Entrelazando los hilos del Universo

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Fito Páez: Es solo una cuestión de actitud

ENTRELAZANDO LOS HILOS DEL UNIVERSO

¿Cuál es el sentido de escribirle a un desconocido por una app cuando puedo salir con alguno de esos chicos que siempre están en lista de espera?

Pensó Julieta frunciendo el entrecejo mientras veía una y otra vez las fotos del misterioso hombre con quien se había comenzado a escribir.

No era la mujer más hermosa del mundo, pero tampoco era poco agraciada, aunque detestara la palabra "normal" podría decirse que era lo que más se asemejaba a su descripción de belleza, no era una chica por la cual los hombres se voltearan a ver, pero tenía su encanto, "el don de las palabras" era lo que afirmaban sus amigas.

Lo cierto era que a Julieta le gustaban las historias de amor, pero ella nunca se había enamorado. A pesar de eso le gustaba simular situaciones de romance, como buena lectora que era le encantaba salir a cenar o sentarse en la rambla junto al mar tomando la mano de ese par de chicos que conoció en facultad hace pocos años y aún mantiene ilusionados cuando esporádicamente acepta alguna cita de alguno de ellos.

A veces se escribe con algún joven del entorno cercano a sus amigos, pero solo llegan a unos besos y ya.

Julieta escribe sobre amor basándose en sus héroes literarios favoritos pero también dependiendo de su estado de ánimo, a veces puede pensar en el amor como escribía Benedetti pero otros días piensa que el amor puede ser visto como lo creía Bukwoski, hay algo que ese autor y la chica compartían con mucho fervor y era su pasión por la bebida, aunque claramente la joven no se sentaba a escribir junto a una copa de vino, no podía vivir de eso, apenas era una estudiante universitaria salida del interior de su  país que recibía una beca económica debido a su buena escolaridad, de todas formas se conformaba con teclear algún capitulo para sus fanfics sobre Harry Potter o Cincuenta Sombras de Grey y por culpa de la universidad escribía mucho menos de lo que ella deseaba.

Pero la chica no perdía las esperanzas, mientras daba vueltas en su mano aquella corbata de moño que había comprado cuando era tan solo una pequeña niña pensaba en como quería que fuese su hombre ideal y estaba más que definido.

Primeramente, tenía que ser tan caballeroso como Mr. Darcy de Orgullo y Prejuicio, su primer gran amor literario. Segundo tenía que ser igual de valiente e inteligente que Severus Snape y amar de la misma manera que él amó a Lily Evans a pesar de no ser correspondido... y finalmente ser un jodido pervertido como Christian Grey,  porque Julieta a pesar de ser virgen poseía una mente sucia, demasiado corrompida por todo lo que había leído. Aunque no quería una fusta ni un látigo cuando leyó sobre el sexo tántrico y supo que su filosofía del Jabbalah tenía su propia manera de ver el acto amatorio como una conjunción de mente, alma y cuerpo la chica se preservó hasta encontrar a aquel hombre que el universo le destinaría, no importaba la espera, sus buenas obras la recompensarían para obtener todo aquello con lo que había soñado. Enamorarse sería un plus pero si no sucedía tampoco se iba a desesperar, el universo siempre entrelaza el destino.

El Maestro del SonidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora