Julieta es una joven estudiante de abogacía con persistentes sueños de cambiar el mundo.
Astuta, ansiosa, filantrópica, feminista, gran devoradora de libros y con creencias filosóficas sumamente definidas la chica construía su propi...
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Recomendación para escuchar mientras lees este capítulo: "Eyes on Fire"- Blue Foundation
https://www.youtube.com/watch?v=8IHFVn0sv14
LLEVAR LA TEORÍA A LA PRÁCTICA
Cuando una joven universitaria bajó del bus para caminar las pocas calles que la llevarían a su hogar no pudo evitar que su cuerpo se quejara en cada paso que daba. ¿Las primeras veces siempre eran así? Ahora sabía de qué se trataba todo, sus amigas siempre comentaban del martirio del dolor de la primera vez.
No podía exagerar, en realidad no era tan grave, pero si, sus músculos se estaban quejando de tanto ejercicio físico, aunque no le molestaría repetirlo una y otra vez.
Llegó a la residencia y lo primero que hizo fue tomar su bata, poner un gel relajante en la bañera y abrir el grifo para dejar que esta se llenara de espuma.
Luego de esto se quitó la ropa y se hizo un alto moño en su castaña cabellera, observó su reflejo en el espejo, no se veía muy diferente, pero si se sentía distinta. Sus mejillas estaban de un tenue color rosáceo y sus ojos brillaban como las luces en navidad. Se tocó los pechos, su vientre, sus hombros, todo se veía igual, de un pálido color blanco.
El agua caliente molestó el adolorido cuerpo de Julieta, pero una vez que se acostumbró a la temperatura cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás.
¿Qué estaba pensando Sebastian?, las imágenes de su cuerpo desnudo volvieron a su mente y trató de alejarlas, ahora tenía más datos sobre él, mucha más información de la cual su cerebro revivía a cada segundo.
Sonrió al recordar su rostro, sus fuertes brazos que la abrazaron tantas veces que si cerraba los ojos podía sentir la leve presión en cada centímetro de su piel, la había inaugurado, ahora sentía una especie de pertenencia a aquel músico que había conocido un primero de octubre en un pequeño bar.
No quería salir de la bañera, pero no hubo más remedio una vez que el agua se enfrió y la espuma se había desvaído.
Caminó por el pasillo ajustándose la bata y Jessica la estaba asechando en la esquina que daba a su habitación.
-Vaya vaya...así que... ¿así que sí?
Preguntó la chica tapándose la boca para reír, al fin su única amiga virgen había debutado, una proeza increíble teniendo en cuenta lo difícil de conquistar que era Julieta Mollinari.
-Sí, sí, me duele todo y es genial.
Sonrió la castaña y mordió su labio, después de entrar a su habitación Jessica se coló por detrás, ya sabía que no iba a tener mucha privacidad luego de decirle que ya no estaba vistiendo santos.
