de que - dijo Quirón - ah y vosotros dos hoy los semidioses tiene el día libre así que hoy no hay clases.