Capitulo 32

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-JESÚS OVIEDO- ▪Domingo 11 de Abril.

Paseo por el mercado en busca de fruta, aunque, siendo sincero no estoy pensando en nada de fruta. Mia se a apoderado de mis pensamientos "no eres un adolescente, pareces un crio" ataca mi subconciente y toco mi poca barba intentando volver a la realidad. Ayer cuando volví a mi estado normal no tenía el colgante que sujetaba en la mano, nose si lo perdí o mi lobo se lo dió. Era una cadena muy fina con la J, sutil pero hermosa, como ella. Chocan con mi pecho y la rodeo con mis brazos para que no se caiga poniéndome nervioso al darme cuenta que es mi muñeca la que está en mi pecho.
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-Disculpe... soy ciega y he perdido a mi madre. -susurra nerviosa.
-No te preocupes. -susurro en un hilo de voz.
°
Sus manos viajan a mi rostro rápidamente, tocan mi mandíbula, mis orejas, mi nariz y acaba en mis labios.
°
-Jesús... -dice ella mientras sus ojos se cristalizan.
-Creo que se equivoca de persona. -miento.
°
Toca mi rostro deshubicada, sus manos bajan a mi pecho mientras mis ojos se fijan en su cuello haciendo que sonría mordiendo mi labio al ver mi colgante.
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-Eres tú Jesús. -asegura llorando.
-Se está equicando. -digo alejándola de mí.
-¿Por qué me abandonaste? ¿ya no me cuidas? Juraste tanto y me has dejado tan sola. -acusa llorando mientras golpea mi pecho.
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No me salen las palabras, mis ojos me hierven evitando las lagrimas y ella solloza.
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-¡Hija! ¿Estás bien? -dice su madre acercándose.
°
Mia asiente secando sus lágrimas, su madre me mira seria y me alejo evitando tenerla tan cerca. "¿Por qué me abandonaste? ¿ya no me cuidas? Juraste tanto y me has dejado tan sola." Sus palabras se repiten en mi cabeza una y otra vez, voy al gimnasio ya que ese era mi plan y ahora mismo necesito soltar mi odio hacia mi ser. Corro en la máquina ¿cuánto llevo? ¿cuánta velocidad? Paro tras ver que llevo hora y media corriendo sin parar, bajo y veo como Cameron hace pesas mirándome muy serio, se acerca al ver que paro y suspiro.
°
-Venga, grítame porque la he hecho llorar. -digo desganado.
-No, no te voy a decir eso, mi hermana estaba llorando porque te extraña y tu te has hecho el extraño, eso si, te ha dicho de todo menos bonito. -dice.
°
Me río, literalmente, por no llorar. Toca mi hombro mientras caminamos hacia la salida y me levanta la ceja.
°
-El colgante, es tuyo. -asegura.
-Es raro...-paro cuando no ponen las cervezas en la barra.
-Me lo metí en el puño antes de transformarme y tío, el lobo se lo dio. -digo serio.
-Lo primero que quería era ponérselo.
-Soy un estúpido, ella era una niñita y yo... un hombre que la ha vuelto loca.
-Un hombre lobo, bro, hombre lobo. -susurra tocando mi hombro.

▪Lunes 12 de Abril.

Llamo a la puerta de la entevista de trabajo y el director de este conservatorio me mira. Tomo asiento frente a él y lee mi currículum algo por encima.
° -
Sabe bastante por lo que leo. -comenta.
-Si, sé tocar varios instrumento, canto y si hace falta aprender a tocar otro, aprendo rápido.
-Me parece bien, este comservatorio es muy exquisito con sus integrantes y trabajadores, debe venir a trabajar de la manera más formal que sepa. -informa.
-Pero tampoco venga con traje de chaqueta. -bromea cortando el mal royo.
-¿Estoy admitido? -pregunto.
-Tiene buen currículum, me gusta su forma de ser, está dentro señor Oviedo.
°
Sonrío tranquilo, se acabó el pedirle dinero a mi tío.
°
-¿Cuándo empiezo?
-El miércoles a las diez de la mañana, cobrará mil al mes ¿le parece bien?
-Joder. -murmuro.
°
Asiento ocultando mi asombro y tras firmar el contrato salgo de el conservatorio hacia el gimnasio. Corro un rato y agarro las pesas sentándome para hacer el ejercicio.
°
-Ey capullo. -remueve mi sudado pelo.
-Hola Cameron. -digo concentrado en la pesa.
°
Él me repite, la suelto para relajarme y él hace lo mismo al poco tiempo.
°
-Está destrozada. -confiesa con la respiración agitada.
°
Tapo mis ojos ahogándome en las lágrimas que no salen, suspiro y agarro de nuevo la pesa.
°
-Ella asegura que eres t<. -dice serio.
-Me reconoció y ni siquiera le hablé ni me tocó.
-Tú olor, los ciegos desarrollan muchísimo el olfato. -comenta costosamente por el esfuerzo de la pesa.
-Me dolió tanto verla así. -susurro.
-Mi madre te detesta, pero intentaré hablar con ella, otra cosa es que mi hermana se digne a hablarte. -comenta poniéndose en pie.
°
Salimos del gimnasio tras coger las mochilas y paro en seco al verla en el recibidor del gimnasio junto el mocoso.
°
-¿Ha pasado algo? -comenta Cameron.
-Ella quería verte y la he traido. -dice el niñito de mamá.
-Yo la llevo a casa, gracias. -dice Cameron.
°
El chico besa su mejilla cerca de los labios, me acerco cuando se va y Cameron se aparta. Agarro su cintura haciendo que se sorprenda, ya sabe que soy yo, rebusco sus labios mientras coloco mi mano derecha en su mejilla y fusiono nuestros labios como no hacía hace meses. Mi lengua choca con la suya, mi menta hace mezcla con su coco y deslizo mi dedo pulgar por su mejilla de porcelana.
°
-Jesús... -susurra agarrando mi camiseta.
°
Suelto sus manos suavemente, choco manos con Cameron y me voy tras mirarla por última vez...
°
[CONTINUARÁ....]

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