Capitulo 6

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-JESUS OVIEDO- ▪Jueves 14 de Octubre.
Entro en el despacho de este instituto donde juraría que esa hermosa chica está apuntada, ya está Oviedo, deja de pensar en ella. El director y yo estrechamos manos cuando entra, se sienta frente a mí y mira mis papeles.
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-No sé si es temporal o permanente. -advierte.
-No me importa señor, necesito trabajar en algo. -digo mirándole.
-Seguro estará un par de meses, depende de la otra profesora. -asiento.
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Saca un papel de la mesa y me da un bolígrafo.
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-Empieza mañana Oviedo. -dice sonriendo.
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Estrecho manos con él y sonrio.
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-¿Puedo darme una vuelta por el instituto para conocerlo? -pregunto.
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Él asiente y tras esto camino hacia la salida de su despacho. Me muevo por los pasillos mientras los chicos están en el recreo, escucho un ruido en una de las clases que están vacías. Me asomo curioso y la veo mirando al frente mientras que con sus dedos toca ese cuaderno. Me acerco silencioso ¿por qué no se da cuenta que estoy aqui? Me acerco mucho más y logro ver que su cuaderno es de braile. Doy pasos atrás sorprendido por lo que acabo de ver mientras mi pecho se encoge, está muñeca es ciega, de ahí que siempre mire al suelo.
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-¿Hay alguien? -dice asustada.
-Hola ¿me recuerdas? -digo sentándome en el pupitre de al lado.
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Ella comienza a temblar, ese gesto me parece demasiado tierno. Agarro sus frías manos con las mías dándole algo de mi calor corporal mientras siento como tiembla asustada, me llevo sus frágiles manos a mis labios y las beso muy suavemente.
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-No me tengas miedo bonita, no te voy a hacer daño. -susurro.
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Ella tiembla, sonrío observando sus ojos azules, juraría que no hay ojos tan azules como estos. °
-Señor, porfavor, suélteme. -susurra.
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Dejo sus manos sobre su regazo suavemente, unos vaqueros azules rotos con un jersey de un morado pastel hacen que su rostro sea mucho más dulce de lo normal.
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-Nos veremos pronto, soy tu nuevo profe de música. -susurro.
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Ella ahoga un gemido de agobio al enterarse, sonrío ante su gesto y mi labio inferior se cuela entre mis dientes con un deseo incomprendible de besarla.
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-Hasta tú próxima clase de música, bonita. -me despido.
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Antes de salir veo como está leyendo por braile algo del patinaje sobre hielo por el título del libro, sonrío y salgo de la clase mientras mi piel anhela sus frías manos. Esa muñeca indefensa es realmente hermosa y frágil, pienso protejerla aquí dentro...

Te cuidaré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora