Complicidad

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 "No había nada en él que obstaculizara mi espontaneidad; con él no había necesidad de reprimir mi buen humor y eso me hacía sentir a mis anchas. Sabía que mi vivacidad le sentaba bien. Todo lo que decía parecía servirle de consuelo y de esperanza. ¡Qué sensación de encantadora complicidad! Me hacía revivir, iluminaba toda mi naturaleza, en su presencia yo estaba viva, al igual que él en la mía."  "Jane Eyre"- Charlotte Brontë


COMPLICIDAD

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Julieta dejó a un lado los libros luego de una tarde repleta de derecho laboral, se acercaba el examen y quería bordarlo.

Lo único complicado de estudiar dicha materia era la matemática, calcular liquidaciones de sueldos y aguinaldos no le simpatizaba demasiado.

Fue a casa de Leo donde también se encontraba Fernando sentándose en un sofá de cuero con cara de soñadora.

-Quizás te drogas o quizás el imbécil dejó de ser un imbécil por un rato.

Ironizó fer con a mirada fija en su amiga quien respondía a un mensaje cariñoso de Sebastian en su móvil.

-Yo tenía razón, tantos meses dieron frutos, yo le importaba. Se reivindicó de una manera impresionante y no pude decir que no.

Murmuró Julieta viendo como por primera vez en toda la noche Leo fijaba sus ojos en ella, prosiguió contándoles sobre las velas, el traje y la serenata, en que la quería y de una forma extraña ya eran amigos además de amantes.

- ¿Así que ahora yo tengo que esforzarme para tragarlo?, ahora es amigo, ¿el sabe lo que es ser tu amigo verdad?

La muchacha dio una cabezada de asentimiento no muy segura del grado de amistad que tenía Sebastian con los demás, pero supuso que estaría bien, ser su amigo no requería un pacto de sangre, aunque significaba algo muy parecido.

El resto de la noche fue normal, pidieron pizza, hablaron de las vacaciones de invierno y Fernando soltó una bomba mortal cuando Leo se disponía a jugar videojuegos.

-Mi novia me dejó, dijo que quería un tiempo a solas, no hubo pelea, no existió nada, solo me dejó.

Julieta chillo como un gatito asustado y Leo pausó su juego, en ese instante Fer colocó una mano en el hombro de la muchacha quien comenzó a llorar repentinamente.

-No puedo hacer nada, Romina me dijo que no era por mí, quería encontrarse a ella misma pero después de dos años juntos me pegó fuerte su partida.

Julieta parpadeó un par de veces, Romina no le caía muy bien pero tampoco mal, hizo el esfuerzo por llevarse bien con ella, fueron de compras juntas y hasta la incluyeron en sus reuniones de los lunes para mirar un reality de cocina, estaba dentro de su círculo íntimo, pero no tanto.

El Maestro del SonidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora