El timbre sonó y una Verónica mitad alegre mitad preocupada fue a abrir la puerta. Con su padre en casa todo era mejor. Él era algo así como la persona que mantenía unida a su familia y el que trataba que todos sus miembros estuviesen bien.
Al abrir la puerta se encontró con una chica vestida con una falda negra y unas botas altas, junto con un jersey de cuello alto en color rojo y un chubasquero en negro. Sus negros ojos estaban perfilados en negro y la pintura estaba un poco corrida. Su cabello oscuro caía sobre él, algo húmedo, como si llevase algo de tiempo caminando bajo la lluvia.
-¡Paloma! ¡Pero que sorpresa!
Ella le sonrió y entró dentro de su casa sin ser invitada a entrar.
-Sé que es un momento familiar, pero tu cumple es dentro de seis días, y he pensado que podríamos organizar algo digno de recordar para que recuerdes tu diecisiete cumpleaños.-le sonrió.
Verónica se le quedó mirando. Había algo que no le encajaba en la actitud de Paloma. No era como siempre. Por primera vez, es como si se sintiese segura y estuviese tranquila. Segura. Segura de verdad. Con esa clase de seguridad que se nota en el lenguaje no verbal, en la postura corporal, incluso en el rostro. Había algo que se le escapaba, y Verónica se dio cuenta de eso.
-¿Estás bien?
Paloma se giró hacia ella, ya que la había dejado atrás al avanzar por el pasillo de entrada de la casa de la chica. Luego le dirigió una sonrisa, y su voz volvió a sonar tranquila.
-Claro que sí, ¿por qué no iba a estarlo?
Verónica era esa clase especial de personas que se daban cuenta de cuando alguien cambiaba aunque fuese un pequeño atisbo de su actitud.
-¿Estás...segura?-le insistió.
La otra chica se acercó a ella y la abrazó.
-Por supuesto que sí, solo estoy ilusionada, hace muchísimo que no preparo un cumpleaños. Da por hecho que pienso contratar a un playboy, aunque aún no se como voy a pagarlo.- Paloma se quedó pensativa durante unos instantes, como si hablase más para ella misma que para Verónica.- No sé como pienso pagar taaaaantas cosas...
Verónica se llevó una mano a la boca, pidiéndole silencio ya que no quería que sus padres se enterasen de aquello.
Demasiado tarde.
Su madre salió de la cocina con los ojos abiertos como platos, y una sola palabra salió de sus labios.
-No.
Verónica no tardó ni una milésima de segundo en responderle, sintiéndose la chica mas desafortunada del mundo durante unos instantes.
-¿No qué?
-Estás castigadísima.
-¡Oh mamá, venga ya!
Una simple mirada de Violeta bastó para que Verónica apretase los labios con fuerza. Esa era su mirada. La chica supuso que todas las madres tenían una mirada que hacía ver a sus hijas que se estaban pasando de la raya. ESA, era la mirada de su madre. Poniendo los ojos en blanco, agarró a Paloma y se dirigió con ella a su habitación, no sin antes girarse hacia su madre y mirarla de mala manera.
-Gracias por avergonzarme delante de mi amiga.-le espetó, aunque una parte de ella seguía odiando ese trato y quería correr a sus brazos y darle un abrazo.
Subió las escaleras con Paloma detrás de ella y sintió como la chica le dio un suave golpe y le habló de forma cariñosa.
-No te agobies, hay madres peores.
Y esa frase hizo que Verónica dejase de subir escalones y se girase para mirarla. No sabía absolutamente nada de la familia de Paloma, ni tan siquiera sabía si tenía hermanos. Lo único que sabía era que era un año mayor que ella y que Eva, y que había repetido curso. Verónica se le quedó mirando, queriendo abordar el tema de alguna manera, pero la siguiente frase de la chica la hizo reír a carcajadas.
- ¿Prefieres un boy de color negro? ¿O uno latino? Mmm. El acento de los latinos es tan sensual...¿Existirán boys japoneses?
-¿Un boy japonés? ¿En serio?
La chica se encogió de hombros y le sonrió.
-Tiene que haber de todo en este mundo.
Verónica le devolvió la sonrisa y volvió a dirigirse hacia su cuarto. Por su parte, Paloma tan sólo se quedó mirando la habitación de Verónica cuando entró. Jamás había estado en su cuarto, hasta que la chica se sentó en su cama, como si siempre hubiese estado allí.
-No voy a poder ni celebrar mi propio cumpleaños. Es tan frustrante.
Paloma le cogió la mano cuando Verónica se sentó junto a ella en su cama.
-¿Pero qué dices?- rio la chica.- Tu cumpleaños va a ser una pasada, y va a ser a partir de las doce de la noche. ¡Venga ya! ¿De verdad que tienes un balcón y no lo usas para escaparte cuando quieras?
La chica rió, recordando por un momento a Rubén, quien le dijo esa misma frase hacía unos días.
-Lo he usado hoy por primera vez con David.
Y entonces Verónica vio como Paloma enloqueció, queriéndolo saber todo de aquel encuentro, y ahí fue cuando Verónica sintió que tenía unas ganas locas de volver a estar con él, a pesar de que hiciese poco tiempo de que se hubiesen visto.
Gracias por leerme precios@s. ¿Os ha gustado? Un abrazo enormisisisisimo. Probablemente suba otro capítulo en un ratito. Besos.
Instagram: itssarahmey
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Ciudad de niebla© |TERMINADA| (1)
Ficção AdolescenteHISTORIA COMPLETA. Primera parte de la saga ciudades. #1 en amar desde el 19/01/2019 hasta el 18/12/2019 #1 en riesgo desde el 20/12/19 al 05/02/20 #1 en narcotrafico 10/07/2019 #1 en chicosmalos 5/10/2019 Italiano de ojos grises y cabello oscuro...