El enemigo se retira, pero es demasiado tarde. "James"

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Nunca me había sentido tan nervioso en mi vida. Las horas previas a la batalla había querido hablar con Anna y tratar de explicarle las cosas, pero cada vez que intentaba acercarme, sus ojos me daban un claro mensaje: "Aléjate o te asesino".

Intenté estar tranquilo con mis amigos. Sin Lurygon, al parecer todos me miraban como el líder y no quería darles más miedo que el que ya tenían. Tuvimos una pequeña reunión previa a la batalla, como para decirnos adiós en caso de que no pudiéramos ganar, lo cual era muy probable.

Nos sentamos en silencio junto al lago de las canoas y nos miramos los unos a los otros. Finalmente, Edward rompió el silencio.

—Creo que alguien tiene que decir lo que todos estamos pensando— dijo él—. Fue un placer haberlos conocido.

— ¡Edward!— lo reprendió Mary—. No digas eso. Saldremos adelante. Ya verán que mañana estaremos todos desayunando en el pabellón.

—Claro— dijo Edward. Después bajo la voz para que no lo escucharamos—. En el pabellón de los Elíseos.

—Yo sólo quiero decir que podemos ganar si peleamos con toda nuestra fuerza—dijo Erik.

El no era parte del grupo en sí, pero Tanya quería estar con su novio todo el tiempo posible antes de la batalla y al único que le molestaba era a Edward.

Edward puso los ojos en blanco ante el comentario de Erik. Me recordaba a Lury cuando se ponía celoso de Aldo y Gabrielle.

—Yo creo que— dije—, si los otros semidioses no estuvieran en el bando equivocado, podríamos vencer.

Todos se callaron y me miraron con tristeza. Habíamos perdido muchos compañeros en manos del ejército de Cronos, ya sea que hubieran sido reclutados o eliminados. Ochenta campistas, aproximadamente, permanecían vivos y leales a los dioses. Esos ochenta campistas eran lo que se interponían entre Luke y la destrucción de los héroes.

Más tarde fui a la cabaña siete, Lee Fletcher nos había reunido para decirnos unas palabras de motivación.

—Hermanos— dijo Lee—. Hoy no vamos a pelear por los dioses. No vamos a pelear por la gloria de Apolo y la cabaña siete (claro que siempre agradecemos a nuestro padre por sus dones). Pero lo que nos inspira hoy a darlo todo es defender nuestro hogar. El Campamento Mestizo siempre nos ha cuidado y defendido de los monstruos y ahora es nuestro turno. ¡Por Apolo! ¡Por el Campamento Mestizo!

Repetimos el grito, pero sin mucho ánimo. A pesar de eso, Lee había hecho lo mejor que había podido, no podía pedir un mejor hermano para dirigir la cabaña de Apolo.

Después del discurso, me dirigí a la armería. Todos estaban formados para recibir una armadura, un escudo y un arma cualquiera en caso de que no tuvieras una propia. Me formé detrás de Michael Yew, mi hermano y el segundo al mando. Se giró y me saludó con un gesto de cabeza.

— ¿Qué te pareció el discurso de Lee?— me preguntó Michael—. Fue un tanto deprimente y desesperado a mi parecer. Pero creo que tenía las mejores intenciones.

—Concuerdo, Mike— respondí—. Pero no hay mucho que podamos hacer. Excepto pelear.

—Por supuesto. Y créeme hermano, esos monstruos quedarán con más agujeros que un queso gruyere.

Sonreí ante el comentario de Michael. Tomamos la armadura que nos ofrecieron y nos vestimos para la batalla.

Nosotros éramos arqueros así que no usábamos yelmo que obstruyera nuestra visión. Mi arco no había sido usado para tocar música durante todo el verano, ya que siempre tuve miedo de que el ejército de Luke invadiera. Ahora que por fin lo usaría, tenía miedo de hacerlo.

No es fácil ser un semidiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora