Perfumamos algunos monstruos. Túnel Queens. "Tanya"

84 12 1
                                    

La Quinta Avenida vino de maravilla. Tomamos todo el perfume que pudimos y alguno que otro accesorio que nos quedaba bien y fuimos directamente al Túnel Queens. No piensen mal, una chica
tiene prioridades.

Silena, nuestra líder, parecía bastante distraída. No hablaba con ninguna de nosotras ni con Póllux, el hijo de Dionisio que venía con nosotros. Caminaba con su bolsa llena de frascos de perfume y la balanceaba suavemente contra su rodilla. Drew Tanaka chismeaba como era su costumbre; parecía que en lugar de ir a una batalla, íbamos al centro comercial.

Extrañaba a Erik, lo enviaron al Puente de Brooklyn con la mitad de la cabaña de Hermes a cargo de Travis Stoll. Mi novio había insistido en venir conmigo y mis hermanas, pero Lury lo prohibió, dijo
que cada cabaña debía defender un puente. ¿Él que diablos sabe? Sólo es un hijo del dios de la guerra, ojalá lo hubieran puesto a él a defender un puente por su cuenta, ni siquiera tiene el valor de decirle
a Gabrielle lo que siente por ella.

— ¿Estás pensando en tu novio?— preguntó Silena, no la había visto acercarse.

—Uh...no, quiero decir sí... bueno, no precisamente...es decir.

Empecé a balbucear cosas sin sentido. Ella se rio.

—Está bien si lo haces. Yo pienso en Charlie todo el tiempo desde que él... desde que...

Se le cortó la voz y empezó a llorar de nuevo.

— ¡Shh! ¡Para ya!— le espetó Drew—. ¿Quieres avisar a los monstruos dónde estamos?

Drew era una chica odiosa y engreída, una digna hija de Afrodita. Tenía la piel clara y facciones asiáticas, una cascada de cabello oscuro caía hasta sus hombros y era esbelta, lo que hacía que no le ajustara correctamente la armadura.

— ¡Déjala en paz, Drew!— exclamé—. Ella perdió a su novio, tiene derecho a guardar luto.

—Si ella quiere morir para reunirse con él, estilo Romeo y Julieta, no significa que nosotras queramos seguirla al Inframundo.

Eso hizo que Silena llorara aún más. Tenía ganas de golpear a Drew en el rostro, pero Póllux me detuvo.

—Chicas este no es el momento de pelear entre nosotros— dijo—. Tenemos una guerra que pelear y un túnel que defender. Así que vamos allá.

Tenía ganas de seguir discutiendo, pero no podría vencer a Drew, puesto que tenía un gran poder de persuasión. Me di la vuelta y abracé a Silena.

—Póllux tiene razón— dije—. Después de vencer a los monstruos podremos discutir.

Drew sonrió satisfecha y volvió a su conversación. Continuamos nuestro camino hacia el Túnel Queens.

***

El túnel estaba lleno de vehículos con mortales durmiendo plácidamente. No había manera en que nosotros seis los moviéramos a todos mientras peleábamos al mismo tiempo. Creo que tendríamos que dejarlos en los automóviles y esperar lo mejor.

— ¡Muy bien!— anunció Silena, ya había dejado de llorar—. Tomen el perfume y rocíenlo sobre los accesos de los vehículos. El olor evitará que los monstruos se acerquen a los mortales, querrán pasarlos de largo. Cuando terminen, rocíen todo lo que puedan sobre ustedes, nos servirá de ventaja. Habíamos asaltado todas las perfumerías de la Quinta Avenida y alrededores, así que teníamos suficiente perfume. Aun así intenté racionarlo; podríamos utilizarlo en contra de los monstruos, incluso a un humano le ardería si le rocían perfume directamente en los ojos. Cubrí los automóviles que pude y al final me rocíe a mí misma de perfume con olor a rosas. Me pareció que mi nariz estaba irritada por todo el perfume en el aire, pero prefería una nariz irritada a perder un brazo debido a un mordisco.

No es fácil ser un semidiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora