Sincronización

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SINCRONIZACIÓN

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SINCRONIZACIÓN

Si Julieta contara las veces que había despertado antes que Sebastian llevaría una enorme ventaja.

Esa mañana tomó su teléfono móvil para mirar la hora y un mensaje de Facebook le hizo fruncir el ceño.

*Hola, ¿Cómo estás?, ¿Ya estás al día con la nueva temporada de Game of Thrones? *

Era ese chico que casualmente se llamaba Sebastian al igual que su adorado amante.

Ignoró olímpicamente la notificación y se giró en la cama para ver a su acompañante entre las sombras, ¿Cuánto tiempo faltaba para que despertase?

Si existía algo más hermoso que ese lapso donde podía vigilar su sueño mientras le acariciaba no sería de este planeta, era su momento favorito del día.

Mientras se abrazaba a la espalda de Sebastian suspiró besando su hombro y se le vino a la mente una de las frases favoritas "Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que sale del corazón." Ese escritor nacional que tanto admiraba por sus grandes elocuencias tenía razón. Benedetti seguramente habrá sido más sabio que ella, pero ahora mismo podía comprender aquellas palabras con total claridad.

Cada vez que su mente quería escapar de Sebastian todas sus emociones se enarbolaban y enloquecían, ¿existía algo mejor que despertar junto a esa persona que quieres con todo tú corazón?

Él estaba recostado de lado, de cara a ella y respiraba suavemente, Julieta liberó su mano para acariciarle el rostro sintiéndose afortunada por otra mañana despertando en la habitación del chico que se había adueñado de su cuerpo, la persona en quien pensaba la mayoría del día.

Sebastian era el único hombre que la conocía desnuda y había tocado cada centímetro de su cuerpo, él conocía los sonidos de placer que ella emitía en sus momentos de placer, su cuerpo le reconocía, el tacto de su amante era como un rayo fulminante que erizaba todo a su paso y Sebastian sabía cómo hacer para que Julieta temblara como una hoja de otoño.

La joven reconocía cuando este despertaba porque sus manos se deslizaban por debajo de las sabanas buscando su vientre, sus senos o sus muslos, a veces iba directo al grano acariciando su sexo apenas recobraba el conocimiento, cuando esto sucedía Julieta no podía evitar emitir los primeros gemidos de la mañana.

Julieta sintió un escalofrío mientras Sebastian acariciaba sus senos dirigiéndose hacia el sur con sus dedos largos y delgados.

-Buen día.

Dijo con voz adormilada y la chica puso sus manos detrás de su cuello para darle un casto beso.

-Hola.

El Maestro del SonidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora