Recomendación para escuchar mientras lees este capítulo: "Y aparece tu piel"- Luis Alberto Spinetta y Luis Salinas.
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EL MEJOR AMANTE DEL UNIVERSO
Sebastian la observaba con esa típica mirada entre pervertida y picaresca a la que tanto se había acostumbrado, sus ojos cambiaban a ese tono tan oscuro el cual era su primer recuerdo en la cama. ¿Cómo olvidar la primera vez que se sintió así de deseada?, como aprendiz podía decir que su posición favorita hasta ahora era hacerlo de costado acurrucados, esa forma comúnmente llamada cucharita por la intimidad de los cuerpos entrelazados en un juego de cóncavo y convexo, tenía que repetir las palabras, "hasta ahora".
¿Cuánto hablaba de ella que esa fuese su posición favorita?, realmente no quería meditarlo mucho ya que si su cerebro funcionaba a la perfección sacaría a flote esos sentimientos que florecían ignorados muy dentro de ella.
Pero si tenía que hablar de posiciones las adoraba a todas, incluso esa vez que Sebastian quiso hacerlo de pie en una posición un tanto extraña donde falló el contorsionismo de su aprendiz y quedó como un hilarante recuerdo de iniciación.
Prefería que Sebastian esté arriba, en ese caso podía mirarle el tiempo que sus jadeos, gemidos y gruñidos la dejaran ya que siempre se desmoronaba cuando su amante llevaba el mando.
Hay tantas cosas que quisiera contarle sobre lo que le pasa cuando tienen sexo y no se trata de aprendizaje sino de observaciones.
Le encantaba verle llegar al orgasmo, esa mueca que hacía con su rostro la humedecía a pesar de que ella ya haya sido satisfecha, podría decirse que era un acto reflejo.
Si tenía que hablar de sensaciones debía enumerar esa manera que tenía su amante de tocar su sexo, esos dedos de músico no solamente hacían maravillas con un instrumento musical, también creaban una melodía demasiado escandalosa y pasional para un público muy selecto, solo ellos dos. Sebastian Fuentes Otero era una máquina de crear orgasmos.
Hablando de esa maravilla llamada también "la petite mort", ¿Cómo era eso de que no todas las mujeres podían llegar al orgasmo en un encuentro sexual?, la respuesta era compleja y simple a la vez: conexión.
Esa fusión de cuerpo, mente y alma trabajaba a toda velocidad cada vez que se acostaba con su amante, ¿Cuántas personas cambian de cuerpos día a día sin sentir cosas más profundas que meter y sacar, introducir y expulsar a otra persona? Porque siendo francos esa es la base real del sexo, así de simple, así de animal, así de asqueroso de leer e imaginar si se puede decir.
Pero el ser humano ha evolucionado en todos los sentidos y el espiritual es uno de ellos, si se tienen sentimientos por la persona con la que van a la cama el sexo se convierte en algo real, profundo sublime y quizás la prueba de que la magia existe.
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El Maestro del Sonido
RomanceJulieta es una joven estudiante de abogacía con persistentes sueños de cambiar el mundo. Astuta, ansiosa, filantrópica, feminista, gran devoradora de libros y con creencias filosóficas sumamente definidas la chica construía su propi...