Lista de espera clausurada

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LISTA DE ESPERA CLAUSURADA

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LISTA DE ESPERA CLAUSURADA

Julieta había retornado a la capital después de un fin de semana de descanso, necesitaba más días de relax, pero la facultad no podía esperar por su mente inquieta.

Llegó a casa por la tarde y ordenó sus cosas dejando su valija debajo de la cama esperando prudentemente el próximo viaje.

Sebastian le escribió por la noche y Julieta durmió feliz luego de tener esas largas conversaciones de chat con su amante, tendría que dejar de pensar tanto, estaban bien y si seguían así evolucionarían con el tiempo.

Julieta tuvo un lunes regular, luego de la típica clase por la mañana salió de la facultad al mediodía para asistir al comedor universitario con una de sus amigas, regresó a casa para terminar un ensayo y luego de nuevo a clase, pero decidió ir un par de horas antes para pedir prestados algunos libros en la biblioteca.

La gran biblioteca de la facultad de Derecho era enorme, estanterías infinitas de libros antiguos y nuevos perfectamente ordenados por año, autor y materia.

Cada vez que Julieta entraba a ese pequeño paraíso agradecía que estuviese a solo unas cuadras de su hogar, la joven visitaba con asiduidad ese sitio por lo que ya conocía a todos los bibliotecarios del lugar.

Miró a diestra y siniestra para dejar unos libros en el mostrador y pedir otros, pero tuvo que llenarse de disciplina y paciencia cuando la bibliotecaria que consideraba completamente una malhumorada se asomó a la barandilla de madera para atenderla.

-Mollinari.

-Buenas tardes.

Murmuró la muchacha y se puso nerviosa cuando la anciana revisó cada uno de los libros, inspeccionando que no tuviesen ninguna mancha o nuevas hojas rotas , esta vez Julieta había devuelto unos libros viejos, quizás más viejos que la mujer que tenía enfrente.

-Está todo en orden.

Dijo la mujer observándola tras sus anteojos de media luna, rápidamente la joven sacó su teléfono móvil del bolsillo y le mostró la ubicación de los libros que quería retirar esta vez, Julieta era toda una experta utilizando la página web de la biblioteca.

La bibliotecaria suspiró y miró con desagrado a la joven, para encontrarlos tendría que subir escaleras, al parecer no tenía muchas ganas de esforzarse.

La chica tamborileó sus dedos sobre la madera, cuando la mujer volvió con unos libros amarillentos y viejos tomó su carnet de biblioteca y marcó la fecha de prestación.

Un pequeño ruido la distrajo cuando metía los libros dentro de su mochila y al alzar la vista vio como otra bibliotecaria colocaba un libro nuevo en la estantería más vistosa del recinto.

El Maestro del SonidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora