Expandiendo el universo

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Recomendación para escuchar mientras lees este capítulo: "La trama y el desenlace"- Jorge Drexler

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Recomendación para escuchar mientras lees este capítulo: "La trama y el desenlace"- Jorge Drexler

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EXPANDIENDO EL UNIVERSO

El mañanero de ese día tuvo un sabor diferente, Julieta estaba segura de algo demasiado importante, Sebastian podía ser demasiado detallista y con lo ocurrido la noche anterior no podía dejar de pensar en cuantas sorpresas más se llevaría en los meses, años o siglos siguientes.

A pesar de que las relaciones no significan contraprestaciones sino dar sin pedir nada a cambio la joven apoyó su cabeza en la almohada pensando en que podía hacer para demostrarle cuanto le importaba lo que tenían, ¿Sebastian intuía que estaba loca por él? ...probablemente.

Solo le había dado su virginidad, algo que no parecía tan importante en lo físico sino su importancia espiritual, y para Julieta no había nada más emocional, sublime y tangible que el sexo, pero para la joven no era suficiente, quería encontrar la manera de que su amante descubriera cuanto había cambiado su pequeño universo.

- ¿Apreciando las vistas?

Preguntó Sebastian en tono bromista ya que se había dado una ducha y ahora estaba secándose frente al espejo con la puerta abierta, claramente su propósito era que ella lo espiara, ¡si sabrá de sus tácticas cuando se da cuenta de que ella muere por él!

-Solo estaba observando, no quiero salir de tu cama.

Dijo risueñamente la joven y se deleitó viéndole vestir lentamente, ¿por qué era tan sexy hasta en esas pequeñas cosas como volverse a vestir?

-Vas a tener que hacerlo, tengo que ir a trabajar.

La chica suspiró, el mundo real era un poco injusto, incluso cuando aún no había puesto un pie fuera de su edificio sentía que esa burbuja perfecta formada en la habitación de su amante y zonas aledañas como su living no tenía que desaparecer nunca, podría quedarse ahí acostada por siempre.

A regañadientes buscó su ropa interior en el suelo de la habitación y comenzó a peinarse inútilmente, cada vez le costaba más irse de allí, le gustaría secuestrar a Sebastian e ir a una isla despierta...mmmm, quizás no, el verano y el sol no eran sus mejores amigos, una cabaña en las montañas sería el sitio ideal.

Su escape de la realidad no pasó desapercibido por el hombre sentado junto a ella en el borde de la cama por lo que la joven disimuló inútilmente estar buscando los jeans que él le quitó anoche en un arrebato de fogosidad.

Minutos después Sebastian la acompañó hasta afuera y aguardaron juntos el bus que tomaría para regresar a casa, el mismo al que él subiría para ir a trabajar.

Una vez que estuvieron dentro tomaron asiento uno al lado del otro y la chica notó el calor de la mano de su amante posada tranquilamente en su rodilla.

Quedó estupefacta pensando en cuan perfecta era esa escena y en vez de sumirse nuevamente en sus pensamientos se giró a su alrededor para observar a los demás pasajeros.

Todos estaban ocupados con sus vidas, perdidos en sus teléfonos móviles, observando el paisaje desde las grises ventanas del autobús, revisando sus bolsos, mirando hacia la nada...

Sebastian estaba haciendo lo mismo que ellos, con la diferencia de que con su dedo pulgar marcaba círculos sobre sus jeans, un pequeño detalle cariñoso que a Julieta no le pasó desapercibido.

Nadie tenía la menor idea de que era la primera vez que él realizaba un acto tierno en público, nadie sabía que ella estaba acalorada, nadie se imaginaba que sentía su presión sanguínea palpitar en sus oídos ni que estaba esperando el momento indicado para colocar su mano sobre la de él, pero aún aguardaba el instante preciso en que pudiese salir de ese shock interno, ¿Acaso Sebastian se había dado cuenta de lo que le causaba ese simple gesto?

Quizas no, en realidad no podía leerle la mente, solo notaba como movía su dedo en la pantalla de su móvil revisando los mensajes mientras ella se derretía por dentro.

Los eternos segundos transcurridos desde que unió su mano sobre la suya valieron la pena ya que notó como su amante sonrió levemente al sentir el toque inocente, era la primera vez que se tomaban de la mano fuera de su habitación y solamente lo sabían ellos dos.

Una mujer de unos treinta años viajaba parada escuchando música con sus auriculares y se giró observando sutilmente la escena.

Los ojos de Julieta se clavaron en los suyos y por la sonrisa que le devolvió la desconocida pudo intuir que su rostro marcaba su completa felicidad ante una cosa tan simple y a la vez tan importante como tomar la mano de esa persona que revolucionaba todo su interior.

Quiso decir "Si, está apoyando su mano sobre mi rodilla y estoy demasiado feliz de que eso ocurra, y si... ¡es la primera vez!", sonrió ante sus delirios mentales y cuando Sebastian interrumpió sus pensamientos tuvo que volver a la realidad.

- ¿La próxima es tu parada verdad?, a mí me falta un poco más.

Le dijo para llamar su atención y la muchacha asintió con la cabeza, otra vez la burbuja se estaba rompiendo por las obligaciones con la vida cotidiana.

-Sí, me tengo que bajar en la que viene.

Murmuró la castaña y quitó su mano de una manera silenciosa sintiendo una extraña añoranza, la misma que la embargaba cada vez que salía de su habitación.

El hombre sonrió y le dio un casto beso antes de que ella se pusiera de pie y tuvo que recobrar fuerzas para mantener el equilibrio y sostener su bolso al mismo tiempo.

-Nos vemos la próxima vez.

La voz del músico sonaba muy lejana ya que este acto de despedida en un lugar tan cerrado y público como el autobús la dejó un poco atónita, a pesar de que tenía que disimular sus ganas de decirle lo que ocurría en si interior mantuvo su postura y acarició el rostro del hombre antes de girarse para caminar por el pasillo y salir del vehículo.

-Nos vemos luego.

Le susurró y salió del lugar con una sonrisa radiante mientras sus pies hacían el trabajo de caminar desconectados de su cerebro ya que este se encontraba fuera de la realidad.

Aparentemente esas personas dentro del autobús no sabían que Sebastian había tomado de la mano a Julieta en público por primera vez, tampoco tenían idea de que ese casto beso frente a la gente que podía intuir que había una relación entre ambos dejó a la chica un tanto aturdida porque también era otra primera vez.

Miró su torpe mano derecha recordando que estuvo apoyada sobre la mano de la persona que revolucionaba sus emociones y nuevamente se sintió feliz, después de todo esa burbuja imaginaria en la que vivía cada vez que veía a Sebastian no se había pinchado, esa simple escena dentro de la vida cotidiana la ayudaría a soportar el resto del día sin ver esos ojos verdes que siempre la hacían distraer de sus tareas habituales o que a veces se entrometían dentro de sus sueños.

El Maestro del SonidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora