Océano e infierno

Un día en los campamentos

Punto de vista de Nico.

Ha pasado un tiempo desde que hablé con Percy, lo único que sé por ahora es que han tenido que pararse en una isla donde su hermano es el rey, pero después de eso nada.

En el campamento hemos estado un poco más alerta desde el ultimo ataque de hace unos días, donde nos atacaron un montón de demonios japoneses con monstruos grecorromanos. Los semidioses están un poco intranquilos ya que no saben si va a atacar y cuando lo harán, y lo más importante, si va a poder derrotar al enemigo. Los más pequeños, es decir, los de once a trece años, tienen un poco de miedo. Quirón está haciendo todo lo posible para tranquilizar el ambiente y las dos chicas japonesas que están por el campamento hace que aumente el sentimiento de seguridad.

Ahora mismo estamos estoy en la casa grande preparando una linea defensiva que consiste en usar a esqueletos como soldados de la primera linea para que luego estén los semidioses más fuertes acompañados de los hijos de Apolo y las cazadoras.

Cuando estaba ideando la forma en que pudieran estar escondidos de una forma estratégica sonó la alarma, no una alarma de ataque o de "la cena está lista", sino la alarma de que va a empezar una de las prueba de nuestros compañeros, si no recuerdo mal es de uno de los japoneses.

Salí corriendo de la casa grande y fui a anfiteatro donde nos sentamos Wil, Jason, Reyna y yo.

Cuando la imagen de arcoiris apareció delante de todos pudimos ver al chico de pelo rojo llamado Lars en un bosque un tanto sombrío incluso para mi gusto. Con la vista busqué a las cazadoras, ya que con ellas estaba la doncella que también era hija del padre de Lars. La encontré en la parte más alejada del anfiteatro apartadas de todos los chicos, donde estaba Iris con una sonrisa por poder ver a su hermano.

Las reglas eran sencillas, tenía que acabar con esos demonios muy raros, bueno, no con todos, con la mitad bastaba, un total de ciento cincuenta, o aguantar dos horas sin que lo mataran.

Cuando iban por la mitad de la prueba recibí el mensaje-iris de Frank y Kaito, el señor del campamento japonés.

- Hola señor Di Angelo - dijo el semidiós japonés - Señor Zang.

- Buenas - dijimos Frank y yo.

- ¿Cómo han ido con vuestros campamentos? - preguntó Kaito.

- Por ahora hemos estado en estado de alerta durante todo este tiempo - dijo el hijo de Marte - las dos doncellas que vinieron dan vueltas por los alrededores del campamento Júpiter para que los semidioses, legados y familias que viven en Nueva Roma.

- Nosotros estamos un poco tensos - les dije a los dos líderes - estaba ideando una linea defensiva por si vuelven a atacar. Pero cambiando de tema, ¿Creéis que Lars podrá superar esta prueba? - le pregunté a los semidioses.

- No es por ofender - dijo Frank al semidiós japonés - pero parece un poco escuálido como para poder vencer a ciento cincuenta monstruos.

- Con todos los respetos señor Zang - dijo Kaito muy relajado mientras prestaba atención a lo que hacía su campista en su prueba - usted no parece un arquero con ese cuerpo musculoso, con solo verle puedo ver que tiene un buen peso muscular, en pocas palabras, es usted pesado y seguramente lento, tienes un cuerpo digno de un guerrero de primera linea ofensiva, por su complexión podría llevar espada larga o lanza - dijo al ver los brazos musculosos de nuestro amigo chino - pero seguramente usted sea muy rápido y se sepa mover con sigilo como un arquero. Ahora, ¿Qué quería decir con todo lo que he dicho?. Muy fácil, las apariencias engañan señor Zang, El señor Anderson es capaz de levantar un hacha de su tamaño con una sola mano.

Eso que dijo nos dejó a Frank a mi un poco sorprendidos, ya que no lo habíamos pensado así.

- Lo mismo va para el señor Di Anagelo - dijo otra vez el hija del dios de la sabiduría - en vez de un usuario de espada parece más un usuario de magia - dijo él - nos dijo Aru que usted suele combinar lar artes mágicas con la esgrima, si no me lo hubiera contado diría que usted seria un usuario de dagas.