Las plantas pueden llevarse bien con las máquinas. "Mary"

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Percy, Annabeth y Grover partieron al Inframundo y la cuenta regresiva de diez días empezó. En diez días, probablemente sería el fin del mundo y todo lo que yo amaba, moriría. Aun así trataba de mostrarme optimista, tenía la esperanza de que Percy tendría éxito y encontraría el rayo del tío Zeus.

-Mary ¿Estás bien?- me preguntó Joshua-. Estás dejando un camino de fresas.

- ¿Qué?- miré atrás, era cierto, varios arbustos de fresas habían brotado por donde yo había caminado-. Oh, lo siento. Es que estoy preocupada por la misión de Percy.

- ¿Preocupada? ¿Por él?- dijo él, molesto por mi comentario-. Pues, tal vez nos envíe un mensaje iris para reportar su progreso.

-Ja, ja, ja. No Josh, me preocupa la inminente destrucción del mundo que puede provocar está guerra entre dioses. Los olímpicos tendrán que decidir a quién apoyan, si a Zeus o a Poseidón. Mi madre odia a ambos porque los dos intentaron cortejarla a la fuerza, tú entiendes. Pero si me preguntas, yo creo que se aliará con Zeus, pues él fue quien le dio a su hija favorita, Perséfone.

-Oh, es cierto. Está guerra provocará división en el Olimpo, división que le conviene a Hades. Percy debe tener éxito. Ahora, hablando de padres, yo creo que mi padre se irá del lado de Poseidón. Recuerda que Zeus lo arrojó por segunda vez del Olimpo, no creo que le tenga cariño por eso. Pero en cuanto a los demás dioses, ignoro el lado que ellos escogerán.

Dejamos la conversación desagradable y caminamos hacia la fragua, era el día de Josh. Un día a la semana, él me llevaba a la fragua del Campamento Mestizo y me enseñaba el arte de la herrería, la forja y la mecánica; otro día de la semana, yo lo llevaba al bosque o a los campos de fresas para enseñarle todo sobre las plantas medicinales, comestibles y venenosas. Así aprendía más de mi mejor amigo y él de mí.

Entramos y sentí como la temperatura se elevó. Un montón de hijos de Hefesto se encontraban martillando, fundiendo metal, ensamblando piezas y muchas cosas más. Todos ellos, chicos y chicas, tenían brazos musculosos y estaban cubiertos de hollín y grasa.

Joshua y yo nos colocamos equipo de seguridad y nos pusimos a trabajar.

Una hora después, habíamos forjado una corona de bronce que tenía flores y espigas de trigo grabadas. En cuanto terminó de enfriarse, Joshua la puso en mi cabeza.

-Te queda bien- dijo Josh-. Ahora eres la princesa de la cabaña de Deméter, lleva tu nuevo cargo con honor.

-Qué lindo, gracias Joshua- le di un abrazo y seguimos trabajando en la forja.

Luego de un rato, tuvimos que dejar la forja porque me quemé la mano al tocar metal caliente. En mi defensa, nadie jamás mencionó que el metal que aún no es seguro tocar, se parecía mucho al que sí lo era. Quirón me vendó la mano después de aplicarme ungüento quealivió el dolor y me hizo sentir mejor.

Justo en ese momento, mis amigos decidieron pasar por ahí.

-Miren quien se quemó- se burló Lurygon-. La plantita.

-Cállate- le espeté-. Ojalá que cuando tú te quemes no haya nadie que te ayude. ¡Ojalá te quemes cuando te vayas al bosque hoy!

- ¡Ja! Te atraparon amigo- dijo James- Confiesa, ¿a quién vas a ver todos los días? ¿Acaso tienes una novia de la que no quieres contarnos?

- ¡¿Qué?! ¿Novia?- el rostro de Lurygon enrojeció, James lo había atrapado-. No, no, no. Yo... solo voy al bosque a ver un amigo que vive ahí.

-Sí James- intervino Edward-. ¿Crees que alguna chica querría un cabeza dura hijo de Ares como novio?

-Bueno, al menos no vivo enamorado de una chica con novio.

No es fácil ser un semidiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora