Energía positiva

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ENERGÍA POSITIVA

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ENERGÍA POSITIVA

El día era propicio para tomárselo libre y no concurrir a clases, pero aun así Julieta cargó de libros su mochila y se dirigió a la universidad con energías renovadas.

Marzo era un mes de descubrimientos, de novedades, el verano terminaría pronto pero el clima era genial, ni mucho frio ni mucho calor, la joven esperaba el otoño con ansias, ese deseo de hacer el amor en todas las estaciones del año seguía en su cabeza de forma pervertida y soñadora.

Peter miraba como su amiga tenía un libro de procedimientos constitucionales frente a sus ojos, pero estos no se movían, definitivamente ella estaba pensando en otras cosas más interesantes que observar como los alumnos de segundo año realizaban su primera prueba escrita.

-Hey Jules, ¿damos una vuelta por los pupitres para ver si alguien está haciendo trampa?

Musitó el chico y ella se giró para prestarle atención por primera vez desde que entró al salón, el silencio sepulcral del alumnado debido a la concentración solo era interrumpido por los ayudantes de catedra con más experiencia quienes conversaban animadamente y de manera ruidosa.

-Déjalos, ellos saben lo que hacen. No seremos la policía de este lugar, somos los profes cool, recuérdalo.

-Si, pero ese aire de presencia me encanta, hay un par que miran hacia adelante cada cinco minutos.

-Deben estar nerviosos.

Opinó Julieta y le guiñó un ojo, se puso de pie y caminó hacia donde se encontraba el profesor Sapoll.

- ¿Peter y yo podemos ir a tomar un café abajo?

-Por supuesto, ¿me traes uno al regresar?

-Claro doctor, volvemos en veinte minutos.

Murmuró la joven seguida por su amigo y ambos salieron del aburrimiento con una sonrisa de complicidad.

- ¿Cómo hiciste eso?, pensé que nos iba a mandar a la mierda.

-Solo me di cuenta de lo inútil que era tener a cinco personas para observar a cincuenta alumnos dentro de un salón y le pedí unos minutos de dispersión, ¿acaso somos estudiantes en esta materia?

-Jules, amo tu diplomacia, ves la oportunidad en cada pequeña chance que aparece.

Entraron a la cafetería y la joven miró a la muchacha que atendía con una sonrisa.

-Me llevo lo de siempre.

Dijo sin más, Julieta tomaba su café doblemente cargado, cortado con leche y sin azúcar.

-Quiero una porción de torta de chocolate y un café, azúcar por favor.

Se sentaron en la misma mesa donde unos días atrás Tony la había increpado observando el desolado y vacío pasillo de la facultad de Derecho, todo el mundo estaba en clase.

El Maestro del SonidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora