Verónica volvió a la planta donde se encontraba su madre. David había quedado en quedarse en la planta baja hasta que supiese algo de su padre. Se sentía culpable, y a Verónica no le gustó aquella sensación. No sabía que era lo que le había pasado a David, pero sabía que no había tenido una vida fácil y eso era más que suficiente para que ella no quisiese complicársela más bajo ninguna circunstancia.
Lo recordó en el restaurante y no pudo evitar sonreír. Fue la primera noche que pasaron juntos, y la reviviría una y otra vez en su mente hasta el día de su muerte.
Allí fue la primera vez que se dio cuenta de que David era mucho más de lo que mostraba. Tenía un pasado que le dolía en el pecho y del cual no quería hablar. Aún recordaba su reacción cuando le preguntó si tenía hermanos.
-¿Familiares de Pedro?
La voz del médico interrumpió el hilo de pensamientos haciendo que a Verónica se le saliese el corazón del pecho. Temblando y torpemente se acercó al hombre con bata blanca junto a su madre.
-Esta estable y no parece haber daños cerebrales. No obstante ha de quedarse esta noche en el hospital. Esta consciente si quieren verlo.
-Oh gracias a Dios.-dijo Violeta.
-Vengan conmigo.-prosiguió el doctor, avanzando por la sala de espera y encaminándose por esos pasillos blancos que tan mala sensación daban a la chica.
Había varias personas en el pasillo, algunos eran familiares de hospitalizados, fuera de las habitaciones tomando el aire, otros eran pacientes y algunos caminaban despacio y con un gotero a su lado.
A Verónica tampoco le habían gustado nunca los hospitales, a pesar de que de pequeña tuviese que pasar varias semanas en uno.
El médico avanzaba unos centímetros delante de su madre, quien estaba ansiosa de ver a su marido. Era joven, de unos veinticinco años y de complexión alta y delgada. Si Verónica no hubiese estado en esa situación y con David abajo seguro que se habría dado cuenta de la mirada interesada que le dirigió el médico antes de hablar. Aquella chica llamaba la atención de muchas personas sin saberlo.
Verónica entró en su habitación después de Violeta, quien se tiró a los brazos de su marido quien la abrazó sin importarle el dolor que sentía en la cabeza. Verónica vio como los ojos azules de su padre se posaban en ella, mitad enfadados mitad cariñosos. Una mezcla extraña y que pocas veces la chica había sido capaz de ver.
Verónica se acercó a su padre y lo abrazó, uniéndose al abrazo de su madre. Sabía que estaban muy enfadados con ella, pero también sabía que la querían con locura, casi de la misma forma en la que ella creía que quería a David. O a Cobra. O a quien demonios fuese en realidad. El amor no entendía de nombres para ella. Aunque aquel nombre trajese tantos problemas como iba a traerle a ella sin ni tan siquiera saberlo.
-¿De donde vienes así vestida? ¡Si saliste de casa con unos vaqueros!
Verónica le sonrió. Su padre era esa clase de persona que siempre trataba de quitarle importancia a las cosas.
-Te quiero papá.
Su madre volvió a hablar, rompiendo aquel momento tan bonito.
-Estaba en aquel dichoso concierto.
Su padre le dirigió una mirada comprensiva, esa clase de mirada que quiere decir que te apoya pero que en ese momento ha de regañarte.
-¿Sabes que estás castigadísima verdad?
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Ciudad de niebla© |TERMINADA| (1)
Novela JuvenilHISTORIA COMPLETA. Primera parte de la saga ciudades. #1 en amar desde el 19/01/2019 hasta el 18/12/2019 #1 en riesgo desde el 20/12/19 al 05/02/20 #1 en narcotrafico 10/07/2019 #1 en chicosmalos 5/10/2019 Italiano de ojos grises y cabello oscuro...