Mis padres me dan una sorpresa. "Lurygon"

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Debo admitir que fue impresionante ver llegar a Gab, Joshua y Mary con un ala de esfinge. Estuve tentado a darles la victoria, pero la verdad es que nosotros llegamos primero con una lanza y una espada de dracaenae, y con la flecha dorada de James. Tampoco iba a rechazar que hicieran mis tareas por una semana, probablemente nuestra última semana.

Encontré a Clarisse fuera de la cabaña, generalmente podías verla limpiando su lanza eléctrica, pero como Percy la destruyó durante el juego capturar la bandera, ahora sólo se sentaba ahí llena de odio.

Percy también había pateado mi trasero, pero lo cierto es que yo no estaba molesto con el hijo de Poseidón, de hecho me agradaba, a pesar de no haber hablado nunca con él. Si regresaba vivo, trataría de ser su amigo, aunque claro, si no regresaba no podría entablar amistad con nadie más.

—Hermanito, que bueno que estás aquí— dijo ella, me dio unos golpecitos en el hombro y me revolvió el cabello—. ¿Dónde estabas?

—Oh ya sabes. Con mis amigos, en el bosque, matando monstruos.

— ¿Y también con tu novia la francesa? Ja, ja, ja— ella me dio un golpe en la espalda.

Pocas personas eran capaces de lastimarme con la fuerza, una de ellas era Clarisse. Mi hermana era alta y corpulenta como un jugador de football americano y al ser hija de Ares tenía una tremenda fuerza, la más fuerte de todo el campamento.

— ¡No es mi novia!— repliqué.

Noté que se encendieron mis mejillas, admito que Gabrielle me parecía bonita, pero jamás lo admitiría, en voz alta.

***

Era hora de la cena, hubo barbacoa, la especialidad de las ninfas. Antes de empezar a comer, arrojé la mejor parte de esta al brasero como sacrificio a los dioses, rezando por que no se atacaran entre ellos. Los de mi cabaña comían como animales, hablaban con la boca llena y lanzaban comida a las otras mesas, en especial a la de Afrodita.

Al terminar la cena, fuimos a la fogata, para asar salchichas y malvaviscos. La cabaña de Apolo tocó música alegre, lo que elevó un poco el ánimo de todos. Luego de un rato agradable, nos retiramos a dormir.

Esa noche los sueños no me dejaron tener una linda noche:

Vi a un joven hablando a una multitud de chicos de entre diez y diecisiete años; no pude identificarlo, lo estaba viendo de espaldas. Yo no podía escuchar nada, pero el muchacho parecía tener el talento de un orador motivacional, porque los chicos de la multitud al principio estaban confundidos y después de unas tantas palabras inaudibles comenzaron a asentir, y finalmente se levantaron vitoreando.

El sueño cambió. Esta vez veía el Campamento Mestizo desde arriba, los monstruos lo asediaban, eso no era nuevo, pero lo que no encajaba era que los monstruos estaban dentro de los límites del campamento, más allá del árbol de Thalia. Quería bajar y pelear, pero no tenía control sobre el sueño y cuando quise gritar y llorar por la impotencia el sueño volvió a cambiar

Ahora me encontraba sobre un buque de la Guerra de Secesión navegando hacia el sur, una chica alta y corpulenta dirigía el barco. Desde la distancia no se distinguía su rostro aunque resultaba bastante obvio quien era...

— ¡Lury despierta!— gritó una voz de mujer.

Abrí los ojos y lo primero que vi fue a mi hermana Anna toda despeinada. Me asusté y por instinto de lucha, lancé un puñetazo que le dio en la cara.

—Ups, lo siento Anna— dije avergonzado—. Fue un accidente. Me asustaste.

—Pagarás por eso enano— gruñó furiosa y se lanzó contra mí.

No es fácil ser un semidiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora