Verónica abrazaba a su padre mientras las gotas de agua mojaban el cabello de David. Oscuro, casi tanto como aquella noche. Dio puño a la moto mientras se perdía en sus pensamientos al mismo tiempo que prestaba atención a la carretera. Tenía un presentimiento extraño, y aquello no le gustaba lo mas mínimo. Era como si presagiase que iba a ocurrir algo, y fuese lo que fuese, lograba provocarle un pequeño sentimiento de angustia.
Cruzó por una calle solo para peatones sin importarle lo más mínimo que alguien lo viese. Sabía donde iba, y en su mente se tejía minuciosamente un plan para averiguar quien había amenazado al padre de Verónica. Su ego interno maldecía una y otra vez que con todas las chicas que debía de haber en aquella ciudad, Neone, tuviese que haber sido al padre de la suya al que amenazaron de muerte. Y aunque para algunas personas una amenaza no significase nada, en su mundo era la diferencia entre los vivos y los muertos. Aunque el miedo de la muerte cale mas hondo que una bala.
Las calles pasaban rápidamente debido a la velocidad que llevaba el chico. Conducir bajo la lluvia y a toda prisa era una de las cosas que mas le gustaban. Paró de mala gana cuando un semáforo se puso en rojo. Ni tan siquiera él podía saltarse ese cruce con tan poca visibilidad. Distraído mientras esperaba el color ambar, dirigió la mirada a su derecha, y reconoció a la chica que estaba allí, de pie al lado del semáforo. Ella había perdido sus ojos en él, negros como el azabache, igual que su pelo, enmarcando una fina cara que lo miraba de un modo que David no pudo descifrar. Paloma le sonrió, y David tuvo el presentimiento de que había algo se le escapaba. Los recuerdos acudieron a su mente a la misma velocidad que el relámpago que cruzo el cielo en aquel momento.
Sintió una moto colocarse a su lado, y vio a Darren, mirándolo con ansias. El chico rubio llevaba una camisa blanca que se dejaba entrever bajo un chubasquero. David en cambio, como si todo el fuego del universo habitase en él, tan sólo seguía llevando esa camiseta verde empapada que dejaba entrever lo que había debajo y su perfecta forma.
-¿Qué quieres?-le espetó David, al verlo dando puño a la moto sin hacer que la moto avanzase, provocando el rugido de su motor.
Otro rayo cayó cerca, y el sonido los aplacó durante unos instantes. David sintió como Paloma se acercaba a Darren, con un paraguas que evitaba que la lluvia le corriese el maquillaje.
-Vengo por ella. Esta vez no tiene nada que ver contigo, aunque si quieres podemos acabar lo que empezamos.
David le sonrió de una manera jactanciosa mientras veía como Paloma le daba un beso a Darren y se montaba detrás, agarrándolo y mirándolo a él fijamente.
-Hola, David.
David sintió un escalofrío. Aquel nombre no debían de saberlo demasiadas personas. Era algo así como un secreto a voces que él trataba de no empeorar peleándose con quien lo llamase así para no llamar aún más la atención y crear rumores innecesarios. Para que quedase claro, nadie podía llamarle David sin recibir una paliza. Nadie. Nadie excepto ella.
David percibió como Darren se le quedaba mirando, con una expresión mitad sorpresa mitad diversión. Aquello le había dado algo con lo que jugar a costa del chico de ojos grises.
-¿David?
David le fulminó con la mirada.
-¿En serio? ¿Ese es tu nombre? ¿David?
Paloma los observó a ambos, con cara de malas pulgas y tratando de contenerse. El motivo por el que esa chica sabía su nombre era demasiado oscuro. Casi tanto como su pasado. David recordó la primera vez que la vio, cuando aún Verónica ni tan siquiera existía en su mente ni en su corazón.
-Te estaba buscando, Darren.-le dijo arrastrando la voz, e ignorando el hecho de que hubiese descubierto su nombre.
Darren perdió sus ojos en él, con una mirada sombría que enmascaraba algo de preocupación porque el chico no respondiese a su provocación. Debía de ser algo serio, y Darren lo comprendió.
-¿Que ocurre, Cobra?
-¡Eh! ¡Mal educado! Lo normal cuando alguien te saluda es responder con un saludo.-le echó en cara Paloma.
Ambos la miraron, la chica era una mezcla extraña de miles de cosas contradictorias, pero tenía el don de caer bien a chicos como ellos. Tal vez demasiado, y quizá por eso, siguiese donde estaba. De pie y viva en algún lugar del mundo.
-¿Te parece divertido estar con alguien que ha amenazada al padre de tu mejor amiga?
Paloma se puso tensa y lo observó detenidamente, como si algo en su mente hubiese hecho click y se hubiese roto. Ella no confiaba en nadie, y por tanto, no consideraba su amiga a absolutamente nadie. En cambio, Verónica era lo más cerca que había estado de considerar a alguien su amiga. Y si había oído bien, aquella dulce chica estaba metida en problemas. David la vio bajarse de la moto y acercarse mucho a él, casi tanto que por unos segundos pensó que iba a atacarle, pero la expresión del rostro de la chica era perturbadoramente de sorpresa.
-¿Qué?
Fue lo único que pudo decir. David iba a responderle cuando el coche de atrás comenzó a pitarles, dándoles prisa para que se apartaran de la carretera. Darren se giró hacia el y tan impaciente e impulsivo como siempre, sacó una pistola. David lo observó sin extrañarle en absoluto aquel comportamiento en él y desvió la vista hasta el conductor del vehículo, una chica de unos treinta años con una cola que despejaba todo su rostro, cubierto por el miedo al ver al chico con el arma.
David se mantuvo quieto y aguantó a Paloma, por si acaso a la chica se le ocurría ponerse en medio de Darren, la pistola, y la conductora. Era la persona más incontrolable del mundo. La notó intentar desasirse de su agarre, pero sin éxito. David aún recordaba lo improbable que podía llegar a ser Paloma. Como si hiciese eso que nadie se esperase nunca que una persona hiciese. Al menos una en su sano juicio. Tal vez por eso Paloma fuese especial. David la observó. No se parecía en nada a Verónica, pero algo le dijo que en su interior había algo que ardía casi tanto como lo que había en el interior de su chica. Aunque jamás sería tanto como el de Verónica, como lo que quiera que escondiese esa chica de ojos azules oscuros. Fuese lo que fuese, la hacía única, y respecto a Paloma, David sabía que había mucho más en su interior que lo que la chica mostraba. Era sumamente astuta, y tal vez por eso, actuase como una loca. Nadie esperaba nada de ella, y ella solo daba lo que le apetecía en cada momento.
Darren apuntó a la cara de la mujer del vehículo, y luego, divertido ante su semblante de horror, desvió la pistola hacia una de las ruedas del coche, un Renault en color azul. Disparó y dio en su objetivo, en toda la rueda derecha del vehículo. Luego, y con rapidez, agarró a Paloma y la subió en la moto, soltándola del agarre de David.
-Sígueme.-le indicó Darren.
David dirigió una ojeada a la mujer que los miraba estupefacta aún dentro del vehículo, y luego, tan solo dio puño a la moto y siguió a Darren, por primera vez sin importarle que aquello podía ser una trampa.
¿Os ha gustado? En unos minutos subo los otros dos. Besos.
Instagram: itssarahmey
Mil gracias a todos por leer.
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Ciudad de niebla© |TERMINADA| (1)
Ficção AdolescenteHISTORIA COMPLETA. Primera parte de la saga ciudades. #1 en amar desde el 19/01/2019 hasta el 18/12/2019 #1 en riesgo desde el 20/12/19 al 05/02/20 #1 en narcotrafico 10/07/2019 #1 en chicosmalos 5/10/2019 Italiano de ojos grises y cabello oscuro...