Capítulo 26

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Verónica se encaminó frustrada hacia el instituto. Esa mañana Eva no había pasado por su calle a buscarla, tan sólo lo había hecho Paloma, a quien tampoco habían pillado en el centro comercial y quien al parecer había conocido a un chico muy guapo. Hablaba ilusionada de ello después de que Verónica le contase que había estado con David y había llegado muy tarde.

-Era rubio y altísimo y tenía unos ojazos. Además le encantan los animales. Cuando lo conocí tenía un perro en la manos muy pequeño que no paraba de ladrar. Quedó en llamarme después del concierto.

-¿Sabe que vamos al concierto?

-Oh Vero, cualquier persona que se precie irá a ese concierto. Pero tranquila, a las 3 y media estarás ya en tu cama, y tu madre no se enfadará. Pero será la noche de nuestras vidas. Además me dijo que traería a un amigo.

Verónica paró en seco.

-¿Un amigo?

-Sí, y si es la mitad de guapo que él me lo agradecerás.-le insinuó con ojos brillosos de la emoción.

Verónica se llevó una mano a la cabeza.

-No Paloma, yo no quiero conocer a nadie más que a David.

-No tienes que cerrarte. Hay taaaaantos chicos que son aún más increíbles que él. Aunque claro, es David. Tiene loca a la mayor parte de las chicas de aquí, y con razón.-le dio un codazo suave y elevó las cejas en señal de suficiencia.-¿Ya te lo has tirado?

Verónica tan solo resopló. Sin Eva para contradecir los comentarios de Paloma no se sentía del todo cómoda. Era como si ambas chicas hubiesen mantenido una lucha continua por saber quien de las dos se llevaba la amistad de Verónica y quien de las dos era la que se quedaba fuera del grupo. Entre que sabía que la había fastidiado con Eva, que sus padres estaban decepcionados, que a una de sus amigas de clase se le había muerto el padre y estaría triste durante un largo periodo de tiempo, su mundo estaba un poco patas arriba. Sonrió pensando en su mundo y en cómo David había logrado cambiar la visión de aquello que tanto conocía. Desde pequeña había tenido claro su objetivo en la vida. Sacar buenas notas, ir a la universidad y convertirse en psicóloga. Ayudar a las personas. Pero ahora era como si nada más que ese chico le importase. Como si esa parte de ella se hubiese apartado para dejar paso a David y a su fuego, ese que lo arrasaba todo a su paso. Y a todo lo que él conlleva, incluido el miedo de no volver a verlo. Recordó sus palabras diciéndole que no se volverían a ver, y fue como si todo su mundo se congelase en una chispa de dolor.

Paloma seguía hablando de aquel chico, pero Verónica ni tan siquiera la escuchaba. Era demasiado superficial, como siempre, y aunque Eva fuese demasiado lógica, y a veces fría, echaba de menos que contradijese a la otra chica.

Verónica divisó a Ruben unos metros mas hacia delante y aceleró el paso con intención de quedarse con él. No tenía más ganas de escuchar a Paloma hablar de chicos, no quería saber absolutamente nada de ningún chico que no fuese David. ¿Qué estaría haciendo ahora mismo?

-Hola, Ru.-le saludó ella poniéndose al lado de él.

El chico aún tenía golpes en el rostro, pero el brillo de alegría en sus ojos al ver a la chica hizo que Verónica se sintiese un poco reconfortada por la ausencia de Eva.

-Buenos días Vero.-le respondió, con su habitual timidez y agachando la vista al suelo, nervioso y emocionado.

Rubén aún recordaba como esa chica le había dado un beso en la mejilla en su habitación, deseándole que se recuperara y cómo había sido tan amable de acompañarlo a su casa y después al médico, a pesar de que la insufrible de su madre no se callase ni un segundo ni dejase de hacer comentarios obscenos.

Ciudad de niebla© |TERMINADA| (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora