Típico, se cumple una profecía y otra inicia. "Tanya"

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Lucho una guerra por los dioses, pierdo un ojo, mi novio es un idiota y me deja por eso, ¿y qué obtengo? Un vestido, ¡un condenado vestido! Claro madre, eso lo compensa todo.

Salí del Monte Olimpo con mis amigos. Al parecer, ellos también habían tenido suficiente de los dioses por toda una vida tal vez. Salimos a la Quinta Avenida donde nos esperaba el grifo de Lurygon
y otros pegasos. Lorraine, Mary y Anna se habían quedado porqué sus heridas no les permitían trasladarse. Lury y Gabrielle montaron el grifo, ella se sujetó de la cintura de Lury. James montó su pegaso Snowfire. Edward y yo subimos a otro, él tuvo que sujetarse de mí y ayudarme a dirigirlo, conducir un pegaso con solo un ojo puede ser peligroso. Juntos, despegamos hacia el Campamento Mestizo.

Tuve que ajustar el curso del pegaso tres veces, no puedo distinguir bien la profundidad. Edward me ayudó a mantener la dirección correcta y se sujetaba a mi cintura con fuerza. Su mano sudaba y temblaba contra mi piel, pues sólo llevaba puesto el top. Me di cuenta que le causaba vergüenza tocarme, pero no me soltó, de lo contrario de caería. De cualquier modo no me molestó, me pareció muy dulce. Sabía que estaba enamorado de mí. Cuando lo conocí lo sospeché, pero cuando Afrodita me reconoció como su hija y comencé a desarrollar mis poderes, estuve segura. Es un chico muy dulce y simpático, tal vez algo tímido y, según él, poco agraciado; aunque yo creo que tiene su atractivo y si no hubiera perdido mi tiempo con Erik, habría considerado estar con él.

Aterrizamos junto a los establos, llevamos a los pegasos dentro y les dimos forraje y agua. El grifo de Lury se dirigió a su nido en el bosque.

-Gracias por llevarnos- dije a Snowfire y al otro pegaso-. Los cepillaré enseguida y les daré unos terrones de azúcar.

Los pegasos relincharon de alegría.

-Ven Edward- dijo James-. Vamos a la enfermería, necesito revisar tu brazo y cambiar los vendajes. Lury, necesito que me asistas.

-Pero quiero quedarme con Gab- protestó él.

-Lurygon- dijo James, con más autoridad. Le dirigió a Lury una mirada sospechosa, como de "Ven y no discutas"-. Necesito "asistencia".

-Oh, claro- dijo Lury-. Nos vemos Gab, debo asistir al doctor Flowers.

Los chicos salieron de los establos sin despedirse y se dirigieron a la enfermería, murmurando de forma sospechosa.

-Sólo tenían que decir que no querían cepillar y alimentar a los pegasos- dijo Gabrielle-. Chicos. Son unos flojos.

-No lo sé, Gab- dije.

Tomé un cepillo y lo pasé suavemente por el cuello de Snowfire.

-Creo que se traen algo entre manos. Pero son bastante bobos y no saben disimular.

Ella rio y yo la imité. Era la primera vez que hablábamos las dos solas desde que las empusas nos atacaron en la escuela hace dos años. No solía hablar mucho con otras chicas además de mis hermanas, pasaba la mayor parte del tiempo con Erik. Ahora, estar con Gabrielle riendo y pasándola bien después de una agotadora y horrible experiencia, sentía que por fin tenía una amiga verdadera. Cepillamos a los pegasos y llenamos sus cubos de agua y forraje. Saqué dos terrones de azúcar de mi bolsillo y se los di. Salí con Gabrielle de los establos y mientras hablábamos pude sentir en ella mucha felicidad relacionada al amor.

No es fácil ser un semidiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora