Un regalo de navidad

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UN REGALO DE NAVIDAD

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UN REGALO DE NAVIDAD

La madre de Julieta ya había llegado a la terminal de autobuses para pasar las fiestas en la casa de su hijo junto a su familia.

Julieta fue a saludar y ayudó a la mujer cargando un poco de su pesado equipaje.

-Mamá, yo quiero quedarme en mi nueva casa hasta el día de nochebuena, luego voy a lo de Pablo.

-Ok, está bien. Mañana pasaré por ti y me acompañarás a comprar algunos regalos.

La chica suspiró con resignación y decidió no comentarle a su madre que no tenía ni un ápice de espíritu navideño. Realmente detestaba la idea de pasar las navidades lejos de Pueblo Manzana.

-Hola.

Murmuró su hermano acercándose a ellas y cargando la valija más pesada.

-Hola, yo vine a decir "Hola", en nochebuena iré a tu casa, por mientras estaré en la mía ordenando el desorden de la mudanza.

El hombre asintió y se encogió de hombros, minutos después se subieron en la camioneta para dejar a Julieta en su nuevo hogar y luego siguieron su ruta.

Jessica ya estaba en la nueva casa y le abrió la puerta para mostrarle su nueva habitación.

-Me gusta, quítate los zapatos antes de entrar.

Dijo Julieta y Jessica suspiró, al parecer ya se había olvidado lo que era convivir dentro de cuatro paredes con la loca del karma, las vibraciones, el Jabbalah, el yin yang y todas las cosas cósmicas juntas.

-Pasaremos juntas todo el verano, tu estudiando y yo trabajando, me gustaría decir que es genial pero no creo que lo sea teniendo en cuenta que el mundo estará bajo una sombrilla y con los pies en la arena de alguna playa.

La joven no quiso decir nada acerca de sus vacaciones familiares anuales en un pequeño balneario de la costa, a pesar de que siempre se iba antes de tiempo podría optar en quedarse un par de semanas y no unos días como decidía luego de que el sol, la arena y el sofocante calor la abrumara.

Julieta prefería buscar un buen libro y resguardarse dentro de su casa lejos del abrasante sol, quedar colorada no era su plan para el verano ya que nunca logró broncearse gracias a la extrema palidez de su piel.

-Soy una vampira, estaré bien.

Bromeó Julieta y por la noche comenzó a hacer la masa para unas pizzas caseras que compartiría con su amiga.

¡Ahí está!, ¡cocinar!, ¡ese es el regalo perfecto!

Siempre hacía galletas de Navidad junto a su padre, era algo así como una tradición a la que luego se le sumó su pequeña sobrina, pero solo en parte.

Podría tomarlo como algo tonto, pero era un regalo casero, lindo y emotivo ya que adoraba cocinar, aunque las pocas recetas que se había aprendido eran en su mayoría dulces.

Al otro día compró una pequeña caja de color azul para armar y una cinta roja con lunares blancos, fue al supermercado para llevarse los ingredientes que necesitaba para cocinar las galletas y en un santiamén volvió a casa.

No podía dejar de estar emocionada, ¡Era el primer regalo que le daría a Sebastian!

Sonrió mientras mezclaba los ingredientes y una vez que colocó las galletas en el horno sintió que había escogido un muy buen regalo.

- ¿Qué estás haciendo?, sentí el olorcito y vine a ver.

Preguntó Jessica entrando por la cocina y al notar que su amiga tenía el cabello recogido en un moño demasiado alto y sus anteojos sobre la punta de la nariz supo que se trataba de algo que trataba de hacer con precisión

-Galletas.

-Buenísimo, nos viene genial para la merienda.

-No son para comer, es el regalo de navidad que le haré a Sebastian.

Jessica frunció el ceño y luego soltó una carcajada, en ese mismo instante Julieta alzó la mirada, ¿estaba tan mal su regalo?

- ¿Crees que está tan mal?

Preguntó con algo de recelo en su voz, quizás era muy pronto para obsequiarle algo al chico con el que salía desde octubre, o quizás no.

-Pienso que es algo tierno, o sea él va a darse cuenta que le dedicas tiempo, que piensas en él. No sé si está bien, haz lo que sientas. Si quieres mi opinión creo que es patético, pero sólo lo digo porque él me cae mal, ¿cuándo muestra interés por ti?

- ¡Muchas veces!

Se defendió Julieta y refunfuñando dejó la cocina para hablar con su madre quien la había llamado para coordinar su visita.

Una vez que las galletas estuvieron listas las envolvió para guardarlas en la caja y con sumo cuidado utilizó la cinta para adornarla.

-Quedo muy cool, ¿Cuándo comenzamos el negocio de la venta de galletas?

Bromeó Jessica y Julieta se rio, estaba demasiado satisfecha con el resultado.

Esa noche luego de despedirse de su madre tomó una ducha y se dirigió al apartamento de Sebastian para pasar su última noche juntos antes de navidad.

Dentro de su cartera llevaba el regalo y decidió dárselo cuanto antes para determinar su reacción, ¿y si no lo tomaba como algo normal?

-Te traje un regalo de navidad, es algo simple.

Dijo ella luego de sentarse en la cama y extrajo la caja del interior para dársela con una sonrisa que escondía demasiada expectativa.

-Espero que te gusten, las hice yo.

Agregó la joven y notó que Sebastian estaba más entretenido con la cinta que envolvía las galletas.

-No tenías que molestarte. Gracias.

Murmuró al ver el interior y ella sonrió, no habían señales de que fuese negativo haberle dado algo por navidad.

-No es nada, es algo así como una tradición, siempre hago galletas en navidad, es de las pocas cosas que se hacer dentro de una cocina.

-No son muy fanático de las cosas dulces, pero están buenas.

Sebastian le ofreció una luego de probarlas y ella se negó.

-No, gracias, las hice para ti.

Se excusó Julieta y acto seguido vio cómo su amante jugaba con la cinta que envolvía la caja colgándose una de ellas en el cuello a modo de corbata.

-Parece que te gustó más eso que las galletas.

Bromeó Julieta, Sebastian dejó la caja en su escritorio para tomar la otra cinta y realizar un moño en sus partes privadas, acto seguido la chica se rio ante sus ocurrencias.

-También tengo un regalo para ti.

Susurró su amante de manera pervertida dejándole ver lo que había hecho.

- ¡Oh!, creo que va a gustarme mucho.

Exclamó Julieta quien minutos después ya no tenía la ropa puesta, solo una cita roja de puntos blancos con la cual Sebastian jugaba sobre su piel.

El Maestro del SonidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora