Te cuidaré

Capitulo 25

-JESÚS OVIEDO- ▪Martes 23 de Enero.
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Me quito la camiseta, ella toca mi abdomen para asegurarse que estoy con ella y meto mis manos por su camiseta tocando su vientre, dándole calor con mis manos.
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-No tienes porque desnudarte ante mi. -susurro.
-Desnudame. -susurra mirando al suelo.
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Quito su vestidito dejando ver un sujetador rosita a juego con sus bragas. Sonrío, es demasiado tierno, pero quiero setirla entre mis brazos, quiero hacerla mía, pese a su corta edad. Me quito los pantalones, observo como me busca cuando deja de acariciar mi abdomen con sus uñas y agarro su cintura con mis manos cubriéndola conpletamente.
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-Te quiero. -me sincero ante ella.
-Creo que yo también. -susurra tímida.
-¿Crees? -frunzo el ceño.
-Creo que lo que siento es amor.
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Un hermoso color rojo adorna sus mejillas junto sus pequitas, beso sus labios muy dulcemente.
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-¿Puedo acabar de desnudarte? -susurro.
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Ella asiente, desabrocho su sujetador, mis pupilas se dilatan tras quitarle las bragas y tenerla desnuda frente a mi. Me quito los boxers y la cojo como una princesa para entrar en la bañera, ella ahoga un grito ya que no se lo esperaba y sonrío mientras se apoya en mi pecho mojado.
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-¿Nunca te has enamorado? -pregunto inevitablemente.
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Venga ya Oviedo, ¿para que quieres saberlo? Solo sabes que vas a darle vueltas y vueltas noche tras noche ¡todos los adolescentes se han enamorado alguna vez!
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-Nadie se ha acercado a mí como lo has hecho tú, realmente jamás habría pensado que acabaría con algún chico desnuda en un bañera a kilómetros de mi casa. -se sincera.
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La estrecho entre mis músculos y beso su cabello. Le hecho agua mojandola más y ella se ríe apartándose un poco.
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-¡No te aproveches de que no vea! -dice riendo.
-Te quiero. -digo besando su nariz. -Dímelo más. -susurra.
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Llevo sus manitas a mi rostro y sus uñas rascan mi barba algo dejada, junto nuestras frentes a la vez que beso su nariz y sonrio.
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-Te quiero Mia, más de lo que piensan todos. -susurra.
-No te vayas nunca. -el tono desesperado se detecta en su voz.
-Siempre te cuidaré. -repito susurrando.

Varios minutos después...

Su piel me arde desde que la tumbé en la cama tras salir del la bañera, nuestras pieles han pasado de estar empapadas a arder pasión, amor, desesperación porque mañana regresaremos a la realidad donde yo volveré a alejarme de ella. Deslizo mis dedos por la pálida piel de sus piernas erizandolas bajo mis dedos mientras mis labios se niegan a separase de los suyos, mi lengua y la suya ya no se diferencian, sus dedos en mi nuca ya se han enterrado entre el mar ondulado que es mi corto cabello. Pese a que no quiero parar ella se aparta asustada.
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-Déjame pensarlo, dame un minuto. -susurra.
-No te he pedido que me dejes hacerte mía, pero si me concedes el deseo serás toda mía. -susurro pegando nuestras frentes.
-Quiero verte, daría todo por verte, tu sonrisa debe ser hermosa. -susurra mordiendo su labio.
-Nada es hermoso a tu lado, le haces sombra. -digo mirándola.
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Me sorprendo ante mis palabras ¿cómo he podido llegar a ser tan romántico?
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-Hazlo, quiero ser tuya. -susurra.
-Tu hermano me mataría. -digo poniendome en pie.
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Cogo un preservativo, lo dejo sobre la mesita y ella me busca con sus manos asustada. Quito su toalla, me doy la libertad de besar su vientre sintiendo como tiembla, se que quiere hacerlo pero le asusta que la abandone, todo esta yendo muy rápido y temo que acabe también rápido. Me deshago de mi toalla y ella ahoga un grito algo excitada cuando mi miembro choca con su intimidad.
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-Eres tan hermosa Mia, demasiado. -susurro agarrando el preservativo.
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Ella tiembla mientras yo me lo pongo, la beso muy suavemente entrelazando nuestros labios y dejo caer mis labios hasta su oreja.
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-Pararé en cuanto me lo digas muñeca, te quiero. -susurro.
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Entro en ella sintiendo como clava sus uñas en mi espalda, la cubro totalmente tras un esfuerzo y saco suavemente mientras se que en pocas embestidas sangrará.
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-Dímelo, me gusta escucharlo. -susurro volviendo a entrar en ella suavemente.
-Te quiero. -gimotea dolorida pero excitada.
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Su aroma a coco inunda mis fosas nasales, mis cadera de mueven algo más rapido ella ahoga un grito de dolor justo cuando siento que comienza a sangrar.
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-¿Paro? -pregunto mientras que mi cuerpo es un cúmulo de sensaciones.
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El placer, la preocupación y la paz que siente mi animal son sentimientos exquisitos. Su piel de porcelana brilla por el sudor pareciendose más a las estrellas y me vengo tan rápido como ella comienza a jadear más y más. Caigo a su lado y la atraigo a mi pecho tras encestar en la papelera el preservativo.
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-¿Estás bien? -pregunto acariciando sus rojizas mejillas.
-Tengo calor. -susurra sonriendo tímida.
-Yo también tengo calor. -susurro haciendo que ría complice.
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El lobo esta relajado, esta loco por ella y tengo miedo ¿y si el mismo lobo que esta loco por ella se atreve a buscarla en la próxima luna llena?...
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[CONTINUARA...]