EL ÚLTIMO BESO DEL AÑO
Escribir este capítulo no es lo mejor de lo mejor, es más, podría decir que apesta. Quizás he llorado un poco al escribirlo, quizás no, lo dejaré a criterio del lector.
Recordar la última vez del año que vi a Sebastian y además de eso las primeras fiestas familiares sin mi mejor amigo no da ninguna señal de esperanza, pero de alguna manera fueron el comienzo de mi segunda resiliencia.
--------------------------------------------------------
-Estoy segura de que Catalina puede usar el horno mamá, ya no es tan niña. La vigilaré.
Murmuró Julieta esa tarde de víspera de navidad mientras ella y su pequeña ayudante cocinaban galletas justo antes de que los demás invitados concurrieran al lugar.
Julieta había dejado sus cosas en la habitación donde dormía cada vez que visitaba la casa de su hermano y la barbacoa estaba decorada especialmente para la festividad de hoy.
Las primeras navidades sin su padre, el ambiente era extraño, cada uno fingía que todo estaba bien pero no era así, incluso su madre optó por no regañarla al no secar adecuadamente su cabello el cual mojaba imperceptiblemente el vestido que estrenaba esa noche.
- ¿Así que sigues saliendo con ese chico?
Preguntó su madre al sentarse cerca de la joven quien estaba muy concentrada enviando mensajes a sus amigos ya que los tenía demasiado lejos ese día y al terminar la cena seguramente se iría a dormir. Ojalá estuviese en Pueblo Manzana aguardando a que luego de las doce cayeran sus compinches a saludar y llevarla a dar unas vueltas por la pequeña ciudad.
-Si mamá, se llama Sebastian.
-Oh, ya veo, ¿y están bien?
-Si mamá.
-Me parece increíble que por fin decidieras salir con alguien, espero conocerlo.
- ¡No mamá!
Su exclamación tomó de sorpresa a los demás comensales, pero casi al segundo de darse cuenta Julieta comenzó a hablar entre susurros.
-Yo no quiero que esto sea de la manera en que la gente común funciona, no ahora. Además, estoy segura de que él tampoco querría. Por favor no me pongas ansiosa con esas cosas.
Dijo en un cuchicheo y la mujer suspiró, estaba de más seguir hablando del tema sabiendo que la ansiedad social de su hija estaba a punto de hacer ebullición.
Antes de las doce Julieta se encerró en el baño para estar unos minutos en soledad, no sería de mucha ayuda que llorara delante de los invitados por lo que aguantó la melancolía y al estar un poco más serena volvió a su lugar fingiendo que todo estaba bien.
ESTÁS LEYENDO
El Maestro del Sonido
RomanceJulieta es una joven estudiante de abogacía con persistentes sueños de cambiar el mundo. Astuta, ansiosa, filantrópica, feminista, gran devoradora de libros y con creencias filosóficas sumamente definidas la chica construía su propi...