Los de último se graduan y las chicas invitan. "James"

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Créanme, no hay nada más irritante que Lurygon y sus quejas. No me mal entiendan, es mi mejor amigo y lo quiero, pero hay un límite en mi paciencia para escuchar quejas.

Cuando entramos a segundo año de secundaria todo fue un infierno, mucho peor que lo que pasamos en Canadá. No sólo por qué los chicos mayores nos hacían la vida imposible, tampoco por las nuevas clases que teníamos, sino porque a Quirón y al señor D se les ocurrió la magnífica idea de inscribir a Aldo en nuestra escuela y para colmo teníamos clase juntos, ya que el hijo de Hypnos se había atrasado un año escolar.

Los cuatro íbamos a la misma clase de gimnasia. La actividad favorita del profesor era jugar a esquivar la bola. Y supongo que también adivinan quién era su estudiante favorito, así es, mi mejor amigo Lurygon. Como era el más fuerte de todos, podía lanzar la bola muy rápido y siempre ganaba el juego, sobre todo si Aldo estaba en el equipo contrario. Una vez entablaron un combate de esquivar la bola, tan largo que estuvimos a punto de perder la siguiente clase.

Todo el semestre se la pasó quejándose de por qué Gabrielle había escogido a Aldo en lugar de él, por qué tenían que demostrarse su amor cerca de nosotros o por qué un monstruo no se comía a Aldo. La verdad a mí tampoco me agradaba del todo, pero tampoco tenía nada en su contra, y mientras tratara bien a mi amiga yo no tenía inconveniente en que fueran novios.

Ahora hablemos de mí porque es justo, ya es suficiente de esos tres y su triángulo amoroso.

Yo intentaba encajar en esa escuela dejando de lado los problemas de mis amigos. Mi dislexia hacia que las clases fueran más difíciles, tanto las letras como los números flotaban en el pizarrón y en las páginas de los libros los libros pero hice mi mayor esfuerzo por lograrlo y obtener buenas calificaciones.

Intenté hacer amigos mortales, al parecer tenía facilidad para agradar a las chicas (no le digan a Anna). Hice algunas amigas mortales que me ayudaron a ganar status social en la secundaria. Una chica en especial se hizo muy cercana conmigo. Su nombre es Jazmín Saucedo Galindo, es española.

Era mayor que yo. Tenía la típica tez blanca europea, tenía el cabello color castaño dorado y ojos pardos oscuros, era algo delgada y casi de mi estatura. A lo largo del año escolar, se convirtió mi mejor amiga mortal, pero yo noté que se sentía atraída hacia mí, a pesar de que dejé en claro que tenía novia. Pero eso no pareció preocuparle, como si estuviera dispuesta a tenerme a toda costa.

Llegó el fin de cursos y los de último año se irían a la preparatoria, así que se organizó una especie de fiesta de graduación para ellos. Lo bueno de esa escuela es que los bailes que organizaban no eran limitados a los de último año, ni siquiera sólo a los chicos de secundaria, sino que podías invitar a cualquier persona, dependiendo del tema del baile.

Este año, el tema del baile de graduación era Joan of Arc así que las chicas invitarían a los chicos y no al revés como era normalmente. Obviamente una de primero podía invitar a uno de último año y viceversa, pero aunque ninguna chica te invitara, podías asistir (aunque ir solo a un baile era socialmente humillante). La única restricción era que la chica que te invitara debía ser estudiante de nuestra escuela.

— ¿Alguien ya te invitó al baile, James?— preguntó Gabrielle un día.

Aldo no estaba, seguramente tomaba una ducha después de gimnasia, así que ella y yo estábamos en el pasillo pasando el rato, puesto que teníamos clase.

—No, todavía no— respondí—. Quisiera invitar a Anna, pero las reglas del baile lo prohíben. Supongo que esperaré, tal vez alguna chica me tenga lástima.

—No digas eso. Además no debes preocuparte por ir solo, tú tienes novia.

—Pero quisiera ir con ella al baile. Al menos tú irás con tu novio.

No es fácil ser un semidiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora