A James le sucede un milagro en Navidad. ¡Estúpido muérdago! "Gabrielle"

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Las Cazadoras eran muy malas con los chicos: los golpeaban, les disparaban flechas apestosas y los insultaban. Cada vez estaba menos convencida de aceptar la oferta de Zoë Nightshade.

Durante toda la semana estuvimos esperando noticias de los que se fueron a rescatar a la diosa Artemisa, noticias que nunca llegaron.

Percy se había escapado con la ayuda del pegaso negro, Blackjack, seguramente para ayudar a Annabeth. Además los hermanos Stoll le habían dado a la Cazadora Phoebe unas camisetas rociada con sangre de centauro, que era como ácido, así que Zoë se había ido sólo con Thalia, Grover y Bianca di Angelo.

No le había dirigido la palabra a Lurygon en toda la semana, de verdad estaba muy molesta con él después de lo que dijo sobre Bianca. James había intentado hablar conmigo y explicar lo que había querido decir Lury, pero siendo honesta no quería escuchar nada sobre eso.

—No puedes enojarte con él por siempre— había dicho James—. Tienen que arreglar las cosas. No querrás romper el grupo ¿o sí?

—Pues no, pero él tiene que hablar conmigo. No puedes resolver sus problemas.

Dicho eso, él puso los ojos en blanco y me dejó. La verdad es sí quería arreglar las cosas con Lury. Sin importar lo que haya dicho o no, era mi amigo y yo lo quiero mucho.

Una de las Cazadoras era amable, a James no le agradaba porque le había disparado con una flecha envenenada. Tenía la misma opinión con respecto a los hombres, pero no era mala con ellos como sus compañeras. Su nombre era Keila Rivers, había sido la última en tomar el juramento antes de Bianca di Angelo.

Tenía el cabello moreno que le llegaba hasta los hombros, su nariz era algo gruesa. Sus ojos eran negros, muy lindos. Tenía unas mejillas rosadas y boca pequeña, con labios delgados y su piel clara despedía un pequeño resplandor plateado. Usaba la típica vestimenta de invierno de las Cazadoras, ya saben, la ropa plateada.

—Hola—dijo una vez que la encontré en el lago—. Tú eres Gabrielle, ¿cierto?

—Uh, sí soy yo. Hola.

—Mi nombre es Keila Rivers, y soy hija de Hebe, la diosa de la juventud—me estrechó la mano-. ¿Has pensado en la propuesta de Zoë?

—Pues lo he pensado, pero no lo he considerado.

— ¿Es por qué te gusta algún chico?

—Puede ser pero, ¿eso que importa?

—Bueno, que aún no conoces el dolor que pueden causar los hombres— dijo como si hablara por experiencia—. Yo me uní a las Cazadoras hace veinte años por que un chico me lastimó, fue horrible.

—Era un chico mayor que yo, de unos veintidós años, guapo como todos, dulce y atento al principio, para así poder ganar mi aprecio. Lo logró y por un tiempo fuimos felices. Cuando yo tenía dieciséis años y él me propuso matrimonio. Dijo: "Sé que ahora somos muy jóvenes para casarnos, pero esperaré a que seas mayor y a que tú padre nos dé permiso". Obviamente era una chica joven y estúpida, así que acepté. Hablé con mi padre y como era la princesa de papi, obtuve su permiso para casarnos cuanto antes. Una vez casados, me persuadió para firmar un acuerdo donde mi herencia de la fortuna de mi padre sería para él, al menos la mitad. Después de eso me abandonó en un bosque a la mitad del invierno y me dio por muerta.

—Oh, yo...no sabía eso. Lo siento mucho. ¿Qué hiciste después?

—Deambulé por el bosque, completamente perdida. No sabía cómo alimentarme en lo salvaje, pero no quería morir. Hice un juramento a cualquier dios que estuviera dispuesto a escuchar: si me dejaban vivir, juraba alejarme para siempre de la compañía de los hombres. Así me encontraron la señora Artemisa y Zoë, tomé el voto y juré servir a Artemisa para siempre.

No es fácil ser un semidiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora