(Cuando esta novela comenzó fue por un desahogo emocional de la autora y solamente me ha dado energías positivas, tanto por Sebastian, por mis más fieles lectoras, por los nuevos suscriptores y por todas esas personas anónimas que aun no la han comentado pero dedican un poco de su tiempo para seguir esta novela de romance no convencional que me llena de amor propio cada día. Gracias, gracias gracias.)
UN PEDIDO AL UNIVERSO
Julieta estaba recostada en la cama de Sebastian, la frazada donde habían hecho el amor por primera vez lucía normal, como si nunca hubiese ocurrido un accidente sobre ella aquel día, la joven sonrió al recordarlo.
Rememorar su primera vez no era algo que hiciera con frecuencia, fue doloroso y los nervios estaban a flor de piel.
Recordaba con exactitud su desnudez, la forma cuidadosa y a la misma vez apasionada con la que Sebastian la había mirado, no podía decir que ella sintió mucho pudor ese día, dejó todo en manos del destino y este se encargó de iniciarla en una nueva aventura.
Los ojos de Sebastian fueron los que la tranquilizaron, se perdió en aquellos ojos verdes para alivianar el dolor físico, respiraba entrecortadamente tratando de relajarse, no podía creer que el hombre más sexy y apuesto del planeta la estaba poseyendo.
Se acordaba de su sonrisa complacida cuando se puso de pie junto a la cama y le dijo "Bienvenida al otro lado".
Sus palabras fueron exactas, no pudo haberlo dicho mejor, Julieta estaba inaugurada y ahora caminaba por el mundo del placer junto al hombre que una vez se le apareció en un sueño.
Él le había hecho recostarse junto a él y colocar la cabeza en su pecho para sentir que tan rápido latía su corazón, Julieta nunca olvidaría ese instante en el que se conectó con su ser luego de la calma de una noche agitada.
Esa noche durmió del lado izquierdo de la cama, ese sitio donde dormía Sebastian, recordaba cómo se sintió reconfortada por sus brazos y lo más importante fue que él sabía que ella había esperado mucho tiempo para experimentar ese placer físico, intelectual y emocional.
Fue una de las pocas veces que Julieta se durmió primero, estaba tan agotada que su cuerpo le pesaba y su cerebro estuvo en blanco la mayor parte de la duermevela, esa noche durmió sin soñar.
Cuando Sebastian le dijo "Bienvenida al otro lado" jamás se imaginó que este iba a ser tan rico en aprendizaje, ¿todas las personas se involucran tanto con sus parejas que terminan sabiendo como reaccionaban físicamente ante sus atenciones?
A Julieta le gustaba cuando Sebastian estaba arriba, pero este prefería lo contrario, la joven ya se las había ingeniado para recobrar fuerzas luego de un orgasmo y así continuar con todas las posiciones posibles en el acto sexual.
Suponía que aprendía rápido o al menos eso creía cada vez que su amante llegaba al orgasmo.
Ahora estaban concentrados mirando la película, sobre la cama tenían bolsas de pop, a veces comentaban algo relacionado con los libros, Sebastian era realmente observador.
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte parte uno era una película que le hacía llorar, pero aguantó la muerte de Dobby con fortaleza a pesar de que sus ojos se humedecieron.
Se observaron y sonrieron, la botella de vino estaba casi vacía y no había más pop, era hora de otro tipo de película, una que no iban a filmar.
Sebastian parecía más animado, ¿Cuándo iba a decirle que quería ser su amiga además de amante?
Había sido una gran cita, vieron una película, tenían comida, se divirtieron, rieron y terminaron encendiendo la habitación como cada vez que Julieta se quedaba a dormir en su casa.
¿Cuándo iba a animarse a decirle que le quería, que sentía algo mas allá de la pasión, que quería ser su confidente, su amiga?
Julieta suspiró, maldita cobardía, ahora estaba recostada sobre el pecho de Sebastian y a pesar de que lo disfrutaba su mente volvió a hacer de las suyas dejándola en un sinfín de preguntas sin respuesta.
Se imaginaba a Sebastian compartiendo una tarde con ella, juntándose con sus amigos, comentándole esos aspectos de su intimidad que moría por descubrir.
Quería conocerle más, que la confianza sea la base de esa unión que significaba tanto para ella, mirarle y no pensar en cuantas cosas no sabía de él.
La mañana fue verdaderamente gratificante, Sebastian buscó su cuerpo desnudo por debajo de las sabanas y comenzaron a hacer el amor acurrucados y un poco somnolientos.
Besó a Sebastian una hora más tarde despidiéndose de él desde la puerta, esta vez la despedida no le costó tanto, fue una velada fantástica con un Sebastian animado y pudo escuchar su risa muchas veces ese día, algo que Julieta adoraba con todo su corazón.
La joven llegó a casa y fue hacia la terraza con un poco de vértigo, pero pudo superarlo debido a la intención con la que llegó hasta ese lugar de su hogar.
Se sentó en el suelo encontrando una postura cómoda para que la meditación florezca, con la cabeza echada hacia adelante y la espina dorsal inclinada hacia atrás, suspiró y cerró sus ojos.
-Muchas gracias universo por todos los dones que me has regalado y la energía positiva que vive dentro de mí. Gracias por esta noche, gracias por darme un compañero sexual que me hace sentir plena, gracias por este día soleado, gracias por la fortaleza. Ahora te pido que me des la confianza necesaria para que mis deseos fluyan contigo y se conviertan en realidad.
Julieta sonrió y meditó casi una hora sentada en aquel sitio a la intemperie con la brisa de la tarde moviendo su cabello, estaba en ese punto justo donde sus deseos se conectaban con el universo, era la llamada telefónica por línea directa que tanto anhelaba.
Estaba segura, firme, decidida a avanzar, quería que ese vínculo floreciera, que Sebastian descubriera cuanto potencial existía en su alma, quería dar ese gran salto para involucrarlo aún más en su vida cotidiana.
Ese pensamiento que tuvo desde niña sobre las relaciones sentimentales se estaba manifestando, Julieta no quería un novio, Julieta necesitaba un amante y un amigo.
¿Cuántas veces había pedido con anhelo que esa persona llegara a su vida?, Sebastian tenía todo lo que Julieta estuvo buscando y ahora el universo lo había escuchado, solo necesitaba esperar, solo las energías positivas atraían las buenas cosas y actualmente no existía una manera de que Julieta no estuviese contenta.
Cuando Julieta volvió a sus actividades cotidianas tomó su portátil para escribir otro capítulo de esa novela que comenzó para describir todos esos sentimientos atrapados que no se animaba a demostrarle a su amante por miedo.
Esperaba que si Sebastian algún día leyera cada capítulo le diera su opinión, esos mensajes de WhatsApp que tanto le alegraban el día.
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El Maestro del Sonido
RomanceJulieta es una joven estudiante de abogacía con persistentes sueños de cambiar el mundo. Astuta, ansiosa, filantrópica, feminista, gran devoradora de libros y con creencias filosóficas sumamente definidas la chica construía su propi...