El universo de Julieta

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Iván Noble: Demasiado poco amable

EL UNIVERSO DE JULIETA

Era viernes, eso solo quería decir una cosa... ¡FIESTA! Y viviendo en una residencia universitaria femenina siempre encuentras a alguien con quien salir a tomar unos tragos y conocer algunos chicos lindos.

Julieta salía de su última clase del día a las ocho de la noche, justo a tiempo para comer algo, tomar una ducha y alistarse para salir a su discoteca favorita la cual era llamada "Universidad Nocturna" entre sus jóvenes concurrentes.

Los viernes no eran sus días favoritos solo por las alocadas salidas  con amigas, sino también porque su fastidiosa compañera de habitación se iba a casa de su novio dejándole tranquila todo el fin de semana.

Podría decirse que Julieta tampoco era la compañera perfecta, era un poco desordenada, en realidad era extremadamente desordenada pero ese caos tenía su propio orden, uno que solo ella comprendía y aunque a Celina, su compañera de habitación, le molestara, no podía quejarse mucho ya que Julieta solo estaba en el lugar a la hora de dormir debido a que pasaba miles de horas leyendo en la sala de estudio de la gran residencia.

- ¿Ya estás lista? Vine a plancharte el cabello.

Dijo entrando sin golpear Jessica, su cómplice en fiestas, mientras la chica se sentaba frente al espejo y conectaba el alisador esperando que hoy sus rizos no estuviesen tan rebeldes.

- ¿Qué es eso?, ¿un chico nuevo?

Preguntó Julieta viendo por el reflejo del espejo a su amiga contestando mensajes con una gran sonrisa en sus labios.

- ¿Un chico nuevo?, ¡Muchos chicos nuevos! Me hice una cuenta en una app que se llama Nappn, es para conocer chicos, similar a Finder, pero más cool.

La joven rodó sus ojos, Jess era conocida por sus andanzas, disfrutaba de su soltería como nadie y ella...bueno, a Julieta le gustaba conocer hombres, darles un par de besos, aceptar unas citas y adiós.

Su filosofía era simple, el universo le traería a su chico ideal y ella tenía que estar en sincronía con su alma, cuerpo y mente para lograrlo, por ello meditaba siguiendo las prácticas de un movimiento de armonía universal que encontró en internet llamado Jabbalah, no era una creencia de deidades sino de las fuerzas naturales, fe pura.

-Al diablo con eso Jess, siempre traes mil detrás de ti, creo que quieres tener un escuadrón.

Bromeó Julieta y luego su amiga la convenció para descargar esa app y conversar con un chico que atendía en la barra del bar donde siempre iban, quizás consiguieran descuentos o tragos gratis. Si, a Julieta le gustaba demasiado el alcohol, no para beber hasta caerse, pero era una gran amante de las buenas bebidas, exclusivamente de su debilidad, el vino tinto.

El fin de semana pasó volando y el lunes volvía a renacer junto con todas las obligaciones.

Julieta odiaba aceptarlo, pero era la reina de las solteras entre su grupo de amigas, a pesar de su ansiedad social la chica se desinhibía un poco gracias al alcohol y utilizando su carisma podía entablar conversaciones con chicos lindos para emparejarlos con ellas o simplemente que pagaran unas cervezas cuando el dinero comenzaba a escasear muy entrada la madrugada.

Fuera del fin de semana la joven solo era una estudiante de Derecho y una obsesionada con la literatura, preferiblemente la inglesa romántica como Hardy o Brontë pero la obra máxima que pasaba mucho tiempo en sus manos eran sin dudas los famosos libros de J.K. Rowling.

Harry Potter había sido su amigo de papel desde su infancia, la cual no había sido muy fácil, debido a su ansiedad social y un padre bastante sobreprotector Julieta tenía un entorno social muy selectivo, la mayoría de sus amigos los obtuvo hace mucho tiempo, algunos desde el primer día de prescolar.

La joven no escondía su padecimiento de nacimiento, ella tenía un "normal defecto físico" como le gustaba llamarle, Julieta tenía un pie más corto que el otro solo por un par de centímetros, al igual que su mano, la cual no tenía la misma destreza que la otra, quizás tuvo un poco de bullying en su infancia, pero ella no recuerda o no quiere recordar, estaba sumida en los libros, la forma de escapar del mundo y crear su propio universo.

Luego de redactar un ensayo para una materia de la facultad, la chica espía la estúpida app que su amiga le incitó a descargar rechazando a muchos hombres con un clic en su smartphone hasta que llegó a la foto de uno que le llamó la atención.

Sebastian, veintiocho años, pudo leer con sus ojos oscuros y las fotos del joven eran realmente extrañas, ¿podía ser un chico así de apuesto?, parecía una broma, pero de todos modos le dio "Like" y automáticamente descubrió que el misterioso hombre también había coincidido en hacer lo mismo con ella, no sabe porque, pero sonrió antes de irse a dormir.

Al otro día Julieta no pudo evitar entrar de nuevo en la estúpida app e investigar un poco más sobre Sebastian, pudo leer que era un profesor de viola y director en un sistema de orquestas infantiles.

Después de atar en un moño sus rizos rebeldes y limpiar sus anteojos miró su propio perfil en Nappn y se sintió un poquito insignificante al ver que junto a su nombre podía leerse un simple "estudiante de abogacía" debería modificarlo para escribir que también era una filántropa, una escritora frustrada de fanfics sobre el mundo de Harry Potter, amante del buen vino y constructora de su propio universo.

Sonrió ante sus ocurrencias, pero algo emocionante sucedió en ese instante, tenía un nuevo mensaje en Nappn.

*Hola, ¿Qué tal? *

Había escrito aquel músico y la mano de la chica tembló antes de contestar, ¿Qué tal si su universo podía cambiar con una simple conversación de chat?

Julieta contestó relajadamente y luego se dio cuenta de que estaba pensando demasiado, como siempre, su ansiedad estaba actuando de manera soñadora tratando de ver más de lo que había en la realidad...¿pero cómo saberlo si siempre el universo traía nuevas señales a su vida?

El Maestro del SonidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora