"Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitas a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa."- "Rayuela"- Julio Cortázar
"MÍ JULIETA"
Julieta despertó temprano en la mañana, un hombre de cabello negro y despeinado dormía profundamente, se veía cansado.
Sebastian había realizado una de sus mayores fantasías y ella lo vivió junto con él, allí, en esa misma cama donde reposaban dos personas anoche estaban tres.
Cuando su adorado amante se dignó a despertar tuvo que estirarse para abrazarla, la joven suspiró, siempre se sentía feliz y agradecida entre sus brazos, pero ahora mismo su corazón latía de forma distinta, algo había cambiado, eran amigos, eran amantes y ahora tenían algo fuerte que los uniría de por vida, una experiencia donde la amistad y el amor se entrelazaban creando algo sublime.
Besó su hombro hasta llegar a su cuello y abrazó la parte baja de su espalda, Sebastian se quejó de cansancio, pero Julieta solo quería mimos, podía aguantarse, entendía que fue una madrugada agotadora.
-Ahora no puedo moverme, me pesa todo el cuerpo.
Explicó el hombre ya que su rutina por las mañanas siempre era la misma y comenzaba de esa forma, con Julieta abrazándole y besándole por todas partes, posaba sus labios en la piel de su amante con pereza, despacio, entre pausas de pequeños bostezos, pero con la misma sensación de felicidad suprema, ¿sabría Sebastian como funcionaba el cuerpo de la chica cada vez que su conciencia recordaba que había dormido junto al hombre que revolucionaba cada fibra de su ser? Era esa mezcla de tripas retorcidas, estomago inquieto y sobra de aire porque deseaba perder todo su oxigeno fundiéndose en la piel de esa persona, ¡Cuanta vida albergada su pequeño cuerpo!, con solo una caricia de Sebastian su corazón enloquecía y las bragas se le mojaban.
Y es que estaba segura de que este lo sabía, Julieta no disimulaba para nada esa mirada de loca sin remedio, quería pegar su cara contra la suya todo el tiempo, deseaba estar haciendo el amor cada vez que se quedaba mirándole fijo, ¿alguna vez una mujer le deseó tanto como esa joven de veintitrés años que descubrió la sexualidad de su mano y evolucionó tanto como para llegar a realizar un ménage a trois?, realmente no lo sabía pero si lo sentía, esa emoción sexual extrema a veces la abrumaba, ¿cómo podía estar húmeda el noventa porciento del tiempo que pasaba con Sebastian?, estaba orgullosa de ser su mujer, de sentir que todo lo aprendió por él, esperaba que su amante viera el potencial que ella tenía, jamás podría aburrirse con Julieta en la cama, jamás, la joven le desearía toda la vida y esperaba que no fuese por ser joven y estar con las hormonas a flor de piel, seguramente era la química sexual, la cosa más apasionada e inexplicable del mundo, solo tenía que sentirse.
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El Maestro del Sonido
RomanceJulieta es una joven estudiante de abogacía con persistentes sueños de cambiar el mundo. Astuta, ansiosa, filantrópica, feminista, gran devoradora de libros y con creencias filosóficas sumamente definidas la chica construía su propi...